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ENTREVISTA

Mark Seddon, experto en el sistema de Naciones Unidas: “La Asamblea General podría exigir un embargo de armas a Israel”

Mark Seddon, periodista, escritor y académico británico.

Ana Garralda

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En un lenguaje elegante y preciso, propio de quien además de periodista y escritor ha redactado discursos para secretarios generales de la ONU como Ban ki-Moon, el británico Mark Seddon desgrana desde su residencia en la localidad inglesa de Buckingham los principales retos y disfunciones de una organización mundial que fue creada para mantener una paz internacional que hoy parece incapaz de salvaguardar, empezando por Ucrania y terminando en Gaza. 

Conocedor de su complejo engranaje, primero desde su puesto como corresponsal diplomático y de Naciones Unidas para la cadena qatarí Al Jazeera (2005) y después como principal asesor de comunicación tanto en la Secretaría General como en la Asamblea de la ONU (2014 - 2018), Reddon aboga por una reforma profunda de su órgano ejecutivo, el Consejo de Seguridad –inoperante en el último bienio por el veto de sus dos miembros permanentes rivales, Rusia y Estados Unidos– y por utilizar de forma más efectiva la Asamblea General, capaz de adoptar medidas “mucho más enérgicas si sus miembros quieren”. 

Activista político contra la participación británica en las invasiones de Irak (2003) y Afganistán (2001), y excandidato parlamentario por el Partido Laborista, donde trabajó junto a su compañero de filas y después primer ministro Gordon Brown, Reddon está hoy inmerso en el mundo universitario y académico, desde el que ha seguido el histórico caso de Sudáfrica contra Israel ante el órgano de justicia de Naciones Unidas.

Sudáfrica ha acusado a Israel de estar cometiendo “actos genocidas” en Gaza y ha pedido a la Corte Internacional de Justicia que paralice la ofensiva militar israelí en la Franja. ¿Qué circunstancias se han dado esta vez para que haya dado este paso?  

Sudáfrica ha hecho algo increíblemente importante y lo ha hecho porque tienen antecedentes. El arzobispo Desmond Tutu, los líderes sudafricanos anteriores y, sobre todo, el actual presidente, Cyril Ramaphosa, ya habían advertido de que Israel estaba practicando un sistema de apartheid. Sudáfrica logró deshacerse de él y ha estado observando muy de cerca.

Como la gran mayoría de los Estados miembros de Naciones Unidas tienen muy claro que [Israel] ha estado involucrado en posibles crímenes de guerra. Muchos de ellos también creen que Israel está participando en un genocidio contra los palestinos en Gaza. Están preocupados, lo van a impugnar y esto es inédito porque, cuando en Naciones Unidas hay resoluciones relativas a ello, el Gobierno israelí simplemente las ignora, es muy hostil hacia la ONU en su conjunto. No obstante, pase lo que pase todas estas demandas serán públicas y nos enteraremos. 

¿Están los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) marcándole el paso a un Occidente que ya no puede erigirse como el gran defensor de los Derechos Humanos? 

Los países occidentales han sido a menudo acusados de ser hipócritas. No menos importante fue lo que ocurrió con la invasión ilegal de Irak por parte de Estados Unidos, violando el derecho internacional, pero también por parte de otros como Reino Unido o Alemania. Estos países salen muy rápidamente a condenar los crímenes de guerra rusos en Ucrania, pero no hacen nada cuando se trata de Israel. 

La UE también sufre una de las peores crisis de credibilidad en su historia…

Sí, es el doble rasero que mencionaba, pero mire a Reino Unido, que ha remitido recientemente a Myanmar (Birmania) a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por genocidio contra el pueblo rohingya. Por supuesto, la gente dice “bueno, si haces esto por Ucrania y Myanmar, ¿Qué te impide hacerlo también con Israel?”. Y ya no hablamos sólo de acciones, es que Reino Unido y Estados Unidos dicen que la CIJ no debería ni investigarle, así que creo que la autoridad moral que han podido ejercer en el pasado ahora ha desaparecido por completo. 

Dos de esos países siguen teniendo capacidad de veto en el Consejo de Seguridad. En la última resolución, el organismo sólo logró acordar el envío inmediato de más ayuda humanitaria a Gaza y la creación de “las condiciones para un cese sostenible de las hostilidades”. Una frase abstracta para decir ¿qué?

El cese de las hostilidades significa el fin de los combates, pero vemos lo que está sucediendo. Estados Unidos ha usado su capacidad de veto siendo el único país que lo ha utilizado para frenar los llamamientos a un alto el fuego. En esta ocasión, Reino Unido se abstuvo, pero una vez más el mismo Consejo de Seguridad que quedó paralizado durante la guerra entre Rusia y Ucrania por el veto ruso, esta vez lo está por el veto norteamericano. Está claro que la Administración (de Joe) Biden después de los ataques de Hamás del 7 de octubre decidió darle carta blanca a Israel para tomar cualquier acción que decidiera en Gaza. Y eso también sucedió con países como Alemania, Reino Unido, etc. En lugar de decirle que el derecho a la autodefensa debía respetar el derecho internacional, ninguno de ellos le instó a practicar cierto grado de moderación, como suelen hacer.

Si durante una emergencia el Consejo de Seguridad está paralizado por un veto, el Secretario General puede introducir la resolución del capítulo VII, llamando a todos los miembros a garantizar la paz y el orden internacionales. Eso es exactamente lo que hizo Anónio Guterres en un gesto extremadamente raro: llegar con su propia resolución al Consejo. Lo hizo, pero fue ignorado. 

Después una abrumadora mayoría en la Asamblea General votó a favor de una resolución de alto el fuego en Gaza. ¿De qué sirvió si en la práctica no es vinculante?

La Asamblea General es en la práctica el Parlamento de Naciones Unidas. Aquí es donde los Estados miembros pueden, por mayoría simple, votar por una resolución llamada Unidos por la Paz, que tiene prioridad cuando el Consejo está bloqueado por el veto. La Asamblea puede actuar y lo ha hecho periódicamente, en raras ocasiones. Por ejemplo, cuando llamó a sanciones contra el apartheid en Sudáfrica o cuando, a principios de la década de 1950, aprobó el envío de una fuerza militar a Corea (en la guerra entre Corea del Norte y Corea del Sur). La idea de que vaya a promover el envío de una fuerza militar a Gaza es más un sueño que otra cosa, pero hay medidas que podría tomar si sus miembros realmente quisieran. Me sorprende que algunas figuras palestinas con las que he hablado no estén utilizando el poder de la Asamblea para lograr que los Estados miembros adopten medidas mucho más enérgicas cuando el Consejo está bloqueado por el veto. 

¿Medidas como cuáles?

Podría votar y aprobar una campaña de boicot, desinversión y sanciones internacional. Podría exigir un embargo internacional de armas contra Israel. No parece suficiente condenarle y pedirle que respete el derecho internacional o un alto el fuego. La Asamblea podría estar adoptando medidas mucho más contundentes, también los países árabes o del Sur Global, pero esto no se ha hecho.

La última cumbre de la Liga Árabe y la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) puso de manifiesto la división entre sus miembros respecto a una posición común frente a Israel. También la falta de voluntad de algunos de ellos por parar las hostilidades…  

Cuando en Gaza se preguntan dónde están sus hermanos y hermanas árabes no les falta razón. No se refieren a la gente de la calle, que les apoya abrumadoramente y arden de rabia al ver lo que está sucediendo. Se preguntan por qué los gobiernos de Arabia Saudí, del Golfo, los jeques, también Egipto, no hacen más, por ejemplo, con el petróleo o el gas. Aunque ya no representen un arma tan poderosa como a comienzos de los años 70, estos recursos aún son importantes.

Podrían hacerle saber a Occidente que, a menos que se produzca un alto el fuego, van a empezar a controlar la cantidad de petróleo y gas que recibe. Igualmente podrían hablar de establecer un puente aéreo en Gaza similar al que se estableció en Berlín al final de la II Guerra Mundial. Podrían estar diciendo: “llevaremos convoyes de ayuda a través de la frontera hacia Rafah y que nos detengan si se atreven”. No hay coraje o, si lo hay, simplemente no lo vemos…

En 1993, Estados Unidos y la OTAN establecieron una zona de exclusión aérea sobre Bosnia para proteger a su población, después de que el CIJ fallara a favor de este país. ¿Ve posible que ocurra lo mismo en Gaza?

En la Corte se han presentado pruebas y pueden tener efecto en cualquier dirección, pero lo cierto es que no hace falta acudir a ningún tribunal para ver cómo las declaraciones realizadas por políticos israelíes, miembros destacados del gobierno o del propio Ejército en Gaza son absolutamente demostrativas de la intención de cometer crímenes de guerra.

¿Y qué puede hacer la Corte Penal Internacional, que investiga los crímenes tanto de Israel como de Hamás?

La Corte Penal Internacional (CPI) no fue creada para resultar tan incompetente, tan incapaz, tan parcial, como francamente lo ha sido en los últimos años. No hay más que mirar el fracaso de su actual Fiscal jefe. Cada diez años ha habido una guerra en la que Gaza ha sido destruida y reconstruida con fondos árabes, pero esta vez la actuación de la CPI es flagrante,  indignante. No parece estar actuando con la misma diligencia que sí demostró con los crímenes rusos en Ucrania. No sabemos qué medidas está tomando, si es que está tomando alguna. Con la Corte Internacional de Justicia (de la ONU) la situación es distinta y debe ser tomada seriamente. No es la Corte Penal Internacional, que está debilitada.

Las agencias de la ONU, como el Programa Mundial de Alimentos o UNICEF, también han sido criticadas por su postura oficial “débil” frente a Israel y el director de la oficina de Nueva York del Alto Comisionado para los Derechos Humanos ha hablado de “fracaso” de la ONU. ¿Es así?

Nuestros abuelos crearon Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales al final de la Segunda Guerra Mundial para asegurarse de que nunca pudiéramos ver tales horrores. Hoy se echarían las manos a la cabeza viendo lo que está sucediendo en algunas partes del mundo o cómo toda esa arquitectura que fue tan cuidadosamente diseñada está siendo desmantelada. 

Por otro lado, no creo que las Naciones Unidas vayan a desmoronarse como sucedió con la Sociedad de Naciones tras la I Guerra Mundial. Creo que algunas agencias son de vital importancia. Hablo de UNICEF, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA), que ha sido fundamental para mantener la vida en los territorios ocupados. Creo que esa arquitectura en ayuda humanitaria permanecerá.

Creo que a medida que avancemos en este siglo, con los BRICS y países como Brasil, India, Indonesia o China, hoy mucho más importantes que hace 50 años, la presión por el cambio [del sistema de Naciones Unidas] aumentará. Aún tengo mucha fe en la organización y en sus estructuras, siempre que sus poderes se utilicen de una forma más efectiva. También creo que hay una generación más joven que está creciendo y que exigirá cambios en todo el mundo. Tengo esperanzas, pero en el medio plazo.

¿Qué situación vaticina para Gaza?

Es posible que esta guerra empeore y que Netanyahu logre arrastrar a los estadounidenses a una guerra con Irán para seguir con su agenda que, en mi opinión, es prolongar la guerra en Gaza el mayor tiempo posible a la espera de que (Donald) Trump vuelva a ser presidente (de EEUU) y así seguir adelante con su plan: crear el Gran Israel. Alternativamente podría haber un retroceso importante. Ya lo estamos viendo con la opinión pública de Reino Unido, también en España. Vemos una enorme presión sobre los Gobiernos para cambiar de dirección.

En Estados Unidos, ya inmerso en campaña electoral, Biden sigue apoyando la ofensiva israelí…

La Administración estadounidense se está quedando aislada. La posición de su Gobierno es cada vez más insostenible ante la opinión pública global y, lo que es más importante para ellos, están perdiendo el apoyo de muchos de sus partidarios naturales, los jóvenes que sí les votaron en el pasado. La generación con la que crecí era mucho más comprensiva con Israel debido a lo ocurrido en la II Guerra Mundial, en el Holocausto, pero eso está cambiando cuando ven la ocupación permanente de los territorios palestinos, el hecho de que Palestina nunca haya sido reconocida, la represión, la violencia que está teniendo lugar en esta guerra brutal que viola el Derecho Internacional y los Convenios de Ginebra. La gente no lo va a aceptar y, de hecho, no se había movido tanto desde la guerra de Vietnam, así que sí creo que lo que está pasando en el tribunal de la ONU va a tener un efecto y Estados Unidos va a tener mucho que ver en eso. 

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