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Paloma Sánchez-Garnica une el destino de una mujer a los abismos del siglo XX

EFE

Berlín —

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El destino de una mujer se une a los abismos de la segunda mitad del siglo XX en la última novela de Paloma Sánchez-Garnica que se desarrolla en diversos escenarios que van desde la España del franquismo tardío hasta el Berlín dividido por el muro, pasando por el París de mayo del 68.

“La sospecha de Sofía” es el título de la novela, publicada por Planeta, y algunos de sus escenarios berlineses fueron visitados por la autora en compañía de un grupo de periodistas antes de la llegada de la obra a las librerías.

En una entrevista con EFE, Sánchez-Garnica indicó que al comienzo de la escritura todavía no pensaba que sus personajes terminasen recorriendo media Europa.

“Me costó encontrar la historia, lo que me interesaba explorar era la situación de no conocer cuál es el destino del ser ”, explicó.

También quería situar la novela en los años 60 y quería llevar en algún momento a sus personajes al París del 68 pero en la novela ello termina siendo una especie de escala en las idas y venidas entre el Berlín Oriental comunista y el Madrid del franquismo tardío, donde la vida de un matrimonio tradicional se ve sacudida por acontecimientos imprevistos.

“Tuve una experiencia personal que fue pasar el muro en 1989, poco antes de que cayera y vi ese contraste entre dos ciudades, una luminosa y otra completamente gris y eso fue algo que me quedó en la cabeza”, dijo Sánchez-Garnica para explicar lo que la llevó a relacionar el destino de los personajes con ese símbolo de la guerra fría.

Ese contraste, ya imposible de ver en el Berlín actual mientras se recorre el trayecto que antes estaba cubierto por el muro, lo siente y lo expresa también en la novela Daniel Sandoval cuando pasa del oeste al este de la ciudad, con el deseo de conocer a su madre biológica, y se encuentra con un mundo al que nunca había creído llegar.

A ese mundo pertenecía el espionaje constante del estado a sus propios ciudadanos, a través de la temida Stasi, los guardias armados a lo largo del muro con orden de disparar contra quien intentase abandonar la ciudad hacia el oeste y todos aquellos que murieron por los disparos en su intento de fuga.

La novela empieza con una alusión a uno de los fallecidos del muro, Peter Fechter, que murió a tiros el 17 de agosto de 1962, casi exactamente un año después de la construcción, y a los 18 años de edad.

“Peter Fechter no fue el primero que murió tratando de pasar a Berlín Occidental pero fue el primero que murió tratando de saltar el muro”, dijo Paloma Sánchez Garnica, junto a la columna que recuerda su muerte.

El monumento está en la Zimmerstrasse, cerca del antiguo paso fronterizo de Checkpoint Charlie en donde el recuerdo del muro ya es poco más que una atracción para turistas.

“El sólo quería la libertad”, dice en la columna que recuerda a Peter Fechter.

Ese mundo es en el que muere Fechter y en el que muchos de los personajes de “La sospecha de Sofía” sufren traiciones y decepciones.

Para conocer ese mundo, al que la llevaron sus personajes, Paloma Sánchez-Garnica recurrió a distintas fuentes, desde películas como “La vida de los otros” hasta informes históricos pasando por novelas diversas. Lo que no logró fue hablar con alguien con hubiera sido informante de la STASI.

“Me dijeron que era imposible encontrar a alguien que reconociera haber sido informante de la STASI”, explicó.

Los motivos de los informantes, capaces de traicionar a su propia familia como ocurre en la novela, eran diversos. Algunos lo hacían por convicción pero otros, y eso es lo que ocurre en “La sospecha de Sofía”, lo hacían por presiones externas y por chantajes a los que no podían resistirse.

Eso lo que le ocurre a Klaus Zaisser, uno de los personajes centrales de la novela, que termina convirtiéndose en agente de la STASI tras fracasar en su intento de huir de Berlín Oriental.

Su huida frustrada, con su mujer Hannah y su hija Jessie, se produce en la Bernauerstrasse, donde hoy está el principal centro de documentación sobre el muro. Y al final su destino se junta con el de Daniel Sandoval y Sofía.

En el contraste entre el franquismo tardío y la RDA el lector puede tener la impresión de que el franquismo sale mejor librado lo que, sin embargo, tiene su explicación.

“Si el franquismo sale mejor librado es que porque está al final y ya hace agua por todas partes. Es una dictadura blanda, ya no es el franquismo de los años 40”, dijo Sánchez-Garnica al ser confrontada con esa impresión.