La cultura del agua de Valverde de Burguillos, Bien de Interés Cultural
El Diario Oficial de Extremadura (DOE) ha publicado la resolución por la que incoa expediente para la declaración como Bien de Interés Cultural de ‘La cultura del agua’ de Valverde de Burguillos, en la categoría de Bien de Interés Etnológico.
Se trata de un conjunto de fuentes, pilares, albercas, un molino y una conducción hidráulica que son la seña de identidad de la localidad, y que tienen gran interés arquitectónico y social.
La Ley 2/1999 de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura reconoce el ‘Patrimonio Etnológico’ y los lugares de interés etnológico, que son los espacios naturales, construcciones o instalaciones industriales vinculadas a formas de vida, cultura y actividades tradicionales del pueblo extremeño, tales como antiguos almacenes, fábricas, elementos distintivos como chimeneas, silos, puentes, molinos.
Arquitectura tradiconal
En el caso de Valverde de Burguillos, se trata de varios elementos de arquitectura tradicional relacionados con la cultura del agua que se sitúa dentro del casco urbano y en su entorno inmediato.
Se reconoce su valor material, la importancia de estos elementos de sociabilización de la población, por lo que poseen un gran valor simbólico. Por estas razones el patrimonio debe conservarse y protegerse para su legado, en las mejores condiciones, a las generaciones futuras.
El conjunto de bienes protegidos que conforman esta cultura del agua está formado por la fuente abrevadero de ‘El Pilar’; la fuente lavadero ‘El Charco’; el Aljibe ‘Fuente Nueva’; ‘La Presa’ y la senda peatonal sobre el antiguo canal que conduce a la fábrica electro harinera san Luis; la fuente abrevadero ‘El Pocito’; la fuente lavadero ‘La Reina’: la alberca número 1; la alberca número 2 y el molino ‘del Najarrillo’.
El informe en el que se basa este inicio de expediente para la declaración como BIC de ‘La Cultura del Agua’ de Valverde de Burgillos reconoce estos elementos como arquitectura de corte vernáculo o tradicional.
Destaca que se hace uso de los materiales del entorno, adaptándose al mismo sin causar impacto en la arquitectura convencional, reconociendo, finalmente, la importancia de revalorizar estos elementos “no sólo por la necesidad de conocer la realidad socioeconómica de un período histórico reciente, sino para aprender de ella de cara a los problemas actuales para el logro de sistemas de producción y modelos arquitectónicos sostenibles”.
