Así es el sistema de reciclaje de envases de Alemania que quieren copiar ciudades españolas

¿Debería implantarse en España un sistema de retorno de envases de bebidas basado en incentivar la devolución de la botella o brik?

Éste es el debate que se está produciendo en diversas comunidadese autónomas españolas, especialmente en la Comunitat Valenciana, donde quizás más se ha enconado por parte de partidarios y detractores hasta el punto de que se llegó a aprobar un anteproyecto de ley para ponerlo en marcha que, sin embargo, está paralizado por falta de consenso.

También en Baleares, Navarra y Catalunya, donde se llegó a hacer una prueba piloto en Cadaqués, se han interesado seriamente por su puesta en marcha, mientras que el Congreso aprobó recientemente una proposición no de ley para estudiarlo.

Alemania, sin duda una referencia en cuanto a gestión en todos los sentidos, es uno de los 40 países en los que se aplica un sistema de retorno de envases incentivado.

Allí, el debate sobre la conveniencia de su puesta en marcha cobró especial fuerza a mediados de los años 90, cuando el uso de los envases reutilizables, sobre todo de vidrio, comenzó a desplomarse. La normativa aprobada a principios de la década daba la opción de implantarlo si su uso caía por debajo del 72%, algo que no tardaría en suceder. Así, el llamado sistema Pfand (depósito en alemán) se puso en marcha en el año 2003.

14 años después, sigue implantado y funcionando a pleno rendimiento, tal y como ha comprobado in situ eldiario.es, concretamente en Berlín, en cuyas calles es casi imposible encontrar una lata o una botella.

Y es que, con este sistema, cada una de ellas tiene un valor económico. El funcionamiento del Pfand es sencillo. Los supermercados o comercios en los que se venden bebidas aplican un suplemento de entre 8 y 15 céntimos en los envases reutilizables y de 25 céntimos en el caso de los de un solo uso.

Un suplemento que está especificado en la etiqueta del producto y que el consumidor recupera una vez devuelve los envases, bien depositándolos en las máquinas que hay instaladas en los supermercados e hipermercados o bien devolviéndolos en cualquier comercio que los venda.

Jesús lleva 8 años viviendo en la capital germana y asegura que la gente se ha acostumbrado a este sistema: “La mayoría lo ve como algo normal y positivo para el medio ambiente.

Según cuenta, al mismo tiempo “es un incentivo para gente con escasos recursos como estudiantes, inmigrantes con trabajos precarios e incluso personas mayores con pensiones muy bajas que se dedican a buscar y recoger las botellas que quedan en las calles y devolverlas para sacarse unos pequeños ingresos adicionales”.

Ciertamente, parece que los alemanes consideran positivo el sistema. Además de Jesús, tras preguntar a otros cinco ciudadanos, tan solo uno ha puesto reparos.

Es el caso de Robbie, quien acaba de comprar una lata de una bebida energética en una gasolinera: “Es un poco de lío porque hay muchos tipos de envases y bebidas y a mí me da la impresión de que luego se mezclan todos los envases, no acabo de verlo útil, aunque devolveré la lata porque son 25 céntimos que recupero”. La impresión de Robbie sobre el mezclado posterior no se ajusta a la realidad.

Sabine, por contra, es una de las que tiene una visión positiva y destaca “los beneficios para el medio ambiente”, mientras Annie, dependienta del comercio, asegura que no le resulta “incómodo” recoger los envases y que lo considera “muy positivo” porque “las calles están más limpias”.

Desde Deutsche Unwelthilfe, organización que resultó decisiva en la aplicación del Pfand en Alemania, aseguran que el 10% de todos los envases que circulan en el país son de bebidas y que el 99% de los que entran en el sistema de retorno se recuperan.

Pero, ¿a dónde va a parar todo lo que se recoge en comercios y supermercados?

Los envases reutilizables quedan separados en los puntos de venta y las propias productoras, cuando dejan sus productos, se los llevan para rellenarlos.

Por otra parte, la entidad gestora del sistema se encarga de recoger los envases de un solo uso en bolsas precintadas que identifican el punto de recogida mediante códigos de barras, y trasladarlas a los puntos de cuenteo, donde se separan vidrio, latas y plástico para su compactado y posterior reciclado, de alta calidad al no contener impropios.

Según explican responsables de Remondis, una de las empresas gestoras que cuenta con 9 plantas de cuenteo en Alemania, en cada una de sus instalaciones se tratan al mes 5,5 millones de envases.

Una de las cosas que llama la atención es que en Alemania, Cocacola está plenamente integrada en el sistema, con envases tanto reutilizables como de un solo uso.

Sin embargo, en España y concretamente en la Comunitat Valencia, la multinacional se opone frontalmente junto a Ecoembes, la entidad que actualmente gestiona en exclusiva la recogida selectiva de papel y cartón y de envases de plástico a través de puntos verdes (contenedores).

El modelo valenciano

En la Comunitat Valenciana, el llamado Sistema de Depósito Devolución y Retorno (SDDR) establecería el abono de 10 céntimos extra por envase sujeto al plan (latas, plástico y vidrio). Esos 10 céntimos serían reembolsados al consumidor al devolver los envases, en buenas condiciones, a cualquier comercio que lo venda, supermercado o centro comercial. Su implantación se preveía a principios de 2018, pero la oposición frontal de los empresarios, especialmente la patronal de supermercados, ha frenado el proyecto.

La consellera valenciana de Medio Ambiente, Elena Cebriàn, ha comentado que estudiarán implantarlo en algún acto puntual, por ejemplo, una carrera popular, o hacer una prueba piloto en algún municipio para comprobar su aceptación por parte de usuarios y empresarios y que, en todo caso, siempre se buscará el consenso para su puesta en marcha: “El sector empresarial debe estar de acuerdo”, ha recalcado.

Sin embargo, organizaciones como Retorna, integrada por grupos ecologistas y sindicatos, siguen presionando para que el SDDR se ponga en marcha en toda la Comunitat Valenciana. Paradójicamente, se da el caso de que la Conselleria de Medio Ambiente está en manos de Compromís, coalición de la que forma parte el partido ecologista de Verds-Equo.

Por otra parte, el pleno del Congreso dio el visto bueno el pasado mes de junio al sistema de devolución y retorno de envases (SDDR). La medida se presentó como una proposición no de ley (PNL) de Compromís y Unidos Podemos, que contó con el apoyo, entre otros, del PSOE, y con la oposición del PP y Ciudadanos.

Por su parte, Ecoembes, principal detractor del sistema, argumenta su oposición al SSDR en que, según asegura, “es ilegal” puesto que implica la modificación de la ley de residuos, normativa estatal que solo el Gobierno central puede cambiar. Además, cree que implicará un incremento de la cesta de la compra por el mayor coste del sistema.