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Los hoteles medicalizados de Madrid, ante el contrato fantasma de Room Mate: “Estamos desconcertados, disgustados y decepcionados”

Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso durante su visita al hotel Room Mate Oscar a finales de abril

Analía Plaza

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“Estamos desconcertados, disgustados y decepcionados. Hay mucho trabajo detrás. Imagínate la cara que se le ha quedado a la gente que ha trabajado de forma voluntaria. Con medio millón, no hubieran tenido que venir así”.

Ana C.G dirige el hotel Crowne Plaza, en el aeropuerto de Barajas de Madrid. El suyo es uno de los 35 establecimientos puestos a la disposición de la Comunidad de Madrid, de los cuales 22 han alojado a personal sanitario y 13 han sido medicalizados para acoger a pacientes. La noticia del supuesto contrato adjudicado a Room Mate por 565.000 euros para la “puesta en marcha y funcionamiento de hoteles como espacios de uso residencial de personas mayores” —que solo duró unas horas en el portal de transparencia y al que la Comunidad denominó un “error” — le sentó como un jarro de agua fría. Su hotel, como el resto de los consultados, no ha cobrado un solo euro por los servicios prestados durante la crisis.

“No hemos recibido nada”, continúa. “El personal ha trabajado de forma altruista. Tendrán que dar explicaciones”.

La secuencia es la siguiente. El 12 de marzo, la Comunidad dijo públicamente que crearía “hoteles medicalizados” para vigilar los casos menos graves. El empresario Kike Sarasola, dueño de Room Mate, publicó inmediatamente un tuit anunciando que ponía a disposición dos de sus hoteles para atender casos. Le siguió Abel Matutes, del grupo Palladium. Al día siguiente, la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM, de la que Room Mate no forma parte) envió un email a todos sus asociados preguntándoles si querían participar en la iniciativa y ponerse al servicio de la región. Otros hoteles que finalmente han entrado en la lista son independientes y fueron contactados directamente por hospitales: no pertenecen ni a Palladium, ni a Room Mate ni a la AEHM.

A diferencia de otras comunidades —como Cataluña, que ha desembolsado 1,3 millones en contratos con hoteles y residencias para pacientes y sanitarios, o País Vasco, que se comprometió a cubrir los costes — Madrid no ha pagado a los hoteles por sus servicios. Ha contratado a empresas de limpieza y cátering para encargarse de esta parte, pero tanto los trabajadores como los suministros han corrido a cuenta de cada establecimiento.

“No hay pago por el uso de los hoteles”, confirman desde la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. “Los servicios van aparte y los paga la Consejería a empresas que no tienen nada que ver con los hoteles”.

“La limpieza la ha hecho Ilunion; los desayunos y cenas también. Las comidas las sirve el catering de José Andrés a través del Ayuntamiento de Madrid”, explica Armando Milán, director del hotel Ciudad de Móstoles, abierto para sanitarios. “Nos han exigido que el personal, alguien de mantenimiento, estuviera aquí. Y luego está el gasto de suministros, aunque el agua la asume el Canal de Isabel II”. Algunas eléctricas, como Naturgy o EDP, se han ofrecido a cubrir los costes. No todos los contratos con Ilunion aparecen aún en el portal de contratación pública de Madrid: solo el adjudicado para servir al hotel Las Provincias en Fuenlabrada, que se medicalizó, por un total de 254.873 euros.

Para los hoteles no ha sido exactamente un problema abrir. Los que estaban en un ERTE (como el Crowne Plaza) han trabajado de forma voluntaria. Los que aún no estaban en un ERTE (como el Ciudad de Móstoles) han mantenido ciertos puestos y pagado nóminas a pérdidas, sin ingresar. “Nosotros estamos encantados de ayudar. Prácticamente nos dijeron que había que hacerlo por la patria, que no pagaban nada”, bromea Milán. “Lo estamos haciendo con cariño y la gente está contenta. Yo no me he limitado a que viniera un cátering, sino que he hablado con otros proveedores para dar más comida. Pero cuando ves que unos les pagan y a otros no... Pues estamos mosqueados”.

Este hotelero calcula que la colaboración le está saliendo a unos 20.000 euros al mes, principalmente destinados a nóminas. “Nos hemos tenido que quedar seis personas”, cuenta. “Tiene que haber alguien de gobernanza y mantenimiento siempre en hotel”.

El problema ni siquiera ha sido solo enterarse de la adjudicación fantasma a Room Mate. Sarasola, que además de haber contribuido con hoteles aloja a Ayuso en dos de sus apartamentos de lujo, defendió en El Mundo que fue “alguna mano negra” la que publicó el contrato de más de medio millón. “Nosotros no hemos recibido, no hemos pedido ni nos han adjudicado nunca ni un solo euro de la administración”, dijo. Sin embargo, antes de que todo eso saltase su empresa sí había recibido tratos de favor.

El vicepresidente de la Comunidad, Ignacio Aguado, visitó uno de los hoteles de Room Mate y publicó un vídeo promocionándolo y diciendo que Sarasola es un “gran empresario con un gran corazón”.

Y no fue el único. El pasado 25 de abril, la presidenta Isabel Díaz Ayuso visitó junto al Pablo Casado otro hotel Room Mate. Pidió una rebaja de impuestos, ayudas al sector y en un vídeo publicado en las redes sociales del partido envió un “abrazo muy fuerte” a Kike Sarasola y a Carlos. “Lo que están haciendo es de una tremenda generosidad”, dijo. “A todos los amigos de Room Mate, a todos sus clientes, a todos los socios, les quiero decir que se recordará siempre cómo estuvieron a la altura de la solidaridad”. En ese mismo acto, Ayuso anunció que instalaría placas conmemorativas en los hoteles que prestaron sus servicios.

“Ese día, Ayuso salió en los medios. Y ya viste en qué hotel estaba”, lamenta la directora del Crowne Plaza. “No estaba aquí y no estaba en el Ciudad de Móstoles, que necesitan más ayuda. Nosotros no tenemos un grupo inversor detrás [Room Mate es propiedad al 30% de Sandra Ortega, la hija de Amancio Ortega], somos familias. Esto ha implicado jornadas maratonianas de trabajo. La comunidad podría haber tenido el detalle de pagar unos 15 euros la noche, como otras han hecho. Y aunque ayer nos quedamos muy disgustados, nos llevamos una experiencia extraordinaria y el haber podido ayudar”.

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