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Gaza se hunde en el horror mientras los israelíes se dividen entre quienes piden la vuelta de los rehenes o derrocar a Hamás

Ana Garralda

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Sin un plan claro para el día después en Gaza y con la mirada puesta en las crecientes hostilidades en su frontera con el Líbano, el gabinete de guerra de Benjamín Netanyahu se queda sin tiempo para alcanzar su anunciada “victoria total” sobre Hamás a cuatro meses del inicio de la ofensiva en la Franja. Con Yahya Sinwar, el principal líder de Hamás en la Franja y objetivo número uno de las Fuerzas de Defensa de Israel, huido, y cerca de la mitad de los operativos de la milicia aún activos, especialmente desde la vasta red de túneles que Israel intenta desmantelar, la paciencia de los israelíes se agota.

A pesar de la feroz represión policial contra quienes disienten, sigue aumentando el número de asistentes a las manifestaciones semanales que tienen lugar en ciudades como Tel Aviv o Jerusalén. “120 días bajo tierra sin oxígeno. ¡Sin el regreso de los rehenes, ni un solo ciudadano de Israel está protegido!” o “Elecciones, ¡ya!” son algunos de los mensajes que pudieron leerse en las protesta del pasado fin de semana.

Una venganza letal 

Mientras tanto en Gaza no hay debate posible, solo la mera supervivencia para los casi dos millones de desplazados (cerca del 75% de la población) que luchan a diario con dos únicos objetivos: no morir durante uno de los ataques que el ejército israelí efectúa en distintos puntos del territorio (especialmente en el sur), y tener algo que comer o beber.

Según los últimos datos publicados por el ministerio de Salud de la Franja, bajo el control de Hamás, al menos 27.585 palestinos, la mayoría civiles, han fallecido desde que el pasado 7 de octubre Israel iniciase su peor ofensiva contra el enclave costero tras el ataque perpetrado por Hamás contra las comunidades del sur Israel, reclamada como parte de la “Palestina histórica”.  

Ese día, en el que 1.200 israelíes murieron y 253 (israelíes y de otras nacionalidades) fueron secuestrados, el ejecutivo de Benjamín Netanyahu prometió destruir a Hamás y eliminar cualquier resquicio de su poder en Gaza. Cuatro meses después continúa sin lograrlo, mientras al menos 32 de los 136 rehenes que Hamás mantendría secuestrados dentro de la Franja ya habrían muerto, según ha revelado este martes el periódico The New York Times citando fuentes del Ejército.

La noticia, que hasta ahora no ha sido reproducida por los diarios locales israelíes, podría volver a poner en jaque al gobierno de Benjamín Netanyahu. Si en la encuesta publicada a mediados del mes de enero por el Centro Viterbi para la Investigación de Políticas y Opinión Pública, adscrito al prestigioso Instituto de Democracia de Israel, una mayoría de israelíes se oponía a un acuerdo para la liberación de rehenes a cambio de la excarcelación de los palestinos presos y el cese de la ofensiva en Gaza (tal y como exige Hamás), hoy ese porcentaje ya se ha reducido. 

En la última muestra recogida por el principal centro de estudios en el sondeo de indicadores sociales, un 47% de los ciudadanos judíos cree que liberar a los rehenes debería ser el objetivo principal del gobierno frente a un 42% que afirma priorizar el derrocamiento de Hamás. Entre los árabes israelíes, el 69% opina que devolver a casa a los secuestrados debería ser la prioridad, frente a una pequeña minoría (8%) que prima acabar con Hamás. Otro 23% de ellos dice no saber qué responder. 

El Ejército, número uno en apoyos

Preguntados por “la guerra”, que ya supera los 120 días, la mayoría de los encuestados respondió en el anterior muestreo de mediados de enero que la ofensiva continuaría durante varios meses, siendo nuevamente las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) la institución más valorada. Un 88% de los israelíes judíos de todos los grupos políticos y demográficos evaluaron positivamente el desempeño del Ejército durante la actual ofensiva, frente a un 43% de árabe israelíes que se mostraron en desacuerdo con su actuación. 

Su valoración, en cambio, cayó en picado (hasta el 14%) en lo que respecta a la acción de gobierno del gabinete de guerra liderado por el actual primer ministro Benjamín Netanyahu frente a un 46% de judíos israelíes que afirmaron tener una opinión positiva, especialmente entre quienes se sitúan en el campo de la derecha.

En el contexto del feroz debate público que existe en Israel sobre esta cuestión cuando los investigadores del Centro Viterbi preguntaron sobre si había llegado el momento de investigar tanto en el ámbito político como en el militar los acontecimientos que siguieron al ataque de Hamás del 7 de octubre, y un 46% de los encuestados afirmó que debía iniciarse una investigación oficial. El porcentaje ascendió hasta el 72% en el caso de la población árabe del país. 

La cuestión es peliaguda entre la opinión pública de Israel una vez que un informe policial preliminar, citado por el diario Haaretz el pasado mes de noviembre, junto con los testimonios de varios supervivientes, apuntan a que algunos de los heridos o fallecidos en el ataque iniciado por Hamás el 7 de octubre murieron por fuego procedente de helicópteros y tanques del Ejército. Una acusación que sus portavoces desmintieron y que es imposible de contrastar en cuanto que la Unidad de Censura Militar, dependiente del departamento de inteligencia de las FDI, envió una carta ya en octubre a los medios de comunicación imponiéndoles restricciones en la publicación o difusión de cualquier noticia o vídeo que, según su criterio, pudiera “erosionar la Seguridad Nacional”. 

Netanyahu suspende y Gantz despunta

Con respecto a confianza depositada en el actual primer ministro, Netanyahu sigue cayendo en picado frente a la creciente popularidad de su antiguo rival político y líder del partido de centro-derecha Unidad Nacional, Benny Gantz. 

Según otro sondeo realizado este mes por el canal 13 de televisión, de celebrarse hoy elecciones en Israel, el Likud de Benjamín Netanyahu perdería la mitad de los escaños que atesora actualmente (32) en el Parlamento israelí (Knéset). Por el contrario, su ministro de Defensa, Benny Gantz, obtendría con su formación 37 frente a los 12 conseguidos en los últimos comicios, lo que impediría a Netanyahu revalidar su actual coalición de gobierno con socios ultraderechistas y ultraortodoxos, con quienes acumula 64 de los 120 asientos que alberga la cámara. 

Con el paso de las semanas la popularidad de quien ha ostentado el cargo de primer ministro durante más tiempo en la historia de Israel no hace sino descender por lo que muchos israelíes consideran una gestión fallida de la ofensiva sobre la Franja de Gaza y, sobre todo, por su reticencia inicial a negociar un acuerdo para liberar a los 132 rehenes que aún continúan (no todos vivos) en el devastado enclave costero.

Una evasiva de la que se desmarcó su rival, Benny Gantz, quien ha prometido a las familias de los secuestrados que el gobierno “sabrá tomar decisiones difíciles si hay una oferta real (de Hamás) sobre la mesa”. “Devolver a los rehenes no es sólo un objetivo prioritario en el cronograma [de la guerra], sino que es un deber moral del país”, añadió recientemente en declaraciones a la prensa. 

Las reuniones que han tenido lugar hace pocos días en París entre el director de la CIA con los jefes de inteligencia israelí y egipcio, además de con el primer ministro de Qatar, apuntan a un progreso real en las negociaciones indirectas entre Israel y las milicias de la Franja mientras desde la Casa Blanca su principal inquilino presiona cuando ya está inmerso en el arranque del año electoral. 

Menos interés en las noticias y vuelta a la normalidad

En relación a la percepción que tiene la población israelí sobre el devenir de la ofensiva en Gaza, la última encuesta del Centro Viterbi sobre este punto recoge un repunte (del 49% al 62.5%) en el porcentaje de encuestados que considera que su vida “ha vuelto a la normalidad” en las últimas semanas. La tendencia es similar entre los israelíes judíos y árabes. 

Asimismo, y en línea con este regreso a la cotidianeidad, la mayoría (un 58%) de los entrevistados informa de una disminución en el consumo de noticias en comparación con las primeras semanas de la ofensiva. De ellos, el 22% las sigue  “mucho menos” o  “nada en absoluto ”, y el 36% “un poco menos”. Solo un 14% afirma interesarse  “mucho más” por lo que acontece en el frente de Gaza.

La Franja la situación humanitaria ha sido definida por el jefe de operaciones humanitarias de la ONUMartin Griffiths, como “infernal” o “apocalíptica”. Según estimaciones de Naciones Unidas, nueve de cada 10 palestinos no pueden comer a diario y 1,9 millones han sido desplazados, de ellos más de un millón se encuentran hacinados en el sur. Allí el personal sanitario de su principal centro hospitalario continúa cavando tumbas en el exterior del recinto debido al gran número de muertos y a la necesidad de gestionar los cadáveres que se apiñan en áreas cada vez más asfixiadas por el Ejército de Israel a horas, o días, de que éste arremeta contra el que es su nuevo objetivo: la ciudad fronteriza de Rafah. 

Muchos ojos están puestos ahora en el nuevo impulso diplomático para lograr un alto el fuego. La organización palestina Hamás ha propuesto un acuerdo de tregua de tres fases y 135 días que incluiría la liberación de los rehenes secuestrados, así como una retirada completa de las tropas israelíes de Gaza, según un borrador divulgado este miércoles. De momento, no ha habido respuesta pública de Israel, que ha sostenido que no retirará sus tropas de Gaza hasta que Hamas sea eliminado.