“A vosaltres, us ha de sobrar sempre
el sol que dureu dins, la dauradura
de l’ànima lluint per vidrieres
i el cor transparentat en tots els llavis
fins ser cançó, troballa i benaurança:
el ben guardat tresor sereu vosaltres“.
Antoni Ferrer. l’Alcudia de Crespins, 1992. Cant Espiritual
El País Valenciano pasa por vicisitudes complejas que necesariamente lo marcan. Los valencianos necesitan información. Más y mejor información. Se la ha proporcionado el encuentro colegiado que ha ocurrido en Dénia del 26 al 28 de octubre en forma de Festival de las Humanidades. En la sede y al amparo de la naviera Baleària. Los valencianos soportan una vida dura y entran en una etapa de involución a cargo de PP y Vox. La oposición, a la izquierda y posibilista perdió las posiciones de los dos Botànic ( 2015-2023) en la Generalitat. La lengua con ser un instrumento que conforma países se queda en bagaje virtual. El País Valenciano es el único donde hablando no se entiende la gente. ¿En realidad qué se defiende? ¿Una lengua compartida y combatida? ¿Una cultura discontinua que languidece entre dos campos de batalla: el castellano y el catalán? ¿Quién se alista en la guerra por hablar? El territorio con mayor vocación europea e internacional vive horas inciertas de tinieblas y retroceso.
Sapere Aude
‘Ameu saviesa i bon saber apres Deu', reza el frontispicio universitario de La Nau. ‘Sapere aude!’ y Dénia se atrevió. De siempre para los intelectuales concienciados el nudo gordiano está en desarrollar una sociedad informada. Por eso apostaron en tiempos liberadores de finales del siglo XX por la Societat Bibliogràfica Valenciana, la Estructura Econòmica del País Valencià, la recuperación de los clásicos, la enciclopedia autóctona que preservara las señas de identidad en doce tomos y 30.000 ejemplares en las estanterías domésticas- Gran Enciclopedia de la Región Valenciana-, el recoleto museo ‘Espai Fuster’ refugio del intelectual valenciano más relevante, natural de Sueca. La casa de Joan Fuster, ahora denigrada por una estocada navajera del conseller-torero, Vicente Barrera y vicepresidente de Carlos Mazón. La venganza es eterna. Las decisiones del Consell son colegiadas y se pagan. Los valencianos constatan la existencia de unos medios de comunicación indefinidos, irrelevantes y escasamente confiables. Pero no se puede poner el foco sólo en la prensa a modo de único responsable informativo.
Formar, ilustrar
En el principio está el sistema educativo que, enfrascado en el dilema de si público o privado, –si en valenciano o en castellano, si idiomas internacionales o locales, si laicos o confesionales–, soslaya el binomio discernir y decidir cuál es el bagaje necesario de conocimiento que precisa un discípulo en su formación, para ejercer de ciudadano el día de mañana. Los antepasados rehuyeron esta responsabilidad y así nos va. En los planes formativos de los últimos cincuenta años no ha preocupado a los políticos de turno, incluidos los gobiernos del Botànic, en los que en vez de avanzar para impedir la vuelta atrás, se ha pasado por alto la básica responsabilidad de ilustrar a los estudiantes que nutrirán la conciencia ciudadana de la próximas generaciones. Y duele la penosa situación de la cultura ahora más recortada, como los cuernos que prefiere el conseller Barrera, el difícil despertar del mundo editorial autóctono, el ocaso de librerías dignas de tal nombre, la desaparición de esforzados kioscos de prensa, talleres de literatura y edición, foros de reflexión y diálogo, ateneos donde aprender a selecionar y leer periódicos digitales y en papel. ¿A nadie preocupan desde el Sènia al Segura y del Mediterráneo a Contreras?.
Los 40 de Dénia
Los más de 40 personajes relevantes del conocimiento que han venido a Dénia han iluminado el camino a seguir por el sendero intelectual. Los ponentes ilustres se han mostrado sorprendidos de la capacidad de convocatoria y organización en trece sesiones de trabajo en 48 horas, donde ha destacado el rigor y la rabiosa actualidad en la amplitud de miras que irradia el foro en el que nadie se sintió extraño. Desde el laureado académico al estudioso retraído. Gentes de todas partes y edades han acudido a Dénia convocados para transmitir sapiencia y empaparse del trasiego de criterios y opiniones. El público asistente, mayoritario y plural, se mostró ávido de conocimiento y se sintió cómodo en un contexto de confraternidad. Se puede plantear la crucial pregunta: ¿Por qué no es posible celebrar en la ciudad de València –la capital– un cónclave de estas características u otros que cubrieran diferentes campos del saber? La respuesta es diáfana: falta generosidad y no hay promotores capaces ni convencidos de que al margen de cuatro tópicos embrutecedores sobre el mundo de las ideas, el diáfano mundo de la cultura es siempre necesario y enriquecedor para los humanos. El País Valenciano soporta la paralización de los resortes culturales y académicos, desde las entidades a las instituciones, donde predomina la incapacidad para el diálogo y la miopía de las facciones políticas ajenas al pensamiento y obsesionadas por los réditos políticos a corto plazo. Muchos centros, institutos, academias, ateneos, círculos y cubículos entre telarañas, para nada. Pesebres estériles de visión y horizonte. De tanto cercenar iniciativas ya ni se atisban los surcos.
Sociedad informada
La clave es la pieza con la que el picapedrero cierra y sostiene el arco de medio punto. La piedra angular en la segunda edición anual del Festival de las Humanidades celebrado en Dénia del 26 al 28 de octubre: la sociedad informada. La lanzó por tres veces seguidas, a modo de consigna evangélica y colofón para su brillante intervención, Antón Costas, catedrático de Política Económica y presidente del Comité Económico y Social de España: la sociedad informada, como única fórmula magistral para afrontar los principales conflictos, consensos y carencias en la sinergia: economía - repercusión social. La ciencia económica, si no planea por la perspectiva social pierde su razón de ser. Se trata de controlar, gestionar y optimizar los recursos, siempre escasos, para solucionar los problemas de la gente a fin de que viva mejor. Ante el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, recién llegado camino de Alicante, al que recibió el presidente de Baleària, Adolfo Utor, en su papel de anfitrión, Costas fue desgranando los retos económicos–deuda, inflación, desafío territorial, intereses al alza– en su trascendencia social –empleo juvenil, umbral de pobreza, vivienda, miseria infantil– al estilo comprometido del que hacía gala el también catedrático y economista, fallecido, carismático y legendario, José Luís Sampedro. Adolfo Utor, presidente de Baleària, en parlamento improvisado destacó el papel de la empresa y la misión del empresario, generadores de riqueza y empleo con el compromiso ineludible de retornar a la sociedad parte de sus ganancias, que permiten a los agentes económicos asegurar la continuidad de la unidad de negocio, atender a los clientes, crecer en puestos de trabajo, el cumplimiento del compromiso con proveedores y la faceta relevante de contribuir al erario público para que el país y sus pobladores progresen y no retrocedan en los bienes y servicios disponibles para afrontar el presente y preservar el futuro.
Ser sin estar
¿Para qué fue Mazón a Dénia en la tarde del 27 de octubre? ¿A ver a Adolfo Utor en tardía inauguración o en adelantada clausura? ¿A tomar el pulso a las jornadas sobre: Crear, Pensar, Imaginar, Convivir? ¿ A incrementar la aportación de la Generalitat para que el programa del Festival de las Humanidades consiga afianzar su éxito y su porvenir? ¿A reconocer y consolidar las relaciones con el Ayuntamiento mecenas de Dénia, presidido por el alcalde socialista: Vicent Grimalt? La sesión a la que asistió Carlos Mazón, durante veinte minutos de reloj, estaba dedicada a analizar las raíces socioeconómicas de un malestar creciente, del que afirmó Antón Costas, que únicamente se puede neutralizar mediante: la sociedad informada. La valenciana, la española en su diversidad y en el contexto comunitario de la Unión Europea, parte fundamental e influyente del mundo en progreso,no sólo económico, sino social ante todo. Humano.
Cuaderno de bitácora
Triunfó Dénia. València, la capital siempre en ciernes, la que a menudo llega tarde, evidenció sus vergüenzas. Cuando no cumples con tu misión, viene otro a ocupar tu espacio. Ante la esterilidad de los tiempos que se imponen para el País Valenciano son necesarias más iniciativas como la de Dénia y su Festival de Humanidades para sobrevivir como pueblo y atisbar signos de esperanza. Anécdota: visitó admirada la sede de Baleària, Sophie Baby, autora de un libro sobre la violencia en la transición española y catedrática de Historia en la Universidad de Borgoña. Prepara otro libro sobre el franquismo. Mostró su extrañeza al ver el llamado Valle de los Caídos en Cuelgamuros. Todavía permanecían custodiados por el Estado español los restos del dictador Franco. Nadie podría imaginar que se ensalzara en mausoleos la figura de otros sátrapas totalitarios en Alemania (Hitler) o en Italia (Mussolini) o el colaboracionista de los nazis, mariscal Petain (sepultado en la minúscula isla de Yeu) en la Francia de Vichy, Mucho menos, custodiado por clérigos y subvencionado con el dinero de los contribuyentes. España profunda en el mundo de los miedos y las incertidumbres. Donde todo acaba y vuelve a comenzar.