Cuando la cineasta Kaouther Ben Hania escuchó el audio en el que Hind Rajab, la niña palestina de cinco años asesinada a tiros por el ejército israelí, pedía ayuda a la Media Luna Roja, sintió “una sensación de impotencia” que le hizo dejar cualquier proyecto que tuviera entre manos y pensar qué podía hacer ella. “Soy cineasta, así que lo que podía hacer era una película, así es como podía devolverle la dignidad y la memoria a esta niña. Podemos decir que todo empezó con esta sensación de impotencia”, cuenta Ben Hania, que ha visto cómo ese filme, La voz de Hind, se ha convertido en un emblema contra el genocidio en Gaza.
Lo hizo desde que su primer pase cortara la respiración en el festival de Venecia. La propuesta de Ben Hania, que utiliza el audio de la llamada real de Hind Rajab y recrea la labor de los trabajadores que intentaron salvarla, provocó la ovación más larga de la historia del certamen. La película acabó ganando el León de Plata. Poco después, fue elegida por Túnez para representar al país por el Oscar a la Mejor película internacional y se presentaba en el Festival de San Sebastián, donde lograba la nota más alta de la historia del premio del público del Zinemaldia.
La cineasta no se lo esperaba. Sí que confiaba en “una reacción emotiva porque sabía que la película es muy emocionante y muy fuerte”, pero no todo lo que ha pasado. No que la gente estuviera 24 minutos en pie en señal de condena a las atrocidades cometidas por Israel. Por eso se siente abrumada, pero también sabe que para ella “el éxito es que la película se distribuya en todo el mundo”.
Por eso le gustaría que, en algún momento, se estrene en Gaza, pero sabe que ahora mismo es imposible. “Quisiera mostrarle la película a la madre de Hind Rajab, pero no es posible”, confiesa y aclara que, sin embargo, no plantea proyectar el filme en Israel: “No lo haré. Para mí eso sería normalizar la ocupación, y tengo una postura muy clara al respecto. El día en que mi película pueda verse en Gaza, quizás entonces la situación haya cambiado tanto que también pueda proyectarla en Israel”.
Una de las críticas que los detractores de la película han lanzado sobre ella es la posible “inmoralidad” de usar la voz de la niña con fines dramáticos. Kauother Ben Hania se muestra tajante ante esa acusación. Primero, asegura que “si la madre de Hind hubiera dicho que no se hiciera, se hubiera detenido”. Después, plantea qué otra opción había: “¿Contratar a una actriz y que se aprendiera lo que dijo ella para suprimir su voz? Cuando escuché la grabación, lo primero que hice fue llamar a su madre. Estaba de luto, y lo primero que me dijo fue: ‘Quiero que se escuche la voz de mi hija’. Así que, para mí, era una obligación moral honrar su voz; no suprimirla, sino reconocerla. Queremos que su voz resuene en todo el mundo porque nos recuerda cómo le fallamos a Gaza. A los niños de Gaza”. Prueba de su compromiso es que la voz de Hind Rajab no ha sido doblada a ningún idioma, mientras que la del resto de personajes sí, la de la niña se mantiene original, inalterable.
Por eso se revuelve cuando le dicen que ha hecho una película de “propaganda”. “No sé qué director lo dijo, pero me pareció brillante, dijo que cualquier película es la propaganda de su director, porque cuando cuentas una película no eres imparcial. Eliges un punto de vista. Una sola historia. Eliges conectar con este personaje. Así que, sí, esta película es propaganda para la memoria de Gaza”, zanja sin dudarlo un solo segundo.
Se nota que Kaouther Ben Hania ha tenido que lidiar con muchas personas que ponen en entredicho su compromiso, esos que dicen que cualquier película con un tema social es ‘pornografía de la miseria’ y otros tantos lugares comunes. Para ella no hay duda, “lo que pasa en Gaza supera la imaginación y aun así hay gente que todavía cree que es mentira”. Con su película pide un cambio, pide “que paren los muertos, pero sigue sin hacerse nada”.
Cualquier película es la propaganda de su director, porque cuando cuentas una película no eres imparcial. Así que sí, esta película es propaganda para la memoria de Gaza
En su apoyo han salido una lista de nombres con los que no contaba. Estrellas como Brad Pitt, Joaquin Phoenix, Rooney Mara o Alfonso Cuarón, que han decidido posicionarse en una industria como Hollywood, donde la presencia de magnates sionistas ha hecho que el mundo del cine tardara en alzar la voz. Ellos lo han hecho colocándose como productores ejecutivos. Una figura que no implica que hayan financiado el filme, pero sí que “apoyan la película”.
Ese apoyo ha sido para ella una sorpresa que “superó las expectativas”. “Nunca pensé que nombres que todos conocemos apoyaran esta película. Pero durante el proceso de edición, una vez que nos gustó el montaje que teníamos invitamos a profesionales de la industria para obtener comentarios y, una vez que la vieron, quisieron apoyarla. Creo que es algo maravilloso para la película, porque necesita apoyo. Tiene que ser... bueno, la voz de Hind Rajab tiene que ser escuchada. Y esos increíbles actores y directores están aquí para apoyar la película. Estoy muy agradecido por ello”, dice emocionada.
Se lo piensa un poco antes de decirlo. Y subraya que duda si debería hacerlo, pero cuenta que varios de ellos están recibiendo mails con insultos. “Mis productores han recibido miles y miles de correos electrónicos diciendo que no deberían hacer esta película. Mails que son propaganda sionista llamándoles antisemitas por hacerla. Y ya han empezado a enviárselos a Brad Pitt, al abogado de Joaquin Phoenix, a su agente, a todos… Y no paran”, explica. A pesar de todo se niega a rendirse. A creer que hay que resignarse a que nada cambie. “Tengo esperanza”, dice, aunque no puede evitar poner una postilla final: “Vivimos en un mundo loco, pero espero que sí, que haya un cambio”.