Música brasileña, new age y derechos civiles indígenas: 'Outro Tempo'

Cuando John Gómez nació en 1981, Brasil bailaba al ritmo de Rita Lee, Roupa Nova y Pepeu Gomes. Un vistazo a la lista de éxitos de aquel año no deja lugar a dudas sobre los gustos mayoritarios de los brasileños, que pronto se inclinaron por el rock y el pop nacional de vertiente nuevaolera.

Pero si hablamos con cualquier conocedor de música brasileira lo más probable es que obvie la mayoría de hits que dieron aquellos artistas de los ochenta. Es tal el background e historia de la música del país del Amazonas, que si hay que destacar algún momento siempre miraremos hacia los años de esplendor de la bossa, la MPB, la samba o el tropicalismo. Nunca a lo que sucedió en un periodo tan oscuro y de transición como fue el de la apertura política de los años ochenta.

“En 1985 el país regresaba a la democracia tras 21 años de dictadura militar. Es un momento especialmente difícil porque aquel enemigo común que había servido como elemento unificador había desaparecido. Pero esto va a ayudar a que algunos músicos puedan reescribir su identidad”, explica Gómez, autor de Outro Tempo: Electronic And Contemporary Music From Brazil 1978-1992, un recopilatorio editado por el sello de Amsterdam Music from Memory y que el propio Gómez presentará este domingo en La Casa Encendida de Madrid. Una obra singular que pone en valor la música que se realizó con cajas de ritmos y sintetizadores en esos años. Sonidos ambient y new age que bebían de la tradición musical indígena.

Javi Bayo, uno de los coleccionistas más respetados del panorama madrileño y creador de otro recopilatorio de referencia, Fetén: Rare Jazz Recordings From Spain 1961-1974, editado por Vampisoul en 2012, destaca que “musicalmente ha sido el descubrimiento de una escena nueva, unos sonidos inesperados procedentes de un contexto habitualmente asociado a otras músicas”. El pinchadiscos santanderino también valora que aparezcan trabajos de estas características, cuando parece que ya se ha explorado cada época y cada esquina del planeta.

“No creo que el disco hable de escena”, puntualiza Ignasi Molina, estrecho colaborador de la tienda Discos Paradiso, punto caliente del mercado musical de la ciudad condal. “Se trata de una construcción contemporánea mirando al pasado. Esto se ha hecho mucho en los últimos años, y no es para nada malo. Pero se debe discernir entre explicar una escena, donde hay gentes que coinciden en un cierto espacio con intereses relacionados, y contextualizar o relacionar sonidos”, concluye.

“Visionario de la música brasileña”

Gómez dedicó tres semanas a recorrer los tres epicentros discográficos de Brasil: Sao Paulo, Rio de Janeiro y Belo Horizonte. Con un tocadiscos portátil fue buscando y escuchando aquellos discos que tenían unas texturas similares. Material que en la mayoría de los casos no era valorado, ni tenido en cuenta, en las tiendas que visitaba. “Buscaba los descartes. Aquella música que se encontraba al final de los cajones de discos o que tenían escondida en armarios sin darle ninguna valor”, apunta sobre la confección de un trabajo elaborado con música olvidada y que le llevo terminar mas de año y medio.

Aunque el compilador, nacido en Madrid y residente en Londres, de padre español y madre inglesa, con un doctorado en literatura modernista por Cambridge, tampoco quiere hablar en términos de descubrimiento: “Esta música ya existía y ha tenido una vida muy rica. Lo que intento hacer es crear un contexto para que tenga una vida nueva”. Una forma de dar una segunda oportunidad a estos discos.

Sobre esta cuestión también plantea algunos interrogantes Breixo Martínez, más conocido como Abu Sou, otro digger de reconocido prestigio: “Tenemos que ser muy conscientes, como blancos y europeos, de la diferente repercusión que un sonido y su exoticidad pueden tener en nosotros respecto a ese público local que parece 'dormido' en cuanto al conocimiento de sus tesoros nacionales”.

El Dj gallego, presentador de Canela en Surco, el programa de radio de referencia en nuestro país si queremos hablar de coleccionismo, incide en la dificultad de valorar estas canciones desde el exterior. “Está claro que esos discos de los que se nutre la recopilación eran descartes o totalmente desconocidos para la mayoría de nosotros por estas latitudes, pero por ejemplo en los créditos de varias canciones aparecen músicos de mucho prestigio en Brasil como Egberto Gismonti, con lo que me parece arriesgado calcular ese 'pequeño' alcance que nosotros pensamos que tuvieron”.

Gómez no oculta el papel vertebrador de una figura como Gismonti, “un visionario dentro de la música brasileña”, según sus propias palabras. Outro Tempo incluye hasta cuatro producciones de Carmo, el sello que Gismonti utilizó como plataforma para publicar y producir a otros artistas. El compositor fluminense es una de los nombres imprescindibles si queremos conocer algunos de los trabajos más relevantes dentro de estos sonidos, que ponen un pie en el pop conceptual y en la música de vanguardia, pero que también miran a sus propias raíces.

“A medida que el país se abrió políticamente, diferentes fuerzas comenzaron a conformar los marcos conceptuales y musicales de su música”, escribe Gómez en las notas interiores del doble vinilo. “Al no estar sujetos a la censura, los artistas establecieron nuevas formas de relacionar su música con cuestiones de identidad nacional. Además de una recesión económica, había una creciente preocupación internacional por la deforestación de la selva amazónica y la difícil situación de sus poblaciones indígenas”.

Outro Tempo y la sociedad brasileña

Este tipo de cuestiones, cada vez más visibles en el plano internacional, van a permitir a muchos de los músicos incluidos en Outro Tempo tomar conciencia de aspectos que hasta ese momento no habían valorado. Tampoco el pueblo brasileño. No es hasta 1988 cuando por fin se recogen los derechos constitucionales de los pueblos indígenas. Entre los que destacan el reconocimiento de que los nativos amazónicos fueron los primeros pobladores de Brasil.

“Músicos como Ermel, Gismonti y Marlui Miranda fueron a la Amazonía para estudiar formas de música indígena, y el grupo instrumental Uakti elaboró instrumentos que evocaban los sonidos de la selva tropical y sus habitantes”, continúa Gomez. La manera de plantear el disco es sobresaliente porque va mucho más allá de lo estrictamente musical. Outro Tempo es un tratado sobre cómo se relacionó la sociedad brasileña y sus músicos, a través de la última tecnología disponible, con su más oculto folklore. Sirva como ejemplo la colaboración incluida en el disco entre Uakti y Maria Rita, que dedican uno de sus cánticos a las voces perdidas de la tribu Kamaiurá, cuya población era de 467 miembros en 2011.

La compilación también ha servido para revalorizar los discos incluidos en ella, además de poner el acento en unas sonoridades que hasta época reciente no habían sido objeto de atención. Music From Memory está siendo uno de los mejores escaparates para mostrar el enorme atractivo de estos autores. Molina, que también está en vías de inaugurar un sello propio de reediciones, Urpa i Musell, se atreve a aventurar cuál puede ser el siguiente paso: “Sobre qué se debe reivindicar es difícil de decir. Es interesante, pues, por cuestión temporal, ahora viene la época del CD, sin disco de vinilo en paralelo, y adentrarse en este periodo, con cierta aversión por el formato por parte de coleccionistas y Djs, posiblemente sea una labor especialmente 'difícil'. Me refiero a que para muchos el CD será una barrera para generar curiosidad, quizá”.

De momento, nos quedamos con la colección de Gómez y con la cita de este domingo, donde tendremos ocasión de disfrutar de muchos de estos discos en el último día de la Terraza Magnética, programa comisariado por Andrés Noarbe para La Casa Encendida. Un viaje al corazón del Amazonas.