El pecado de la avaricia
El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y cardenal arzobispo de Madrid, monseñor Antonio María Rouco Varela, instó este lunes a la sociedad española a prestar atención a las responsabilidades morales en tiempos de crisis económica.
El cardenal, en el discurso inaugural de la XCII Asamblea Plenaria de la CEE -que decidirá quién ocupará su Secretaría General para el quinquenio 2008-2013, cargo que ha ostentado los últimos cinco años el ahora obispo auxiliar de Madrid, monseñor Juan Antonio Martínez Camino- enumeró como dos de las preocupaciones de la sociedad el deterioro de la convivencia y la crisis económica.
Sobre el primero de los aspectos, sostuvo que siempre es necesario “vigilar para evitar de raíz actitudes, palabras, estrategias y todos lo que pudiera dar pábulo a las confrontaciones que puedan acabar siendo violentas”.
Sobre la crisis económica, señaló que tiene, “sin duda, causas de orden técnico que los especialistas tratan de diagnosticar en orden a ofrecer las soluciones más adecuadas”, pero añadió que, “como la economía está tejida también de relaciones humanas libremente decididas, ninguna situación económica puede ser entendida como fruto de leyes inexorables totalmente ajenas al comportamiento humano”.
Con todo, recomendó: “En tiempos de crisis, como en tiempos de bonanza, es necesario prestar atención a las responsabilidades morales de los actores sociales, que, de uno u otro modo, somos todos”.
AVARICIA DE LA GANACIA RÁPIDA
Así, el cardenal sostuvo que es el momento de reflexionar sobre los “orígenes morales” de la crisis, “examinando si el relativismo moral no ha fomentado conductas no orientadas por criterios objetivos de servicio al bien común y al interés general; si la vida económica no se ha visto dominada por la avaricia de la ganancia rápida y desproporcionada a los bienes producidos; si el derroche y la ostentación, privada y pública, no han sido presentados con demasiada frecuencia como supuesta prueba de efectividad económica y social.
También pidió pensar acerca de las exigencias morales que impone la crisis “pensando en un futuro mejor”. En este sentido, dijo que se precisa un fortalecimiento de las personas como sujetos morales sin confundir los propios gustos o intereses y detalló que la conducta orientada al bien presupone el conocimiento del bien para lo que, constató, “es necesario el reconocimiento de Dios como bien supremo” porque sin Él “la ética queda reducida a algo relativo y mudable”.
Para la Iglesia, “avanzar en la consecución de mejores metas de bienestar es bueno, pero el 'progreso' materialista no puede ser tenido como único criterio de conducta y de humanidad”.
SOLIDARIDAD DEL AMOR
“Es necesario reactivar la solidaridad que procede del amor”, aseveró Rouco Varela, quien afirmó que hay que llegar a la justicia justicia social. A renglón seguido recomendó en las actuales circunstancias la doctrina social de la Iglesia. “Quienes se quedan sin trabajo; los inmigrantes, con menos apoyo en el entorno familiar y social, y, en general, la personas que se hallan en situaciones más desfavorecidas, esperan con toda justicia el apoyo necesario de los poderes públicos y de la sociedad”, agregó.
También recordó que la familia es la “escuela primera y básica de la solidaridad efectiva” y denunció que cuando ésta “no recibe el apoyo cultural, social y legal adecuado, se están cegando las fuentes de la savia moral del ciudadano”.
En este punto criticó el aborto como “sacrificio silencioso y legalmente tolerado de tantas vidas inocentes” y declaró que “representa una injusticia clamorosa que no puede dejar de afectar seriamente a todas las relaciones humanas más básicas”.
También se refirió al matrimonio y recordó que “precisa de una verdadera protección jurídica que garantice a los esposas y esposas actuales y futuros el reconocimiento elemental de su cualidad de tales”.
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