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Pagos 'wearables': el reloj inteligente será la tarjeta del futuro (no muy lejano)
Aunque todo suene realmente novedoso o incluso futurista, los ‘wearables’ se encuentran ya ante su segunda oportunidad de conquistar el mercado de los pagos móviles. Ya en 2011, el americano US Bank lanzó junto a MasterCard una peculiar pulsera en la que se podían almacenar datos médicos y que, además, permitía hacer compras gracias a la tecnología RFID, basada en radiofrecuencia.
El producto no tuvo éxito y ahora, cuatro años después, la apuesta de las grandes tecnológicas por los ‘wearables’ como medio de pago parece poner a los relojes inteligentes y compañía ante un momento decisivo.
Según un reciente estudio de la consultora Tractica, el volumen de transacciones realizadas a través de este tipo de dispositivos móviles está a punto de dar su gran salto: se prevé que pase de los 3.000 millones de dólares (más de 2.500 millones de euros) del presente año a los más de 500.000 millones de dólares (cerca de 450.000 millones de euros) en 2020.
Así, la mayor parte de las empresas tienen ya argumentos más que suficientes para aceptar pagos desde ‘wearables’. El informe de Tractica pronostica que, en poco tiempo, supondrán el 20% de las transacciones que se hagan con dispositivos móviles.
Ese podría ser solo el comienzo. Sin lugar a dudas, que Apple Pay - la plataforma de pagos móviles de la compañía de Cupertino - esté presente en el reloj inteligente de la manzana mordida, y que Samsung haya anunciado el lanzamiento un servicio similar en colaboración con MasterCard y Visa, podrían ser noticias que supongan el empujón definitivo.
Comodidad y ‘big data’
Más allá de las previsiones y los datos, las empresas deben empezar a plantearse cuáles son las principales ventajas de aceptar pagos móviles con ‘wearables’.
Por una parte, la más obvia es la facilidad con la que los consumidores podrán pagar sus compras. Desde MasterCard, por ejemplo, explican que la compañía está al tanto de los últimos ‘gadgets’ – incluyendo ‘wearables’ - para trabajar con ellos y atraer clientes fieles.
Sin lugar a dudas, el hecho de que un cliente no tenga que sacar su cartera ni su móvil hace que el proceso de compra sea mucho más sencillo (y que, además, el consumidor tenga menos constancia de que está pagando). Tal y como explica la vicepresidenta de innovación de la financiera estadounidense Capital One, Angie Moody, los ‘wearables’ permiten “reinventar la forma en la que los consumidores interactúan con dinero en sus asuntos diarios”.
Por otro lado, las grandes compañías muestran su entusiasmo ante la gran cantidad de datos que pueden recoger los ‘wearables’ en relación con los pagos: dónde, cómo, cuándo y por qué se hacen. Será útil tanto para que los usuarios conozcan sus propias conductas como para las empresas, que sabrán a qué clientes dirigirse y cómo hacerlo.
Mucho más que grandes tecnológicas
Si bien es cierto que los productos de Apple y Samsung pueden hacer que tanto los ‘wearables’ en sí como los pagos realizados con un simple gesto de muñeca sean aceptados por los usuarios, estas grandes tecnológicas no son las únicas que luchan ya por un trozo del pastel.
De hecho, una de las dificultades que deberá superar esta forma de pago es, precisamente, la diversidad de formatos. Tecnologías como NFC, RFID, POS e incluso los códigos QR lucharán por hacerse con una industria en la que están intentando entrar todo tipo de empresas.
En la lista no solo hay compañías dedicadas a la tecnología: el fabricante suizo de relojes Swatch se ha aliado con la financiera china UnionPay para que su primer ‘smartwatch’ sirva para hacer pagos; la británica Barclays ha lanzado bPay, su propia banda inteligente e incluso Disney ha creado su propio ‘wearable’, MagicBand, para pagar en sus parques temáticos y hoteles.
Todos están tratando de poner sus fichas en el tablero de los ‘wearables’, especialmente las compañías financieras. De hecho, aunque a día de hoy podría parecer que los bancos no necesitan aplicaciones específicas para pagos móviles debido a la escasa aceptación de estos dispositivos, lo cierto es que las predicciones señalan en la dirección opuesta: según un estudio de Juniper Research, en 2017 se superarán los 100 millones de unidades, lo que supondría un crecimiento del 400%.
Puede que el plástico siga siendo la forma de pago predilecta para los que huyen del efectivo, pero la progresión de los ‘wearables’ parece estar dejando claro que los pagos desde la muñeca tendrán mucho que decir en un futuro próximo, algo que las compañías no deberían perder nunca de vista.
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Las imágenes son propiedad de Apple Pay y Wikipedia
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