València, 28 dic (EFE).- Que los menores accedan al porno “es tan fácil que espanta”, afirma el profesor de Filosofía Enric Senabre, quien cree que la manera de combatirlo es hablar sin miedo y “de manera atrevida” en casa o en clase para explicarles “las mentiras” de esos vídeos que muchas veces les llegan sin buscarlos.
Con ese objetivo acaba de publicar '¿Porno? Lo que la pantalla no te cuenta (del sexo)' (Andana editorial), dirigido a chavales de 10 a 14 años, un relato corto de ficción que parte del convencimiento, según explica a EFE, de que no tiene “ningún sentido ocultar o negar” el porno y es preferible anticiparse o acompañarles en su primer contacto con él.
Contacto temprano con el porno
“Los estudios demoscópicos hablan de que entre los 8 y los 12 años un 40 % de los chavales ya han visto porno en algún momento”, indica Senabre, quien alerta de que se trata de mentes que no tienen formación suficiente en sexualidad como para saber que el porno es “exagerado, manipulado, distorsionado, muy violento y muy machista”.
El libro lo protagonizan unos escolares que, en pleno momento de cambio por la pubertad y del despertar de la curiosidad sexual, descubren el porno a través de sus móviles y lo afrontan de distinta manera: unos creen que es un modelo a imitar y se enganchan a verlo, otros intuyen que no es sexo saludable y prefieren alejarse.
Al final de cada capítulo se propone una reflexión, sobre cuestiones como la adicción que puede generar el porno, la necesidad de recurrir a fuentes fiables, como los padres, los profesores, la familia o un adulto de confianza cuando se tienen dudas sexuales, o qué hacer si se reciben imágenes sexuales, y se ha creado también una guía didáctica para profesores y familias.
El porno lo van a buscar o les va a encontrar
Para este divulgador de la educación afectiva y sexual, el libro puede ser una oportunidad para atreverse a hablar con los preadolescentes sobre el porno, porque se lo van a encontrar, lo van a buscar o les va a encontrar a ellos, y si tienen una “vacunación previa” entenderán que es ficción y una representación “poco respetuosa” de la sexualidad.
“Hoy en día no necesariamente el menor va a buscar el porno: por ejemplo está jugando a un juego y le salta un anuncio, o está en TikTok y le aparece un vídeo un poco excesivo”, destaca Senabre, quien indica que no deberían verlos porque no son contenidos adecuados para su edad, pero “es muy difícil ponerle puertas a internet”.
En su opinión, la única manera de combatir el porno es con educación sexual, que empiece además desde una edad temprana, pues si un preadolescente ve porno pero tiene una buena educación sexual entenderá que es “un cosa exagerada y distorsionada”, pero sin ella ese será su primer contacto con el sexo, lo cual es “peligroso”.
Este libro “educa en la sexualidad”, destaca el autor, quien considera que hay que explicar “lo buena que puede ser la sexualidad bien practicada” y defiende que “no hay que mirar hacia otro lado”, sino afrontarla de cara y “naturalizar” ese tipo de conversaciones desde una edad temprana, pues habitualmente “siempre se llega tarde”.