Rusia suspende el envío de gas a Europa a través de Polonia

elDiario.es

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Rusia sigue utilizando la energía como arma. La empresa rusa Gazprom ha decidido dejar de suministrar gas a Europa a través del gasoducto polaco Yamal-Europa, uno de los principales. Lo hace horas después del anuncio de Finlandia de su intención de integrarse en la OTAN y solo unos días después de que el G7 se comprometiese a eliminar la dependencia de la energía rusa en represalia por la guerra. No es la primera vez que Rusia utiliza la energía como elemento de agresión: a finales de abril cortó el suministro de gas a Polonia y Bulgaria por negarse a pagar en rublos en el contexto de la invasión rusa de Ucrania y las sanciones aplicadas por la UE.

Esta nueva decisión, ha explicado la empresa en un comunicado recogido por AFP, “significa la prohibición de usar un gasoducto perteneciente al grupo EuRoPol GAZ para transportar gas ruso vía Polonia”.“ Se ha impuesto una prohibición de transacciones y pagos a favor de personas sujetas a sanciones, lo que significa en particular para Gazprom una prohibición del uso del gasoducto propiedad de EuRoPol GAZ para transportar gas ruso a través de Polonia”. 

Tras la medida de Rusia, el precio del gas en los mercados de futuros, la referencia europea de precios del gas al por mayor, han subido cerca de un 13%, hasta unos 106 euros por megavatio hora, frente a los 90 euros megavatio hora con los que comenzó a cotizar a principio de semana.

Rusia es el primer suministrador de gas de Europa, con una dependencia del 40% del total. El gas ruso llega a Europa a través de tres corredores. El primero desemboca en los países del este atravesando Ucrania, mientras que el segundo, precisamente el que acaba de cerrar Rusia, recorre más de 4.000 kilómetros desde Siberia. Este gasoducto es uno de los que más reservas tiene. El tercero, conocido como corredor báltico, está compuesto por el Nord Stream 1 y el Nord Stream 2. Alemania paralizó la aprobación de este último gasoducto en respuesta a la invasión de Putin. 

Este miércoles el operador del gasoducto ucraniano cerró el flujo de gas de uno de los dos principales gasoductos que llevan el gas ruso a Europa a través del país, alegando la interferencia de las fuerzas de ocupación rusas. Aunque en las últimas semanas había discurrido muy poco gas por el gasoducto Yamal-Europa, se recurre a él cuando aumenta la demanda de gas.

Las consecuencias económicas pueden ser graves para una serie de países europeos. El FMI ya advirtió de que no habrá gas suficiente en Europa para la demanda prevista en el próximo invierno si se corta el suministro de Rusia durante un año como consecuencia de la invasión de Ucrania y las sanciones occidentales. El organismo explicó que sería necesaria “una reducción significativa” del consumo en este escenario extremo y señala a Alemania, Hungría, República Checa y Eslovaquia como los países que sufrirían las mayores restricciones, por su mayor dependencia de las importaciones de gas ruso y la interconexión de sus redes de distribución con el país que preside Vladimir Putin.

El vicecanciller alemán y ministro de Economía, el ecologista Robert Habeck, anunció hace un mes que que su país está a punto de dejar su dependencia del petróleo ruso, sin embargo antes de que empezara la invasión, se estimaba que Alemania importaba de Rusia algo más del 50% del gas que utilizan hogares e industria germanos. Según el ministerio de Habeck, ese porcentaje no se reducirá hasta significar “independencia alemana” hasta bien entrado el 2024.

En teoría, la Unión Europea se está preparando para un corte del gas ruso. “La UE se ha preparado para este escenario”, fue la primera reacción de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tras el corte de gas ruso a Polonia y Bulgaria por negarse a pagar en rublos en el contexto de la invasión rusa de Ucrania y las sanciones aplicadas por la UE.

Entonces, el corte del suministro se consideró como “otra provocación del Kremlin”, según dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen: “No sorprende que nos intente chantajear, y lo hemos estado preparando con los Estados miembros y nuestros socios. La respuesta está siendo inmediata para que tenga el menor menor impacto posible: Polonia y Bulgaria nos han informado de la situación y ya están recibiendo gas de sus vecinos, gracias a la efectividad de las interconexiones y la solidaridad. La Comisión Europea trabajará con los Estados miembros para aplacar las disrupciones”.

Esta situación vuelve a darle aire a una nueva conexión gasística entre España y Francia. La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha señalado recientemente que ve a Francia con voluntad de sacar adelante la tercera interconexión gasista con España, el gasoducto MicCat. “Yo sí creo que habrá un compromiso con Francia distinto” porque, con la guerra en Ucrania, “las circunstancias han cambiado” y “la percepción de riesgos y oportunidades” también.

El proyecto Midcat fue descartado en 2019 por los reguladores de Francia y España por su elevado coste y dudosa rentabilidad. Tras la invasión rusa de Ucrania el Gobierno español se ha abierto a reactivarlo, siempre que lo financie la UE, para la exportación de gas al norte de Europa aprovechando la potente red de regasificadoras del sistema español.

Acuerdo hispano-italiano

Por otro lado, este jueves se ha hecho público que Enagás ha suscrito un memorando de entendimiento con la gasista italiana Snam para explorar la viabilidad técnica del desarrollo de un gasoducto marino entre España y el país transalpino.

“El 11 de mayo, Snam firmó un Memorando de Entendimiento con Enagás para encargar conjuntamente un estudio de viabilidad técnica destinado a la potencial construcción de un gasoducto marino que conectaría España con Italia, que sería beneficioso para seguir diversificando el suministro energético hacia nuestro país y también hacia Europa”, informó la empresa italiana en un documento con motivo de sus resultados del primer trimestre del año.

En una presentación con motivo de los resultados, el consejero delegado de Snam, Stefano Venier, estimó que el proyecto podría tener una capacidad de hasta 30.000 millones de metros cúbicos anuales.

A finales del pasado mes de marzo, el primer ministro italiano, Mario Draghi ya confirmó que en la reunión que mantuvo con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y los mandatarios de Portugal y Grecia ya se puso sobre la mesa este proyecto de un gasoducto entre ambos países.