El Arca del Agua, el acueducto medieval de Guadalupe, nuevos detalles en un libro
El libro “El Arca del Agua (s. XIV-XXI): Patrimonio hidráulico de la Puebla de Guadalupe” revela de forma técnica detalles del considerado el acueducto más antiguo en servicio de la Península ibérica, con el apoyo documental de fotografías, láminas, planos y paneles expositivos sobre este bien de interés cultural desde 2017.
Editado por el Ayuntamiento guadalupense y sus autores, los profesores universitarios José Carlos Salcedo y Antonio José Campesino, el volumen estaba previsto presentarlo este jueves en el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos de Cáceres.
Las últimas obras de intervención de 2019 permiten visitas guiadas limitadas, no para turismo de masas, pero sí permiten una accesibilidad a pie o en bicicleta tras incorporar el Arca del Agua como producto patrimonial de Guadalupe, han expuesto en declaraciones a la agencia Efe los autores.
El texto contiene una parte de la labor investigadora de los autores en Guadalupe desde 1988, dentro del equipo del arquitecto cacereño Tomás Civantos, a cuya memoria se dedica el libro.
Para Salcedo la llamada “Arca del Agua” es el principal elemento patrimonial de Guadalupe y el más antiguo, incluso por delante del monasterio propiamente dicho pues hasta finales del siglo XIV el entonces santuario de la Virgen de Guadalupe no se denominó monasterio como tal.
Además, se mantiene en servicio desde el siglo XIV de forma ininterrumpida hasta la actualidad este acueducto que, aunque no tiene la parte más visible, la arquería, cuenta con el resto de elementos propios.
Más de 6 kilómetros
Desde la captación de agua en minas, en su nacimiento en el paraje de los Hoyicios, en plena sierra de las Villuercas, hasta las fuentes de la puebla, esta obra hidráulica cuenta con una conducción de agua de 6,4 kilómetros.
Así, ha explicado Salcedo, atraviesa una montaña para hacer un trasvase y que el agua llegue a la cuenca del pueblo, la red de distribución en Guadalupe, con las fuentes como parte más aparente.
“Guadalupe y el Monasterio están en otra cuenca distinta al nacimiento, no llegaría el agua, lo que hicieron los primeros rectores del Santuario de Guadalupe fue perforar una montaña para hacer posible el trasvase y que llegara esa cantidad de agua”, ha expuesto.
La última intervención, en 2019 y merecedora del Premio de Urbanismo y Ordenación del Territorio de Extremadura 2021, costó unos 50.000 euros al Ayuntamiento, con participación de la Diputación de Cáceres, y consistió en mejorar la conservación estructural de elementos como la restauración del decantador, además de dotarla de accesibilidad, con la iluminación de algunas partes.
“Se han limpiado arquetas, caños cerámicos y el resto de elementos visibles se han musealizado”, ha asegurado Salcedo.
De esta forma se consigue que “en medio de la nada, de repente te aparece una puerta de acero envejecido que te atraviesa una montaña, está cerrada pero puedes verla”.
Actualmente existe un segundo proyecto de intervención en este recurso, sobre la mesa de la Dirección General de Turismo, pendiente de la formación del gobierno regional.
“La Administración conoce perfectamente cuál es su estado, a través de los estudios, y lo lógico es que se hagan más intervenciones”, como en la galería de Cerro Horadado que, con 180 metros de longitud para atravesar una montaña, tiene tramos peligrosos, ha apuntado el autor.
“No hay núcleo en Extremadura, con 1.700 habitantes, de ese tamaño y ni de otro, que pueda atesorar un currículum igual; cuando a todo ese patrimonio, al que añades el Arca del Agua, lo pones el mercado convirtiéndolo de recurso en producto potencias el destino”, ha señalado por su parte Campesino.
A su juicio, ahora falta llevar a cabo un plan especial de protección del conjunto histórico, de gestión del Monasterio, exigido por la UNESCO, y “poner al día” los documentos de planeamiento y protección del paisaje y patrimonio cultural.
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