Hubo “prisas” en el proceso de enferetrado de los cuerpos de los militares del Yak-42

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El capitán enfermero Antonio González, primer testigo en comparecer ante el tribunal encargado de juzgar los errores en las identificaciones de 30 de los 62 militares fallecidos en el accidente aéreo del Yak-42, reconoció ante las preguntas de una de las acusaciones particulares que en la madrugada del 28 de mayo de 2006 --dos días después del desastre-- se aceleraron los trabajos de introducción de los cuerpos en sus féretros para poder llegar a tiempo al funeral de Estado organizado en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid).

El testigo indicó que se les dijo que había que “darse prisa para salir y acabar con el enferetrado” a consecuencia de la organización del funeral. “Intenté ser aún más diligente en este trabajo”, agregó.

El juicio se reanudó esta mañana a las diez y media con el inicio de la fase testifical que se abrió con la declaración de los dos enfermeros que formaban parte de la delegación, González y su compañero Jesús Javier Counceiro. Durante la mañana se espera la declaración ante la Sala del coordinador de la delegación española, el teniente general José Antonio Beltrán.

Respecto a las citadas labores de enferetrado, Counceiro concretó que se desarrollaron entre las dos y las seis de la madrugada del día 28. Los dos enfermeros se ocuparon de supervisar la extracción de los cadáveres de la cámara frigorífica. Los cuerpos, transportados por soldados turcos, se llevaban al dique de carga donde los servicios funerarios los introducían en los féretros, que posteriormente cerraban. El funeral de Estado tuvo lugar ese mismo día 28 a las seis de la tarde.

Ambos testigos destacaron también que no estuvieron presentes de forma continua a lo largo de todo el proceso dado que en varias ocasiones tuvieron que atender a soldados de reemplazo de nacionalidad turca, indispuestos por la naturaleza de su trabajo, consistente en el traslado de los cuerpos hasta las cajas mortuorias. “Muchos de ellos vomitaban y se desmayaban”, dijeron los dos enfermeros.

NO RECIBIERON INSTRUCCIONES

Por otra parte, González aseguró a preguntas del teniente fiscal Fernando Burgos que no recibió ninguna instrucción concreta y particular de ninguno de los mandos desplazados a Turquía para el proceso de identificación ni escuchó que se les dieran a otros militares presentes.

González destacó que durante el viaje en avión desde la base de Torrejón de Ardoz (Madrid) hasta Turquía --en el que les acompañó el entonces ministro de defensa Federico Trillo y varios mandos, incluido Beltrán-- únicamente comentaron la posibilidad de recurrir a la toma de placas dentales para el reconocimiento de los cuerpos.

Ambos enfermeros describieron, además, su labor, consistente en tomar aquellas notas dictadas por el comandante médico José Ramírez y el capitán médico Miguel Sáez. Explicaron que los datos que le fueron comunicados consistían en graduaciones, placas, altura y peso del cuerpo, documentación existente y presencia de objetos como anillos u otros. Las notas le eran entregadas al general médico Vicente Navarro.

Los dos testigos añadieron que cada una de las bolsas con restos mortales fueron revisadas en tres ocasiones y recordaron que en las notas se incluyeron escasos datos sobre la descripción de las lesiones recibidas por la víctima examinada.

En cuanto a la naturaleza de su misión, González precisó que entendía que era “colaborar en la identificación”, y en su opinión, “recoger los cuerpos de los compañeros y trasladarlos a España”. Por su parte, el capitán enfermero Jesús Javier Couceiro, que declaró a continuación indicó que sus órdenes consistían “en identificar los cuerpos y llevarlos a España”.

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