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Los carteles antitaurinos, censurados en A Coruña

Uno de los carteles censurados en A Coruña

Miguel Pardo

Los carteles publicitarios antitaurinos son vetados en A Coruña. Eso es lo que denuncian la plataforma Galicia Mellor Sen Touradas (GMST), la Asociación Animalista Libera y la Fondation Franz Weber, que advierten de que la empresa concesionaria de diferentes soportes de márketing de la ciudad, Mugasa, acaba de censurar la campaña que estas tres organizaciones iban a poner en marcha en los próximos días a través de la colocación de diferentes carteles.

“No tenemos derecho a contratar vallas publicitarios”, se quejan las organizaciones, que aseguran que Mugasa argumentó que “no quería inmiscuirse en temas sociales” para vetar los carteles en los que, por ejemplo, se puede leer A Coruña por la abolición. Las corridas de todos no son bien de interés cultural. Las agrupaciones han mostrado su “irritación”, pero la Fundación Franz Weber fue más allá al denunciar que se censura “la actividad de una organización colaboradora de Unesco”, ya que la fundación suiza “trabaja en materia de conservación de la biodiversidad en diferentes países del mundo”.

Además, el portavoz de GMST, Rubén Pérez, califica la actitud de Mugasa como “muy desafortunada” y recuerda que esta empresa sí permite la instalación de toda clase de publicidad de corte político y que se está discriminando el 73% de los coruñeses y coruñesas que rechazan la celebración de festejos taurinos en la ciudad y que cada año cuentan con aportaciones municipales“.

“La censura es especialmente exacerbada ya que esta campaña impulsada por los tres colectivos abolicionistas había sido financiada gracias al mecenazgo colectivo, donde participaron 109 donantes anónimos”, insisten las agrupaciones, que advierten que estos fondos serán reconducidos a otros soportes publicitarios que no censuraron la actividad ni las reivindicaciones contra lo uso de fondos públicos en espectáculos crueles con los animales.

“La actitud de la empresa encargada de colocar los soportes recuerda tiempos que parecían olvidados, cuando los censores decidían qué podía o no emitirse, decirse o publicitarse”, denuncia Rubén Pérez, que cree que estas actitudes actúan como un “somnífero de acción colectiva”.

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