Los jóvenes y el monstruo de la crisis

La crisis, la hipoteca, el desempleo... cualquier excusa no es excusa, es una realidad. A partir de los 25 años los que se fueron, unos para estudiar, otros para trabajar, han tomado el billete de vuelta, y parece que todo apunta a un causante: el monstruo de la crisis.

El aumento del paro, y el cierre del grifo bancario a los préstamos para comprar un piso o poner en marcha un negocio les ha obligado a buscar un tercer plan: volver a la casa con los padres.

En los últimos 30 años, las cifras demostraban a unos jóvenes que abandonaban tarde la casa familiar, pero la bonanza económica instaurada en 2001, provocó que muchos jóvenes decidieron dar el gran paso.

La vivienda y el trabajo son dos condicionantes que influyen en la emancipación, durante la expansión económica de los últimos seis años el porcentaje de jóvenes que se emanciparon pasó del 35,1% en 2002 al 44,9% en 2007 según en Consejo de Juventud de España.

En estos años, la tasa de paro descendió hasta 10,5%, a pesar de la precariedad laboral asumida por la alta temporalidad laboral, casi el 42% de los jóvenes mantenían una elevada temporalidad.

Volver a casa o no plantearse la emancipación. El fenómeno se explica por una precaria independización de los jóvenes. A partir de 2007 se empezó a notar una desaceleración del fenómeno entre la gente joven, que son los primeros en quedarse en el paro.

El precio de los pisos afecta más a las personas que han entrado en el mercado por primera vez. La solución más frecuente era compartir piso, opción cada vez más frecuente para los no-estudiantes. Si a pesar de los gazapos de una libertad mermada, se suma el empleo irrisorio... una de las soluciones puede ser la vuelta al hogar.

España es un país en el que las familias asumen que tienen la responsabilidad de proveer al joven de su estado de bienestar, y esta actitud le encarcela todavía más en las garras del hogar.

En La Rioja el 28, 3 % de los parados riojanos son jóvenes menores de 30 años. Son los que soportan mayores índices de precariedad laboral, según un informe de CC.OO La Rioja. La precariedad abarca: temporalidad laboral, malas condiciones de trabajo, irregularidad en la flexibilidad de las jornadas laborales o la inadecuación entre formación y trabajo desempeñado.

Frente a la crisis, las soluciones afloran y no hay que darse por vencido, las soluciones no tardan en llegar e instaurarse como una dinámica para no morir en el intento.