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Israel profundiza su ofensiva en el sur de Gaza con ataques en Jan Yunis y Rafah

Un palestino que lleva una bombona de gas al hombro pasa junto a los escombros de un edificio residencial destruido en el campo de refugiados de Rafah tras los ataques aéreos israelíes este domingo.

elDiario.es

EFE —

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El Ejército israelí prosigue este lunes su dura ofensiva militar en el sur de Gaza, donde el área de Jan Yunis es objeto de bombardeos continuos, según la agencia palestina Wafa, que informa de que “los hospitales Al-Amal y Kamal Nasser en el centro de la ciudad” siguen sitiados por las fuerzas de Benjamin Netanyahu.

Los intensos ataques israelíes continúan por tierra, mar y aire dejando más víctimas, desplazamiento y destrucción en la Franja. Más de 120 gazatíes murieron en bombardeos israelíes este domingo, no solo en Jan Yunis, sino también en otras zonas como Deir al Balah, ciudad de Gaza, o incluso en Rafah, la supuesta zona segura en el extremo meridional del enclave, donde, según el último informe de la oficina humanitaria de la ONU, al menos 20 palestinos, entre ellos niños, han fallecido durante el fin de semana en ataques contra varios edificios residenciales.

Cientos de miles de personas se han desplazado al sur obedeciendo las órdenes del Ejército de Israel y los intensos combates en torno a Jan Yunis siguen empujando a miles de gazatíes hacia Rafah, que ya acoge a más de la mitad de la población del enclave, según la ONU –la mayoría vive en estructuras improvisadas, tiendas de campaña o a la intemperie, de acuerdo con la UNRWA–.

El número de víctimas mortales de la ofensiva israelí ya se eleva a 27.365, según datos del Ministerio de Salud de Gaza, enclave bajo el control de Hamas. “La ocupación israelí cometió 14 masacres contra familias en la Franja de Gaza, lo que provocó 127 mártires y 178 heridos en las últimas 24 horas”, informó este domingo el portavoz del ministerio, Ashraf al Qudra.

El número de muertos no incluye unos 8.000 cuerpos que se estima siguen bajo los escombros, mientras que la cifra de heridos alcanzó las 66.630 personas desde el 7 de octubre, cuando se inicióo la guerra. Pese a la resolución de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que se declaró competente el pasado 26 de enero para estudiar la acusación de posible “genocidio” presentada por Sudáfrica, el número de más de 100 muertos diarios ha continuado en la Franja.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aseguró este domingo que su gobierno “no aceptará cualquier acuerdo, ni a cualquier precio” sobre una tregua en la Franja de Gaza. Las últimas informaciones de las negociaciones en marcha con mediación de Qatar y Egipto, según fuentes libanesas citadas por EFE, hablaban de la liberación de los 136 rehenes que mantiene Hamás en cautividad, algunos ya muertos, durante un plazo de 142 días a cambio de la liberación de más de 100 presos palestinos por rehén. Sin embargo, Hamas exige como punto de partida el compromiso israelí de que accedan a un cese el fuego permanente que ponga fin a la guerra, algo que Israel no está dispuesto a aceptar porque su objetivo es “desmantelar” al grupo palestino.

Ataques en el norte y el centro

Mientras profundiza su ofensiva en el área de Jan Yunis, donde este domingo destruyeron el cuartel general del grupo en la zona, el Ejército israelí ha informado este lunes de que ha efectuado en la última jornada varios “ataques selectivos” en el norte de la Franja, donde han regresado efectivos de Hamás tras el repliegue de las tropas. “Las tropas de las FDI continúan realizando ataques selectivos contra objetivos terroristas de Hamás en el centro y norte de la Franja de Gaza. Durante el último día, las brigadas 401 y Nahal mataron a decenas de terroristas”, señala en un comunicado castrense. Según explica, en el centro de la Franja, una célula de cinco hombres que operaba cerca de las tropas “fue identificada y rápidamente frustrada” mediante una operación conjunta que involucró a fuerzas terrestres, aviones de combate, buques de guerra y tanques.

En Jan Yunis, uno de los bastiones de Hamás donde Israel centra su ofensiva desde hace más de dos meses, un avión de combate atacó una “célula terrorista” que se preparaba para atacar a las tropas con explosivos, según la misma fuente. En el oeste de la ciudad, donde Israel ha extendido su avance militar en los últimos días, se desarrollan aún “batallas” e “incursiones selectivas contra objetivos terroristas”, en las que mataron a decenas de milicianos de Hamás que tendieron emboscadas a las tropas o intentaron atacarles con artefactos explosivos.

En esa parte de Jan Yunis, Israel destruyó este domingo el principal cuartel general de Hamás en el sur de la Franja, donde hallaron armamento, una área de entrenamiento donde supuestamente planearon y entrenaron para los ataques del 7 de octubre, así como la oficina del comandante de la brigada Jan Yunis, Mohamed Sinwar, hermano de Yahya Sinwar, líder del grupo islamista dentro del enclave.

En otras redadas en la ciudad, basadas en inteligencia, las tropas hallaron “infraestructura terrorista” donde había un arsenal de armas, incluidos rifles AK-47, rifles de francotirador, granadas y municiones. “Las tropas también mataron a 10 terroristas utilizando fuego a corta distancia y apoyo aéreo”, indica el Ejército. Por su parte, las brigadas al Qasam y Al Quds, brazos armados de Hamás y la Yihad Islámica, respectivamente, han informado en las últimas horas de decenas de “ataques contra las fuerzas de la ocupación”, principalmente en Jan Yunis.

Incursiones en Cisjordania, donde AI denuncia “homicidios ilegítimos”

Entretanto, las fuerzas israelíes han estado llevando a cabo incursiones ciudades y pueblos en la Cisjordania ocupada y han arrestado a varias personas en Tulkarem, Ramala y Halhul (al norte de Hebrón), informa Al Jazeera citando a los medios locales.

El territorio palestino de Cisjordania se encuentra inmerso en una creciente ola de violencia y represión militar desde el ataque del 7 de octubre, lo que ha aumentado de forma significativa el número de “homicidios ilegítimos” a manos de las tropas israelíes incluso usando fuerza letal sin necesidad o de forma desproporcionada durante protestas, según ha denunciado este lunes Amnistía Internacional (AI). Entre el 7 de octubre y el 31 de diciembre de 2023, 299 palestinos murieron de forma violenta en Cisjordania, un 50% más de víctimas mortales que en los primeros nueve meses del año.

En este contexto, Amnistía Internacional ha investigado “cuatro casos representativos” en los que las fuerzas israelíes no solo usaron fuerza letal sin necesidad de ella, causando la muerte de veinte palestinos, siete de ellos menores, sino que en algunos de ellos también impidieron a equipos médicos prestar ayuda. “Estos homicidios ilegítimos constituyen una violación flagrante del derecho internacional de los derechos humanos y se están cometiendo con impunidad”, dice Erika Guevara Rosas, directora de Investigación de Amnistía.

Una de esas muertes es la de Taha Mahamid, de 15 años, a quien las fuerzas israelíes mataron a tiros delante de su casa cuando salió a comprobar si ya se habían marchado tras una redada militar de unas 30 horas en el campo de refugiadas de Nour Shams, en la urbe cisjordana de Tulkarem, el pasado 19 de octubre. Durante la operación, otras 12 personas murieron, seis de ellas menores, y 15 fueron detenidas. Según Israel, un policía de fronteras también perdió la vida y nueve resultaron heridos tras el lanzamiento de un explosivo.

Según testigos y vídeos examinados por Amnistía, “Taha iba desarmado y no representaba ninguna amenaza para los soldados” cuando recibió tres disparos delante de su casa. “La primera (bala) le alcanzó en la pierna. La segunda en el estómago. La tercera en un ojo. No había enfrentamientos, no había conflicto”, relata su hermana Fatima.

Un testigo asegura a Amnistía Internacional que cuando Ibrahim Mahamid, el padre de Taha, intentó poner a salvo a su hijo herido, las fuerzas israelíes le dispararon en la espalda, lo que pudo ser verificado en vídeo. Mahamid sufrió daños graves en los órganos internos y fue ingresado en cuidados intensivos. “Ni Taha ni Ibrahim Mahamid representaban una amenaza para las fuerzas de seguridad ni otras persona cuando dispararon contra ellos. Este uso innecesario de fuerza letal debe investigarse como posibles crímenes de guerra (detrás) de un homicidio intencional”, denuncia la ONG.

Aproximadamente 12 horas después del homicidio de Taha, el Ejército israelí irrumpió en la vivienda y mantuvo encerrados durante 10 horas a sus familiares, además de agujerear la pared de dos habitaciones para situar a francotiradores. Un testigo narra a Amnistía que los soldados registraron la casa, golpearon a un familiar y uno de ellos llegó a orinar en la puerta.

El 13 de octubre, también en Tulkarem, una multitud de unas 80 palestinos desarmadas se manifestaba en solidaridad contra la guerra en Gaza cuando las fuerzas israelíes, situadas en una torre de vigilancia militar, abrieron fuego. Al menos cuatro personas fueron heridas, según informan dos periodistas a Amnistía, que también recibieron disparos pese a ir identificados. Un soldado israelí disparó a otro manifestante en la cabeza, que murió más tarde.

En otro incidente ocurrido el 27 de noviembre en Beitunia, cerca de Ramala, las fuerzas israelíes “usaron fuerza excesiva” contra una multitud de personas que se disponían a dar la bienvenida a los presos excarcelados de la prisión de Ofer, como parte del acuerdo entre Israel y Hamás de noviembre. El Ejército uso munición real y balas recubiertas de caucho contra la multitud, además de drones para lanzar botes de gas lacrimógeno y excavadoras militares, causando la muerte de un residente; además de impedir la llegada de una ambulancia.

“La obstrucción de la asistencia médica por las fuerzas israelíes durante sus operaciones en los Territorios Palestinos Ocupados es una práctica habitual”, denuncia Amnistía sobre esta violación del derecho internacional humanitario.

Israel aumentó sus redadas en Cisjordania ocupada en 2022, y las intensificó aún más en paralelo a la guerra en Gaza, con incursiones que a menudo desembocan en enfrentamientos armados con milicias locales y dando lugar al mayor pico de violencia en la zona desde 2002, en lo peor de la Segunda Intifada. 

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