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El Fiscal pide la retirada del pasaporte para el expresidente de Abengoa

Felipe Benjumea y Sánchez Ortega, en una imagen de archivo.

Antonio M. Vélez

El Fiscal de la Audiencia Nacional José Perals ha pedido este martes la retirada del pasaporte y la comparecencia cada quince días en sede judicial del expresidente de Abengoa Felipe Benjumea, en el marco de la causa que instruye la audiencia contra el empresario andaluz y su antiguo número dos, Manuel Sánchez Ortega, tras la demanda de un grupo de bonistas.

Según ha explicado el abogado Felipe Izquierdo, durante su declaración ante la titular del Juzgado Central de Instrucción número 3, Carmen Lamela, el expresidente de Abengoa ha sostenido que la compañía “no tiene ningún problema, excepto de liquidez”, y ha calificado de “normal” el desplome bursátil de la compañía, que presentó la declaración de preconcurso de acreedores (el paso previo a la antigua suspensión de pagos) el pasado 26 de noviembre.

Benjumea, que ha llegado a la Audiencia a las 9 de la mañana (estaba citado a las 9:30 horas) ha insistido en culpar, según Izquierdo, a la reforma eléctrica del Gobierno de Mariano Rajoy de los problemas de Abengoa.

Por su parte, Manuel Sánchez Ortega ha calificado, según Izquierdo, de “coincidencia” el hecho de que Blackrock, el fondo por el que fichó tras abandonar Abengoa, apostase a la baja por las acciones de la compañía de ingeniería y energías renovables. Sánchez Ortega ha insistido en que su labor actual en esa firma no está ligada con las inversiones en compañías cotizadas, como Abengoa.

Según el abogado, ambos ejecutivos han justificado las millonarias indemnizaciones que cobraron tras su salida de la compañía, que han calificado de práctica habitual en el mercado como medida para retener el “talento” de sus máximos responsables.

Izquierdo ha fijado el próximo 29 de marzo, cuando Abengoa deberá decidir si se acoge definitivamente al que sería el mayor concurso de acreedores de la historia de España, como “fecha clave” para el devenir de Abengoa y sus accionistas, que en cualquier caso, van a sufrir una fuerte “dilución” en sus participaciones.

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