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Entrevista

José Luis Rebordinos: “El Festival de San Sebastián es un altavoz, por eso decidimos condenar el genocidio en Gaza”

Javier Zurro

14 de septiembre de 2025 22:04 h

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José Luis Rebordinos, director del Festival de San Sebastián, asegura que no se pone nervioso. No lo estaba cuando le tocó lidiar con la polémica del documental de Jordi Évole en el que se entrevistaba a Josu Ternera, ni cuando asociaciones animalistas le pidieron retirar la película de Albert Serra, que terminó ganando la Concha de Oro. Por qué iba a estarlo en esta edición que, a priori, se presenta más tranquila, con los deberes hechos, y con la sensación de que el Zinemaldia es el único festival que ha condenado el genocidio en Gaza. Aclara que es su comité de dirección quien lo ha hecho, pero aun así el comunicado es una excepción en el panorama festivalero mundial. 

Quizás esté más nervioso porque este es su último año al frente del festival. Como anunció hace tiempo, su intención es acompañar todo el año que viene a quien sea su sustituta —ha remarcado siempre que cree que debería ser una mujer—, pero la decisión la debe tomar el Consejo de Administración, como explica en esta entrevista a pocas jornadas de que dé comienzo esta nueva edición.

¿Cuál diría que es la línea editorial o el tema recurrente de esta edición?

Nosotros intentamos tener una línea, aunque vayamos de un tipo de cine como Núremberg, una película más clásica, al otro lado con una película como la de José Luis Guerín, que es una no ficción. Pero luego hay líneas temáticas que se repiten. Otros años había muchísimas películas de mujeres maltratadas, de abusos sexuales… este año hay mucha película social. Yo creo que tiene que ver con lo mal que está el mundo. Por ejemplo, la película sobre Gaza, que ya en Venecia ha sido un acontecimiento porque delante de nuestros ojos están asesinando a personas humanas. Está Nuestra Tierra, de Lucrecia Martel, sobre el tema indígena y las tierras. Incluso la película de Alberto Rodríguez es una película muy social, una película sobre los perdedores, sobre los que no tienen nada.

Desde fuera se ha tenido la sensación de que los anuncios han llegado tarde, como si hubiera costado cerrar las confirmaciones.

No ha sido querido, pero aunque alguna cosa sí se ha cerrado más tarde, lo que nos lo ha marcado todo es lo tarde que hemos sacado el cartel. Eso nos ha hecho que el comienzo de los anuncios hayan sido a partir de ahí. Eso sí nos ha retrasado mucho.

A la gente desde casa lo que le suele llamar la atención son los rostros populares, las estrellas. A priori parece que en ese sentido es un buen año, ¿cuál es la valoración?

Nosotros siempre buscamos una especie de equilibrio. Intentamos que haya glamour, faltaría más. Le da vida al festival y a la gente le gusta, pero podemos tenerlo hasta donde nos deja el presupuesto y los hoteles. Yo hacía la broma y decía que si a nosotros nos vienen las 14 estrellas que hay un día en Venecia, es que no tenemos donde meterlos. No hay 14 suites para ellos. Es que es así y hay que ser conscientes. Yo creo que tenemos un buen equilibrio. Nosotros nos pegamos por tener a Jennifer Lawrence, pero también a Linklater. Estamos encantados de tener a Colin Farrell, pero también a Claire Denis. Para nosotros los directores también son estrellas. No rechazamos el glamour, todo lo contrario, lo buscamos, pero no es el objetivo número uno.

Ha mencionado a Jennifer Lawrence, es el premio Donostia más joven de la historia del festival. ¿Ha habido debate interno sobre eso? Fuera sí lo ha habido.

Internamente no, y lo solemos tener sobre algunos premios Donostia, pero internamente lo teníamos muy claro. Nos parece una actriz increíble. Creo que ya está en la historia del cine y le quedan muchísimos años de una obra increíble. Con 35 años ha ganado un Oscar, un montón de premios, ha trabajado con directores importantísimos, tiene películas buenísimas y unas interpretaciones que alucinas. Pero lo que más nos atrae de todo eso, es que el público joven está con ella por Los Juegos del Hambre.

Fíjate que es probablemente el premio Donostia que más gente me ha escrito y me ha llamado de sitios de toda España pidiéndome cosas rarísimas. Gente muy joven, adolescentes, diciendo que me van a mandar un dibujo para ella, una carta, o que si podía montarles una cita con ella, que me hacía mucha gracia. Cosas que tienen ese punto de ingenuidad de la adolescencia y de esa pasión que nubla a los fans. En el equipo siempre intentamos varios premios. Este año había un premio Donostia que estaba cerrado en noviembre y se cayó durante el Festival de Cannes. Fíjate la de meses que llevaba confirmado y por temas de rodajes no ha podido ser. Pero hay una cosa que nos preocupa mucho y es atraer al público joven a las salas y aunque no lo parezca, aquí se nota. Siempre tenemos muchas cosas mezcladas en la programación para ellos

El otro premio Donostia, a Esther García, es el primero para una productora, ¿es una reivindicación de ciertas labores que no suelen estar reconocidas con este premio?

Sí. A mí me gustan las puertas abiertas, y creo que esto abre una puerta, como ya la abrimos cuando bajamos la edad de los premios Donostia a otro perfil. Este premio dice que no solo tienen que ser actores o directores. Los premios Donostia pueden ser perfectamente otras profesiones. Pero es que Esther García es una mujer clave en la historia del cine español. Por todo lo que ha hecho con El Deseo, pero también por todas las coproducciones del propio Deseo con directores como Szifrón, como Martel. Y luego es una mujer maravillosa. Es un premio que voy a disfrutar mucho.

Hay un tema pendiente en los festivales, y es cómo hacer que esas clases sociales más desposeídas, esos que viven en los márgenes de la sociedad, puedan contar sus historias con una cámara.

Hay seis directoras en competición por la Concha de Oro. Son cifras mejores que las de hace años, pero tengo la sensación de que nos hemos olvidado de este tema.

Sí que es un debate que vamos un poco olvidando igual con demasiada facilidad, pero que tiene que ver con que realmente vemos muchas más películas hechas por mujeres interesantes. Lo notamos. Yo en 14 años noto que vemos mucho más, y de hecho las cifras son mejores. También tenemos la impresión, y tal vez esto sea un error porque nunca hay que bajar la guardia, de que ya estamos en el camino. Prácticamente todos los países civilizados apoyan desde la base la producción de películas que tienen mujeres en sus equipos. Y hay algo muy claro, si las mujeres pueden llegar al cine, habrá tantas películas de mujeres como de hombres. El camino está abierto. Yo creo que en diez o 15 años probablemente esto sea una polémica bastante olvidada. 

Sin embargo, yo creo que hay otros temas, como por ejemplo el acceso al cine de las clases sociales más bajas que creo que hay que tener en cuenta en los festivales. Tú ves, por ejemplo, Ciudad sin sueño, que me parece excelente y que está hecha en la Cañada Real por alguien que conoce bien la Cañada Real. Y lo hace de una forma muy respetuosa, pero a mí me gustaría ver una película sobre la Cañada Real hecha por los que viven dentro. Que pudieran tener una cámara y la posibilidad de contar su historia. Igual con más torpeza, obviamente, pero con esa verdad que solo puede dar el que está dentro de esa situación. Hay un tema pendiente en los festivales, y es cómo hacer que esas clases sociales más desposeídas, esos que viven en los márgenes de la sociedad, puedan contar sus historias con una cámara.

El genocidio en Gaza ha marcado a los festivales de cine este año. San Sebastián se ha posicionado, algo que no había hecho ni Cannes ni Venecia, ¿por qué se ha hecho?, ¿ha costado tomar esa decisión?

Es importante decir que el Festival solo se puede definir por su consejo de administración. Es una sociedad anónima. Es el Comité de dirección del Festival de Cine el que ha emitido este comunicado y sí lo teníamos claro. Llega un momento en el que ves la película palestina que va a estar en perlas, estás viendo lo que está pasando… y sabes que eres un altavoz, pequeñito o grande, pero eres un altavoz. Entonces decidimos mostrar claramente cuál es nuestra posición. Estamos contra todos aquellos que cometen violencia contra gente civil. Igual que condenamos el atentado de Hamás, condenamos el genocidio, pero con una diferencia clave, comparar la capacidad de asesinar de Hamás con la capacidad de asesinar del gobierno de Netanyahu es como un chiste macabro. Teníamos claro hacerlo por dos razones. Primero, porque creíamos que teníamos que sumarnos a esa ola que tiene que ser cada vez mayor, exigiendo de alguna forma a las autoridades europeas que hay que parar ese genocidio y llegamos tarde.

Por otro lado, porque también hay que tener en cuenta que en el festival hay 250 películas. A mí me gustaría que el tema de Gaza esté donde tenga que estar. Y que quien quiera manifestarse lo haga libremente. Pero yo quiero que el resto de películas puedan proyectarse con normalidad. Ya hemos hecho un comunicado. Habrá una película que supongo que se va a convertir en un gran plebiscito en contra de la política de Netanyahu. Y nos gustaría que se pueda hablar de otros temas también importantes con la película de Lucrecia Martel sobre el asesinato de un líder indígena y el robo de tierras que está ocurriendo en muchos sitios de América Latina; o con la película de Assayas, que muestra realmente la cara de Putin, que en el fondo es un dictador y un asesino.

Vivimos una época en la que todo el mundo se tiene que definir. Todo el mundo tiene que tener una opinión y una opinión exacta. Oiga, es que igual no es tan fácil.

Hay dos películas en Perlas que distribuye Mubi, que ha sido señalada por tener vínculos con un fondo de inversión que apoya a una empresa armamentística israelí, ¿ha habido debate, qué posición tiene el festival?

No, la verdad es que no lo ha habido. No lo ha habido porque es un tema que nos ha llegado también muy tarde. Estamos contra el que pague armas para asesinar a ciudadanos. Pero son temas complejos. Nosotros estamos en contra del bloqueo cultural, de censurar o no poner películas israelíes. Pensamos que las películas hablan por sí mismo. Además, ¿dónde pones el límite? Si no ponemos rusas o israelíes… ¿No ponemos de EEUU o de China? Nosotros juzgamos películas. Obviamente no vamos a poner ninguna película que defienda el genocidio de Gaza o que defienda a Putin, o que defienda la dictadura china. Pero sí vamos a poner películas de esos países que hablan a veces críticamente contra sus gobiernos o que hablan de otros temas que les interesan.

A veces nos piden que pidamos a un equipo de una película rusa que haga un manifiesto en contra de Putin. Yo no puedo pedir a nadie eso porque no sé cuál es la situación ni las consecuencias que puede tener. Es muy fácil desde aquí pedir a la gente que haga declaraciones. Y esto me recuerda un poco a la época del franquismo. El certificado de penales. Tienes que demostrar que estás limpio. Cuando empezamos a hacer actos de fe esto se complica mucho, ¿quiénes ponen los límites?, ¿quiénes dicen qué es lo que entra y lo que no entra? Por eso nosotros juzgamos películas.

Si alguien se manifiesta a favor del genocidio en Gaza de nuestros invitados, nosotros contestaremos y diremos que estamos en total desacuerdo. Y volveremos a condenar esto. Pero nosotros no vamos a exigirle nada a nadie. Vivimos una época en la que todo el mundo se tiene que definir. Todo el mundo tiene que tener una opinión y una opinión exacta. Oiga, es que igual no es tan fácil.

Han seleccionado la película de Joaquim Lafosse. Hace algo más de un año un artículo de Libération desvelaba sus comportamientos tóxicos en los rodajes, especialmente hacia las mujeres, ¿cómo se ha decidido que esté?, ¿se ha hablado con el equipo de la película previamente?

Sí. Él reconoce haber tenido comportamientos muy malos con mujeres en sus rodajes. De hecho, nos consta que se ha puesto en contacto con ellas y está hablando con ellas. Él pidió perdón y está con tratamiento psicológico. Para hacer esta película se ha creado toda una especie de sistema para que todo fuera bien y fuera controlable. Él tiene problemas, él lo reconoce y él intenta poner los elementos necesarios para que no haya problemas. Lo que sí te puedo asegurar es que nos hemos reunido con el productor, con parte del equipo y todo el mundo dice que el rodaje fue perfecto, que no hubo ningún problema. Pero yo voy más lejos, aunque sea polémico, ¿y si hubo problemas? Probablemente él tendría que ser juzgado por lo que haya hecho, pero la película seguirá siendo la misma. ¿Entonces, qué hacemos?, ¿cómo han hecho en EEUU censurar las novelas de Mark Twain porque dicen que son racistas? Oiga, la novela sigue siendo la misma.

No sé cuál era la catadura moral del señor Mark Twain, pero las películas, las novelas, son las mismas. ¿Qué hacemos? ¿Nos cargamos las obras de arte? Creo que a estas alturas hay más que datos comprobados de cuál es su actitud con las actrices en los rodajes. Sus películas siguen siendo las mismas. Tal vez en su época tenía que haber tenido unas consecuencias. Me dan mucho miedo estos tiempos. Sobre todo porque hay gente que se arroga ser la conciencia moral de la sociedad. Y luego hay otra cosa. Últimamente me sorprende lo bueno que es todo el mundo. Nadie ha cometido errores. ¡Con qué contundencia la gente vierte juicios morales en las redes! Yo igual he sido mucho peor persona, pero no me atrevo a juzgar con la alegría que se juzga a gente. Ya sé que a veces es difícil llevar a alguien ante un tribunal. Ya sé que a veces, aunque sea culpable, puede salir libre, pero es que la solución que tenemos es la ley. No hay otra.

Pero podrían buscarse otras soluciones, por ejemplo seleccionar la película pero no invitar al director si se hubiera vuelto a comportar mal.

Sí. No se nos ha dado ese caso así. Pero es que mientras no haya una causa legal… mira el caso de Ciro Guerra. Se le acusaba de un montón de cosas. Está totalmente cancelado. Cuando él ha contraatacado, todas las denuncias han desaparecido. ¿Quién tenía razón? ¿Qué datos tengo yo para juzgar? ¿Hasta dónde ha llegado eso? Es muy complejo que tú te conviertas en censor y decidas que alguien no es bien recibido. 

Claro, por eso se lo pregunto.

Yo siempre digo lo mismo. No soy policía para investigar, ni juez para juzgar.

Este año, eso sí, no hay ni película de toros ni de ETA, así que parece que no habrá polémica.

Bueno, de toros está la serie de Paco Plaza, pero no sale ninguna plaza de toros.

¿Le hace estar más tranquilo?

Yo suelo estar tranquilo. Nosotros probablemente nos equivocaremos muchas veces. Muchas veces tenemos que tomar decisiones y ya ves sobre qué temas tan complejos. Nosotros lo que intentamos es ser coherentes. Cuando el año que viene deje la edición del festival nadie podrá decir que no he sido coherente, sobre que hemos acertado o no eso habrá unos que pensarán que sí y otros que no. A toro pasado sé que me he equivocado en cosas, pero otras no lo sabré. Pero las cosas a veces no son sí o no.

Ha mencionado ese último año, ¿está más claro cómo va a ser ese periodo de transición hacia la nueva persona que se ponga al frente?, ¿se ha hablado ya con el Consejo de Administración?

El Consejo de Administración tiene que elegir el sucesor o sucesora y yo espero que sea a partir de octubre, porque a mí me gustaría, y lo he pedido, que la persona que sea elegida me acompañe durante todo el año. Así que será un año especial y diferente, eso seguro.