Funeral por las víctimas de Spanair
Cerca de 2.000 personas, entre autoridades y familiares, dieron el último y sentido adiós a las 154 personas fallecidas en el fatídico vuelo JK5022 de Spanair, siniestrado el pasado 20 de agosto en Barajas, durante un misa celebrada en la catedral de La Almudena oficiada por el Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, y presidida por los Reyes.
Más de un centenar de familiares de los fallecidos, entre 130 y 140 personas, según fuentes del Arzobispado, lloraron a sus seres queridos a lo largo de una emotiva ceremonia en la que se vivieron escenas de dolor. Muchos de los allegados de las personas que perdieron la vida en el siniestro no pudieron aguantar las lágrimas y rompieron a llorar incluso antes de que diera comienzo el culto.
Esta celebración religiosa ha supuesto un reencuentro para las familias de los fallecidos después de que muchas de ellas permanecieran cerca de una semana alojadas en el hotel Auditorium de Madrid a la espera de recuperar los restos de sus seres queridos que, tras el accidente, estaban siendo identificados en el IFEMA y, posteriormente, en el Instituto Anatómico Forense. A este funeral se sumará el que está previsto que se celebre el 17 de septiembre en Las Palmas de Gran Canaria, de donde eran naturales muchas de las víctimas.
La Misa, que dio comienzo a las 20.00 horas, se inició con la procesión de entrada por la nave central, desde la Sacristía Mayor, con los canónigos y los acólitos portando el incensario, los ciriales y la Cruz. Seguidamente, los Reyes, que fueron recibidos con un sonoro aplauso hicieron su entrada en el templo acompañados del Cardenal Arzobispo de Madrid al compás de la Marcha Real.
La celebración religiosa también corrió a cargo del Cardenal Arzobispo de Toledo, Monseñor Antonio Cañizares; el Nuncio de Su Santidad en España, Monseñor Manuel Monteiro de Castro; el Arzobispo Electo castrense, Monseñor Juan del Río; el Obispo de Lugo, Monseñor Alfonso Carrasco; el Obispo de Getafe, Monseñor Joaquín María López de Andújar; el Obispo de Urgell, Monseñor Joan Enric Vives; y el Obispo de Segovia, Monseñor Ángel Rubio.
RECUERDO A LAS VÍCTIMAS Y APOYO A LOS FAMILIARES
Tras pedir la salvación de los fallecidos y por la recuperación de los heridos y rogar por la fe de los familiares de las víctimas, el Cardenal Arzobispo de Madrid dio paso a la primera lectura, que corrió a cargo de una familiar de las víctimas y que correspondió a la carta del apóstol San Pablo a los romanos con la que se quería transmitir la idea de que tanto en la vida como en la muerte todas las personas pertenecen al Señor.
Seguidamente, Rouco leyó su homilía, en la que oró por las víctimas mortales y con la que quiso dar ánimo a las familias para superar el duelo. “No perdáis el ánimo, ni la fortaleza para seguir el camino de vuestras vidas con amor y esperanza! Se os ha cargado con una pesada cruz, pero no es menos cierto que esa cruz es, sobre todo, signo y prenda de la victoria del Señor resucitado: garantía indefectible de la Vida sin ocaso para vuestros seres queridos y firme apoyo y señal consoladora para vosotros, unidos a ellos, por esa forma invisible de amor que nos acerca y nos reunirá a todos en el abrazo del Padre que está en los cielos y que a todos nos espera”, dijo.
Con sus palabras, el Arzobispo de Madrid, que recordó la labor de los profesionales y voluntarios en los momentos “más críticos” del rescate, quiso transmitirle a las familias su apoyo e insistió en que la vida y la muerte “adquieren sentido y valor eternos” porque han sido recuperadas “para la vocación al amor y a la Gloria verdadera de Dios”.
También hizo mención a “uno de los casos más ejemplares” que se produjeron durante el salvamento de las víctimas, el de la madre gravemente herida que entregó su vida a cambio de la de su hija de once años. “¡Esa madre ha amado a su hija con el amor de Cristo Crucificado”, mantuvo. La lectura fue escuchada atentamente por los Reyes, que mostraron caras compungidas durante la ceremonia.
Rouco concluyó su homilía asegurando a las familias que el Señor “fue y es la luz y la salvación” de las víctimas mortales. “¡Que también sea Él la luz y la salvación para nosotros! Digámosle fervientemente: 'Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro'”, añadió.
Al término de la Homilía, Rouco dio la comunión a los presentes para, a continuación, dar pie a las palabras del obispo de la Iglesia Anglicana, Carlos López Lozano, quien, en nombre de las iglesias evangélicas y anglicanas quiso mostrar su solidaridad con las víctimas y unirse en su dolor, además de expresar su apoyo en estos momentos que definió como “duros”. “Estamos seguros de que la bondad de Dios se manifiesta en estos momentos difíciles”, señaló, al tiempo que suplicó a Dios con una oración de la iglesia primitiva que esté presente “por los que lloran en el funeral”.
Tras algo de una hora, Rouco puso el punto final a la ceremonia y permitió que los Reyes abandonaran entre aplausos La Catedral no sin saludar a algunos de los familiares de los afectados por el accidente. Este acercamiento permitió a la Reina dar la mano a los asistentes y recibir, de manos de una señora, una nota, que doña Sofía recibió y guardó con agrado. A continuación, dejaron el templo el presidente del Gobierno, los ministros asistentes y demás autoridades.
ASISTENTES
Al funeral asistieron, además de los Reyes, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acompañado de su esposa, Sonsoles Espinosa; la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega; la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, el ministro de Industria, Miguel Sebastián; el líder de la oposición, Mariano Rajoy; la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y distintos embajadores como los de Reino Unido, Bulgaria, Brasil o Francia.
En representación de las comunidades autónomas, acudieron la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre; el de Castilla-La Mancha, José María Barreda; el de Canarias, Paulino Rivero y el de La Rioja, Pedro Sanz.
También estuvieron presentes en el funeral el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón; el primer edil de Las Palmas, Jerónimo Saavedra; el delegado del Gobierno vasco, Pedro José Caballero, a los que se sumaron cerca de 30 concejales del Ayuntamiento de Madrid y 100 miembros de SAMUR, SUMA y Bomberos del Ayuntamiento de Madrid, que trabajaron en las labores de rescate de las víctimas y que acudieron vestidos con sus uniformes de trabajo, además de pilotos del SEPLA.
Por parte de Spanair, acudieron el presidente de la compañía, Lars Lindgren; el director general, Marcus Hedblom; el subdirector de Spanair, Javier Mendoza, y el director de recursos humanos, Héctor Sandoval, además de numerosos voluntarios de la entidad, miembros de AENA y personal de Boeing.
FATÍDICO VUELO
El pasado 20 de agosto, el vuelo JK-5022 de la compañía Spanair con procedencia de Madrid y destino Las Palmas de Gran Canaria sufrió un accidente cuyas causas están aún por determinar y momentos después de iniciar el vuelo se estrelló en un páramo próximo a la pista de despegue del aeropuerto de Barajas. En el siniestro perdieron la vida 154 personas, entre las que se encontraban familias enteras.
Aunque en un primer momento se dijo que los heridos eran 28, solo 20 ingresaron en hospitales madrileños. De esa veintena de ingresados, el primero en fallecer en el hospital fue un joven de 25 años. Tras él perecieron otras dos personas.
En la actualidad, diez personas continúan ingresadas en los Hospitales madrileños, uno se encuentra grave, dos estables dentro de la gravedad, uno afectado se encuentra menos grave, cuatro personas presentan una evolución favorable y una última está leve.
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