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Análisis Sleeping Dogs: Definitive Edition, las Triadas dan el salto a la next gen

Sleeping Dogs Definitive Edition

Daniel Moreno

Sleeping Dogs salió a la venta en el ya lejano verano de 2012 para PC y la pasada generación de consolas ofreciendo una propuesta adulta, cruda en muchos casos, con una jugabilidad sandbox un tanto fresca al apostar más que nadie por el combate cuerpo a cuerpo y una notable ambientación en la para nosotros exótica ciudad de Hong Kong. A día de hoy es evidente que no se trata del título más popular y reconocido de PS3 y 360, pero ello no ha impedido a su editora responsable, Square Enix, el recuperarlo en forma de remasterización para Playstation 4 y Xbox One contando con un buen puñado de los contenidos adicionales lanzados en formato DLC para el original.

Desde luego no es que Sleeping Dogs: Definitive Edition vaya a generar grandes titulares ni colas en las tiendas por su condición de remasterización, de título que muchos de nosotros ya tuvimos ocasión de disfrutar hace dos años; pero sirve sin lugar a dudas como homenaje a ese gran tapado que fue el original así como de oportunidad para que todo el que no lo conozca tenga una segunda ocasión para echarle el guante.

De hecho, como ocurre con casi todas las remasterizaciones, no nos extrañaría que los fans de esta creación del estudio United Front Games se sientan un tanto decepcionados al tener la cabeza en una potencial segunda parte que les permita ir un paso más allá en este universo sandbox ‘oriental’. De hecho quién sabe, ¿sería posible que la Definitive Edition sea la motivación perfecta para allanar el terreno de cara a una segunda parte?

Argumento y jugabilidad: De polis y 'malotes' va la cosa.

Sleeping Dogs cuenta con una historia y una ambientación de lo más llamativa al ponernos en la piel de Wei Shen, un joven detective del departamento de policía de San Francisco que ha sido destinado a Hong Kong con el objetivo de infiltrarse y meter en vereda a las principales organizaciones criminales de la zona, conocidas como Triadas. La historia mezcla de forma adulta y bien narrada toda una trama de ambiciones, de conflictos familiares, de viejas amistades y de peligrosas venganzas, algo que juga muy a su favor de cara a enganchar tanto al jugador nuevo como a reenganchar al que ya cató el original.

Las historias de polis infiltrados siempre molan, siempre resultan llamativas al ofrecer la tensión propia de que cada movimiento en falso puede provocar el fin de nuestra tapadera, por lo que las cosas se pondrían muy, muy feas. En Sleeping Dogs jugaremos a ambos lados de la ley, algo que queda bastante bien reflejado en el hecho de que podemos hacer misiones para cada uno de los bandos, y que según las acciones realizadas ganaremos puntos de polis o de mafiosos. Labrarse determinada reputación será crucial para ganarnos el respeto de las bandas.

Los diferentes personajes principales y secundarios son capaces de jugar bastante bien su papel entremezclando historias. Algunos de ellos serán viejos amigos, lo que nos permitirá ganarnos su confianza sin problemas, mientras que otros serán capaces de revivir viejos fantasmas. En cuanto al propio Wei Shen, no es que nos encontremos ante el personaje más memorable de la historia de los videojuegos, pero efectivamente tiene carisma y sabe transmitir.

En cuanto al apartado jugable nos encontramos con un esquema derivado de Grand Theft Auto. Es decir, se trata de un sandbox en el que más allá de avanzar por la historia principal realizando diferentes misiones podremos deambular a nuestras anchas por la ciudad de Hong Kong mientras realizamos un buen puñado de tareas secundarias que nos ayudarán a subir de nivel mejorando a nuestro personaje. Sin embargo la gran diferencia entre la saga de Rockstar y la propuesta de United Front Games radica en la importancia dada por esta última al combate cuerpo a cuerpo, dando lugar a combates bien resueltos y bastantes espectaculares al más puro estilo del cine de artes marciales.

Vérnoslas frente a un nutrido grupo de enemigos sin ningún tipo de apoyo será más que habitual, aunque por suerte contamos con recursos suficientes como para plantarles cara, comenzando por la realización de combos de golpes de distinta velocidad y potencia, esquivos, contraataques y agarres. Enganchar al enemigo suele resultar bastante práctico, ya que podremos tumbarlo de un golpe, lanzarlo por los aires o bien estamparlo brutalmente contra el objeto que tengamos más a mano. Introducir la cabeza de un matón de tres al cuarto entre las aspas de un ventilador, en el interior de un bafle en mitad de un concierto, partirle los dientes dentro de una cabina telefónica o lanzarlo desde el dejado de un edificio de cuatro plantas resulta tan violento y espectacular como satisfactorio. En términos generales nos encontramos ante un sistema de combate bastante efectivo y llamativamente profundo, similar a lo visto en los títulos de la serie Batman Arkham con los típicos enemigos que esperan su turno para golpearnos (aunque cuando nos atizan, atizan bien).

Por otro lado tendremos los combates con armas de fuego, que no podremos disfrutar hasta bien entrados en harina. Aquí encontramos pequeños problemas con la I.A., que a veces parece ser más inútil que un pollo de goma, pero aún y con eso sirven para introducir variedad entre tanto mamporro a lo Jackie Chan. Tampoco podemos olvidarnos de la conducción, punto que queda bastante lejos de lo visto en otros títulos del género debido a las físicas tan poco realistas de los vehículos, que parecen cajas de cerillas propulsadas sobre el asfalto.

Por supuesto en la ciudad de Hong Kong también podremos hacer otras muchas cosas como comprar nueva ropa, visitar tiendas y bares, fotografiar puestas de sol, robar vehículos y escapar a toda velocidad, liarnos a tiros con la policía, ayudar o extorsionar a pequeños comercios para expandir la influencia de nuestra facción o simplemente disfrutar de las diferentes propuestas de ocio de la metrópoli, como por ejemplo participar en carreras ilegales, apostar en peleas de gallos o cantar en un Karaoke.

Al igual que el original, la Definitive Edition no cuenta con modo multijugador, aunque sí que es cierto que presenta diferentes funciones de corte social como la posibilidad de comparar nuestros tiempos y retar a un amigo a superarlos. Además pese a ello no podemos decir que su vida útil sea precisamente corta, ya que cuenta con suficiente contenido como para mantenernos entretenidos durante decenas de horas.

Apartado visual: Remasterizando los bajos fondos de Hong Kong.

En cuanto al apartado gráfico nos encontramos ante un título llamativo que ha sido remasterizado a 1080p aunque sin estandarizar los 60fps. Esto quiere decir que se muestra mucho más sólido, definido y resultón que el original, pero que ni por asomo marca un estándar para las nuevas consolas al tratarse de un título con más de dos años a sus espaldas. Las animaciones resultan algo toscas, al igual que ciertos efectos de partículas como la representación de la niebla, mientras que no escasean las zonas de los escenarios aparentemente realizadas con ‘corta y pega’ de una misma textura, ofreciendo un resultado bastante plano.

También encontramos pequeños bugs como personajes que bailan o cigarrillos que flotan, así como pequeñas e inexplicables caídas en la fluidez de las imágenes, aunque en su defensa hay que decir que esta Definitive Edition no tiene mucho que envidiar en ciertos puntos a títulos como Watch Dogs, que nos prometieron el oro y el moro para después quedarse en ‘next gen’ descafeinada.

Sin embargo su punto más llamativo radica en la representación de Hong Kong, ya que nos veremos inmersos en una ciudad viva, repleta de viandantes, de gentes que sólo parecen buscar el llevar a cabo sus tareas cotidianas como pasear o hacer la compra sin esperar que nadie, y mucho menos un poli infiltrado, les pegue una paliza por cruzarse en su camino. Deambular por mercados nocturnos entre el grito de los tenderos resulta una delicia, más aún para todo aquel que haya vivido en sus carnes estos ambientes.

Sencillamente, es su ambientación por sí misma la que permite a Sleeping Dogs sobresalir por encima de muchos otros juegos del estilo para situarse como un sandbox a tener en cuenta.

Conclusión: Be remastered, my friend.

En definitiva, tal y como ya adelantamos al comienzo de este análisis, nos encontramos ante un título ideal para todo aquel que no haya catado el juego original de 2012, ofreciendo por otro lado pocas novedades para aquel jugador que sí lo haya hecho, aunque esto es algo que en mayor o menor medida les ocurre a todas las remasterizaciones y nuevos ports.

Por ello vamos a centrarnos en el primer caso, en el de todo aquel que no conozca Sleeping Dogs: esta Definitive Edition es una gran ocasión para sumergirte en el llamativo mundo de las mafias de Hong Kong, pudiendo disfrutar de una ambientación realmente buena, de una ciudad que parece viva y que además ofrece múltiples opciones para pasar el rato. Destaca su trama y su sistema de combate cuerpo a cuerpo, aunque la conducción pueda no ser tan satisfactoria como en otros sandbox y su apartado gráfico resulta, por motivos obvios, demasiado cercano a lo que se puede encontrar en la pasada generación de consolas.

Sleeping Dogs: Definitive Edition es, como el original, un título divertido, completo y absorbente. Tiene sus defectos, desde luego, pero sobresalen sus virtudes y sirve de perfecto aperitivo para una segunda parte… si es que desde United Front Games se atreven a desarrollarla.

Lo mejor:

  • Su ambientación: pasear por los mercados de Hong Kong resulta una delicia, más aún cuando cae la noche y las luces de los letreros se reflejan sobre las aceras.
  • Sus mecánicas de combate cuerpo a cuerpo resultan tan sorprendentes en un sandbox como efectivas y complejas. Toparnos con un grupo de matones y darles una paliza es tan divertido como satisfactorio.
  • El hecho de que incluya todos los DLCs lanzados hasta la fecha le permite ofrecer un contenido realmente considerable.

Lo peor:

  • Visualmente, pese a la mejora evidente y ofrecer un acabado llamativo, arrastra demasiadas cosas de la pasada generación de consolas.
  • Como en el original encontramos ciertos problemas con la inteligencia artificial tanto de los transeúntes como de los propios enemigos, que casi parecen marionetas.
  • Agradecemos los subtítulos por aquello de resultar más que necesarios en un juego que no viene doblado pero… ¿podrían acaso ser aún más pequeños?
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