La portada de mañana
Acceder
Esperanza Aguirre, la ideóloga de un modelo sanitario que hace negocio
El PP usa el “sentido común” para disfrazar su renovado negacionismo climático
OPINIÓN | 'Privatizacionitis sanitaria: causas, síntomas, tratamiento', por Isaac Rosa

Entrevista

Carlos Ares, artista: “Para un músico es difícil encontrar su identidad”

Carlos Ares (La Coruña, 1997) es una de las revelaciones de la escena española. Su primer trabajo, ‘Peregrino’ (2024), ya fue una llamada de atención para el público y la prensa especializada y en estos momentos está de gira con su segundo trabajo ‘La Boca del Lobo’, que ha salido a la luz este año. Tiene programados alrededor de 30 conciertos por toda la geografía española. Este músico prematuro, compositor y productor ha sido este verano el invitado sorpresa del Sonorama, en Aranda de Duero, o lo que es lo mismo: la apuesta del festival arandino por el artista más destacado de la temporada, después de su gran éxito también en otros festivales como La Mar de Músicas, en Cartagena. Un sonido con sello propio que se mueve entre el folk, el indie, el pop y la vanguardia, con peso en las letras, las cuerdas y un tratamiento singular de la voz. El día 4 de octubre estará con su grupo en la quinta edición boutique del Sonorama Goes to Ibiza. 

¿Cómo se encuentra después del éxito en Aranda de Duero? 

Muy bien, concentrado siempre en seguir haciendo mi trabajo. Todavía nos quedan unas cuantas fechas para terminar la gira de este año y, en paralelo, trabajando en cosas nuevas para publicar en algún momento. 

¿Cuándo empezó en el mundo de la música?

Con nueve o diez años hice mi primera pieza. Era una especie de estudio para piano y luego, con 12 años, empecé a escribir letras y a animarme a cantar porque veía la reacción de mi familia y mis amigos, que eran los primeros que me escucharon. Para ellos era una sorpresa, era bonita y era honesta, ¿no? Entonces ahí dije: pues a lo mejor se me da bien… Y ya con 15 o 16 años lo formalicé. Escribí mi primer repertorio amplio de canciones, empecé a hacer mis primeros conciertos y de ahí hasta hoy. 

Y, ¿qué conserva de entonces? Vamos, de hace una década…

El pianista y el batería que llevo en la gira actual son los que tocaban conmigo cuando yo tenía 15 años. Luego ha habido incorporaciones y gente que han ido apareciendo a lo largo del camino, pero he sido bastante de apostar por la gente que estuvo por mí desde un inicio y, siempre que he podido mantenerlos conmigo, pues lo he hecho. 

Su primer disco, ‘Peregrino’ (2024), fue autoproducido y tuvo mucho éxito. ¿Cómo lo hizo?

Yo no tenía discográfica. Lo financié trabajando en proyectos de otros, como productor y como compositor, que ha sido mi empleo durante muchos años; así me he ganado la vida. Con ese sueldo me pagaba los videoclips, me pagaba las promociones, le pagábamos el sueldo a los músicos. O sea, que realmente fue todo una autoproducción independiente, como las de antes. 

Todavía no ha llegado a la treintena y ya lleva más de 10 años en el mundo de la música en activo. ¿Cuál es su formación?

Previamente a entrar en el Conservatorio para hacer la carrera de piano estudié con un par de profesores particulares. Luego, ya cuando tuve la edad, me metieron en el Conservatorio, estudié ahí hasta 4º o 5º del grado profesional. Posteriormente, continué con otros estudios, consideré que debía cambiar un poco lo que era mi calendario de actividades extraescolares. Quería orientarme más a la composición de música que yo quería hacer. Y ahí me metí en clases de guitarra, clases de armonía moderna… Seguí estudiando piano, pero ya orientado a otro mundo. 

¿Considera que los conservatorios tendrían que ampliar su abanico musical y no centrarse solo en el clásico? 

Esto es un tema que puede ser polémico. Yo considero que se podría ofrecer una mayor apertura. Pero, al mismo tiempo, quizás, la finalidad del conservatorio sea precisamente conservar la música clásica y la tradición, ¿no? Entonces, pedirle a un organismo que se modernice cuando su intención o su naturaleza es la de conservar lo clásico, pues, a lo mejor, es un poco contradictorio. Si estamos hablando de una escuela de música es algo diferente a un conservatorio, pues entonces ahí sí que considero que debería haber toda la variedad posible y toda la amalgama de músicas, de movimientos y estar más actualizado. Pero, bueno, en el caso de un conservatorio, sinceramente, no lo sé. 

Usted es coruñés y mucha gente que lo admira asegura que se ve en su música.

Yo nunca pretendí hacer algo gallego per se. Mi intención no era hacer fusión con música gallega, sino hacer música que llevara mi identidad como persona, que es algo muy difícil para un músico, digamos que es el objetivo de un músico. Y, al final, mi identidad está muy marcada. Quizás mi raíz gallega es algo inherente a mí y era inevitable que se percibiera también en mi música. 

¿Cuál es su intención cuando compone? ¿Piensa en algún género concreto? Se habla de su música como pop vanguardista con una mirada folk; así lo describieron cuando ganó el MIN (premios de la música independiente) al mejor álbum de pop por ‘Peregrino’.

No sé lo que me sale, pero no tiene tanta premeditación en cuanto a género. Yo hago la música que se me da bien hacer. Y esta música resulta ser una fusión del mundo orgánico con mucha influencia de todo lo que venga siendo instrumentos de cuerda rasgada como bla guitarra, que al final es lo que yo sé tocar. Y la vanguardia es porque al final yo bebo de toda la nueva ola de artistas, de todo el nuevo mundo, de lo alternativo que es lo que a mí me interesa y es lo que yo quiero también ofrecer de alguna forma; lo experimental, lo novedoso y lo fresco. Al final, pues, resulta la música que está saliendo en estos últimos discos, pero sin una premeditación o una pretensión de decir quiero hacer música folk por equis motivo. No. Ha sido un resultado espontáneo que forma parte de una búsqueda y que es mi sonido.

¿Quiénes son los músicos que le acompañan en la banda?

Tengo a seis músicos, digamos de la alineación original, porque también tengo a otros que han venido a muchos conciertos este año en sustitución de alguno de los músicos originales, pero los principales son: en el teclado, Sergio Delgado, que es el padre del batería, Cristian Delgado, Micaela Vázquez, que es la violinista, Tony Fino, que es el bajista, y Marcos Cao y Begood, que son coristas y guitarras que me acompañan y que cantan y tocan conmigo en primera fila. 

En cuanto a su trabajo como productor, ¿qué proyectos ha llevado a cabo?

Trabajo para todo tipo de músicos o artistas. Me han contratado para géneros muy dispares o para proyectos de distinto carácter. Y siempre me he sentido capaz. Me siento bastante camaleónico a la hora de producir o de componer.

Me siento bastante camaleónico a la hora de producir o de componer

Algunos de los proyectos de este tipo en los que ha colaborado y de los que se sienta especialmente satisfecho…

El que hice con Marcos Cao, que es el líder de La Sonrisa de Julia, pero en aquel momento tenía un proyecto independiente como cantante solista. Esto me hizo conocerle en persona, enamorarme de él como persona, convertirnos en amigos y, más tarde, proponerle formar parte de mi banda. Era un álbum de música, no sé cómo llamarlo, pop, indie alternativo... También he trabajado en el último disco de Paula Cendejas, que se llama 'Tsunami', que es una música quizás más vanguardista, más fusionada con el mundo electrónico, con las programaciones, que también me interesan y me divierten mucho, con una producción vocal mucho más compleja, más loca. Creo que la producción vocal es un poco, quizás, lo que le da más personalidad a mis trabajos como productor, porque es donde más me divierto. Pero, bueno, son ejemplos de dos trabajos muy diferentes. Para que entiendas un poco hasta dónde llega mi factor camaleónico. 

Dicen que es usted un perfeccionista. ¿Qué ha supuesto este verano, esta temporada, para usted, con solo dos trabajos?

Está siendo muy bonito, pero también estoy muy concentrado en hacer mi trabajo, que es básicamente seguir haciendo canciones. Arte con el que yo esté satisfecho. Y pensando en las siguientes fechas en ir ofreciendo cada vez un show más completo. A medida que vamos teniendo más recursos y más capacidades podemos aprovecharlos para ofrecer nuevas cosas al público. 

Al final es un trabajo parecido a cuando estás en una especie de trance o de estado meditativo. Estás concentrado en una cosa y lo que sucede alrededor va cambiando, pero en realidad tú sigues un poco en la misma burbuja, ¿no? Creo que es emocionante, por supuesto, ver a un público cada vez mayor y cada vez más entregado con las canciones en los directos. Pero, al margen de eso, mi vida sigue siendo la misma. Yo vuelvo a casa, me pongo a trabajar en mis cosas, vuelvo a Galicia, estoy con mi familia. No cambia demasiado. Quizás soy yo, intentando que no cambie demasiado. 

Al final es un trabajo parecido a cuando estás en una especie de trance o de estado meditativo. Estás concentrado en una cosa y lo que sucede alrededor va cambiando, pero en realidad tú sigues un poco en la misma burbuja

¿Conoce Balears? ¿Qué vamos a ver en Eivissa? 

Sí, sí. Fui dos veces o tres. Estuve en Mallorca, Eivissa y Formentera. Me falta Menorca. Conozco un poco el ambiente. Pero esta será la primera vez que toque allí, en concreto en Eivissa. Vamos con todo el equipo. Los siete magníficos con ganas de ofrecer un show muy dinámico, muy interactivo, con ganas de conectar con la gente. Será el 4 de octubre en la edición ibicenca del Sonorama Ribera que tendrá lugar en el escenario Venice Bay en el Hotel Paradiso de Sant Antoni de Portmany, donde tocarán también Travis Birds y Santero y los Muchachos, entre otros.