Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El gran dilema de Sánchez. Por Esther Palomera
De Vox a Manos Limpias: una década de querellas como arma política
OPINIÓN | 'España es una serie'. Por Antón Losada

¡Nos la sopla!

El presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda (izquierda), y el de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonès

25

Yo no sé si los sesudos estrategas del PP han reparado en que en los ayuntamientos gallegos sólo gobiernan a 600.000 personas. Casi siempre, por cierto, en pueblos pequeños de las provincias del interior, para fijar un estereotipo. Quiérese decir que hay más o menos dos millones de gallegos que viven en el barullo. Alegremente. Así, como quien no quiere la cosa.

O les gobierna el PSdeG, generalmente votado por el BNG, o les gobierna el BNG, generalmente votado por el PSdeG. Aunque eso no lo agota todo: hay otros barullos menores, muy exitosos, algunos desde tiempo inmemorial, así sea Terra Galega en Narón o Alternativa dos Veciños en Oleiros.

Por no hablar del barullo de Ourense. De Ourense Concello y de Ourense Diputación. Ese es un barullo muy barullo en el que está metido, de hoz y coz, el PP. De Jácome se puede decir cualquier cosa, pero que se distinga por estar callado, no. Sólo con ver los videos que se gasta Jácome, flipas. En Ourense siempre hay barullo. Ya con Baltar había barullo a chorros. Barullo de trombón, de hecho. A Terra da Chispa. Puede que la chispa llegue a la Xunta.

Así que amenazar con el barullo a una gente que, de hecho, vive en el barullo, parece ocioso.

Y ¿qué pasa con la amnistía como principal problema político de Galicia? No se me ocurre cómo decirlo, sin que resulte malsonante, porque la expresión apropiada es: nos la sopla. Que nos la sople no quiere decir nada. Sólo significa que nos la sopla. Que no somos lo bastante tontos o lo bastante listos como para entender que la amnistía tenga que ser el problema a discutir en unas elecciones en Galicia, habiendo tantas cosas por aquí de las que hablar. Que sé yo, minucias: la sanidad, la educación, la industria o que hacemos con la energía de los molinos de viento o los jóvenes formados que se nos van. Gilipolleces, pensará nuestro estratega de guardia: a los gallegos lo que les tiene que preocupar es la amnistía. Por cojones.

Yo no recuerdo ninguna elección en Galicia que se hubiese celebrado tocando en exclusiva música madrileña. No digo que no se pueda tocar. Pero dudo de que tenga éxito. Los señores y las señoras en el Casino es muy probable que estén alteradas con Sánchez y con Puigdemont, pero el Casino no es Galicia.

A mí se me ocurre pensar que una campaña que deliberadamente se niega a hablar de los problemas de Galicia y que intenta echar humo y confusión sobre la acción del gobierno gallego echando mano de ETA, Bildu, ERC, el sanchismo, Cataluña y etcétera, es una campaña perdedora pensada por un meritorio nada prometedor. Pero ¿que sé yo?

En El Mundo nos explicaron, al comienzo de la campaña que “Rueda es más de tomar cervezas y Feijóo, de café”. Desde la debacle, parece que el hombre se ha echado al café también, y además en cantidades copiosas. Por toneladas. Antes parecía que había dos campañas, la tranquila-presidencial y la histérico-compulsiva. La primera era la columna vertebral del paseo triunfal y la segunda le daba color al ambiente con sus hipérboles metanólicas.

Pero el debate y la súbita aparición de Ana Pontón como estrella rutilante les ha desconcertado. Tampoco Xosé Ramón Besteiro, que parece un tipo amable, de esos que te invita a comer en casa un asado, encaja en el perfil de golpista. Da la sensación de que no esperaban este escenario y de que no saben qué hacer. Y lo que se les ha ocurrido es apostar todo al dos. A las hipérboles metanólicas. Y si cuela, cuela.

Yo, si fuese ellos, no las tendría todas conmigo. Pero, ¿que sé yo?.

Etiquetas
stats