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Trabajadores del Samur Social de Madrid, en huelga: “¡Ni un niño más en la calle!”

Los trabajadores del Samur Social de Madrid protestan ante la sede del organismo en la capital con pancartas que versan "Servicios sociales públicos de calidad", este lunes

Clara Giménez Lorenzo

“¡Ninguna persona en la calle!”, han coreado este lunes decenas de trabajadores del Samur social concentrados frente a la sede de la entidad, tras iniciar una huelga de 24 horas que coincide con el primer día de la Campaña de Frío. La plantilla del Samur social gestionada por la empresa Grupo 5, compuesta por unas 200 personas, lleva tiempo reivindicando sus condiciones laborales, que definen como “precarias” ante la falta de recursos y la alta demanda de Madrid, agravada tras el aumento de solicitantes de asilo y de personas sin hogar.

“Lo de los solicitantes de asilo ha sido última la gota que ha hecho que se visibilice este servicio y las carencias que tenemos”, señala Azucena Pérez, representante del Comité de Huelga de Grupo 5, empresa que siempre ha ganado las licitaciones del Samur Social. En los últimos meses, decenas de solicitantes han tenido que dormir a las puertas de la entidad o ser acogidos por redes vecinales ante la incapacidad del Samur para dar respuesta a su situación.

Con este paro de 24 horas, que según el Comité de Empresa está siendo secundado por un 99% de la plantilla, los trabajadores reivindican la cobertura del absentismo laboral para garantizar atención, la mejora de las infraestructuras y el compromiso de mejorar los pliegos de condiciones, así como terminar con los “contratos basura”. Azucena Pérez incide en que “es necesario que se replantee el funcionamiento de este servicio”, que no se está adaptando a las necesidades de la ciudad de Madrid. “La saturación viene de antes, el Ministerio no asume su competencia, el Ayuntamiento y la Comunidad también tienen que hacer sus deberes”, recalca Azucena ante una compleja atribución competencial que las entidades siguen sin solucionar mientras decenas de personas duermen a la intemperie. 

La carga mental de dejar a personas en la calle

“Muchos se están cogiendo bajas laborales por esta situación, bajas por depresión, estrés...que luego además no se cubren”, afirman Pedro Alarcón y Óliver, miembros de la plantilla gestionada por Grupo 5. “La gente lo ve un día, nosotros lo vemos ocho horas diarias, siete días a la semana”. No han tenido más remedio que dejar en la calle a “niños y familias que viene de situaciones límites, muy duras”, una realidad que está afectando mentalmente a unos trabajadores que, denuncian, ni siquiera cuentan con un psicólogo de empresa.

Recuerdan que no solo tratan con solicitantes de asilo, abarcan cualquier tipo de emergencia social, lo que implica “personas sin hogar, inmigración, violencia de género o familias desahuciadas”. Ver una situación límite y carecer de recursos para dar respuesta está minando psicológicamente a estos profesionales. “Estás aquí ocho horas y bajas 15 veces a decir a 15 familias con menores que tienen un que dormir en la calle, un día tras otro”, denuncia Óliver. “A ver quién aguanta eso”.

Administraciones que no dan respuesta

El sistema de asilo y refugio depende de los ministerios de Trabajo y de Interior. Sin embargo, la primera atención es proporcionada por entidades como el Samur Social, en el caso de Madrid, un servicio municipal que a su vez está externalizado casi en su totalidad, pues solo una pequeña parte de trabajadores del Samur son funcionarios públicos.

“Antes pedíamos la municipalización del servicio, ya ni eso”, dicen los empleados de Grupo 5. Es la plantilla de Grupo 5 quien se encarga de atender las emergencias hasta que los solicitantes de asilo reciban una respuesta a su petición, la cual se puede demorar durante varios meses, según denunciaron hace diez días una treintena de solicitantes ante Ayuntamiento y Trabajo. 

Por el momento, la principal respuesta por parte del Ministerio de Trabajo ha sido aceptar dos centros de los siete que proponía ceder el Consistorio: solo se ha abierto uno de ellos, en Cercedilla, gestionado por Cruz Roja y cuyas plazas se cubrieron rápidamente. “Todo lo que el resto de Administraciones no asume acaba en la puerta del Samur social”, denuncia Azucena. “Atendemos a todas las personas por igual dando toda la información posible, porque recursos no tenemos”. Recuerda que habilitar unos pocos espacios “es insuficiente, esto tiene que ser más a lo grande, la emergencia es más que abrir un centro”.

“¡Ni un niño más en la calle!” era una de las consignas más coreadas esta mañana por de los trabajadores, que coinciden en lo duro que resulta “no ser capaces de dar respuesta a las personas vulnerables”. Junto al piquete informativo y a las puertas de la entidad, descansaban un par de maletas y mantas pertenecientes a personas que aún no tienen donde dormir, una imagen que lleva repitiéndose durante meses.

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