Oficinas y colegios, los 'puntos calientes' del reciclaje que la sostenibilidad busca conquistar

Azahara García

El reciclaje se ha convertido en un hábito cotidiano para la mayoría de españoles. No en vano, según datos de Ecoembes —la organización que lleva 27 años gestionando el reciclaje en España— en 2024 cada ciudadano depositó más de 21 kilos de envases de plástico, metal y brik en los contenedores amarillos y más de 20 kilos de papel y cartón en los contenedores azules. Unas cifras que evidencian que este hábito sigue creciendo año a año y que los ciudadanos cada vez lo practican más y de una manera más eficiente. 

En ese intento de seguir mejorando en la economía circular, Ecoembes va un paso más allá y busca que el reciclaje no solo se abra paso en los hogares sino también en los centros de trabajo, en colegios, en instalaciones administrativas o en polideportivos, donde la mayoría de las personas pasa una cantidad considerable de tiempo en su día a día. “Los envases no solo se consumen en los domicilios, sino que al final hay otro tipo de envases que se consumen fuera del hogar. Entonces, pensamos que teníamos que llevar o facilitar elementos de recogida separada en todos los sitios donde pudiéramos”, explica Roberto Salvador, responsable de esta iniciativa de Ecoembes, que nació en 2019. 

En estos años, este proyecto se ha ido haciendo cada vez mayor. Solo en el año 2024, más de 1.100 centros de trabajo de todo el país han participado en esta iniciativa, que ha alcanzado a cerca de 80.000 trabajadores. Para cubrir las distintas necesidades de cada centro de trabajo, se han repartido en total casi 10.000 papeleras amarillas —destinadas a los envases de plástico, metal y briks— y azules —para el papel y el cartón—. Y no solo se han apuntado centros de trabajo, 757 centros educativos se han adherido también a este proyecto, haciendo así que 423.000 alumnos hayan visto como sus centros han reforzado su compromiso con la sostenibilidad y han podido contribuir de esta manera a la economía circular. 

Esto favorece que se visibilice el reciclaje desde la infancia, favoreciendo que se cree en los más pequeños este hábito tan importante. “Es una cadena, además de tenerlo en casa, lo tienen los colegios, los institutos y universidades. Desde los más pequeños o jóvenes, es mucho mejor tener este hábito y ver que lo puedes llevar allá donde estés”, asegura Salvador. 

Protocolo fácil y accesible 

¿Y qué tiene que hacer un centro de trabajo, un colegio, una instalación pública para poder participar en esta iniciativa de Ecoembes? “Es muy sencillo. Tenemos habilitado un formulario donde hacemos unas preguntas muy básicas. El nombre de la empresa y sobre todo el número de trabajadores, para poder cuantificar. Y, bueno, si tienen solamente trabajadores propios o si es un edificio público donde hay afluencia de público que pueda asistir a las instalaciones”, señala Salvador. Para ellos también es importante si tienen cerca o de una forma accesible contenedores en la vía pública o si no tienen medios próximos. 

La idea subyacente es que los ciudadanos puedan trasladar los hábitos de circularidad y reciclaje más allá de sus propios hogares y llevarlos a sus centros de trabajo y de ocio. De esta manera se están promocionando conductas respetuosas con el medio ambiente y favorece que las empresas adheridas a este proyecto sean consideradas como sostenibles. 

Pero no solo se trata de hábitos relacionados con el reciclaje. En la práctica, ser un centro de trabajo sostenible implica adoptar hábitos de responsabilidad medioambiental como por ejemplo la disminución del uso de papel, promoviendo que se lleven a cabo las impresiones necesarias en papel reciclado. También se fomenta la reducción de plásticos desechables o de un solo uso, a la vez que se incentiva el uso de utensilios reutilizables, como termos, tazas o cubiertos tradicionales. En el campo del ahorro energético hay medidas muy sencillas que tienen un gran impacto como no olvidar apagar las luces y los equipos informáticos cuando los empleados se marchan y estos ya no están en uso. 

No hay que olvidar tampoco que, por ejemplo, incorporar elementos naturales, como plantas, no solo mejora la calidad del aire, sino que también contribuye a enriquecer el ambiente laboral, ofreciendo además beneficios cognitivos y emocionales para los empleados. También se pueden poner en marcha otra serie de iniciativas como puede ser aprovechar la tecnología existente para favorecer que se produzcan reuniones virtuales que pueden reducir las necesidades de transporte de los empleados, a la vez que se fomenta el uso de vehículos eléctricos. “Hoy por hoy es muy importante que las empresas no hagan solo su actividad, sino que vayan a por el concepto de sostenibilidad, en tener un impacto positivo en el entorno donde desarrollan la actividad. Y al final, los hábitos que tenemos en nuestro día a día, pues podemos desarrollarlos en el trabajo”, sentencia Salvador.