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Muerte y drogas

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El nuevo año se presenta difícil para México. Durante los diez primeros días que han transcurrido del 2010, se han hallado en el país latinoamericano un total de 283 cadáveres, víctimas de la violencia asociada al crimen organizado y el narcotráfico. Un importante aumento con respecto a la cifra registrada durante el mismo período del año anterior, donde el número de fallecidos era de 138.

Este tipo de crímenes están sangrando a México. En total, en 2009, se han contabilizado más de 7.000 homicidios en el territorio mexicano, hecho que convierte al país en uno de los Estados más inseguros de América Latina. Las autoridades mexicanas intentan poner freno a este gran problema, reflejo de ello es un estudio publicado por el especialista en violencia y seguridad pública, Carlos Mendoza, el cual asegura que el Estado se gasta el 8% de su PIB en operaciones para combatir la inseguridad de sus calles.

Sin embargo, este tipo de violencia parece estar lejos de desaparecer. La lucha intestina entre los siete cárteles de droga (Golfo, Tijuana, Sinaloa, Milenio, Oaxaca, Colima y Juárez) por el control del territorio mexicano se saldó este sábado pasado con 69 asesinatos en nueve diferentes estados del país, el mayor número de víctimas mortales registradas en un solo día desde el pasado 17 de agosto de 2009, cuando se contabilizaron 57 muertes violentas, según datos difundidos por el diario 'El Universal'.

Ciudad Juárez, ubicada en el estado norteño de Chihuahua, sigue siendo una de las ciudades más peligrosas de todo México. En esta ciudad se registraron 26 de las 69 víctimas mortales de las que se tiene constancia el sábado pasado y alrededor de 2.635 homicidios del total en 2009.

El balance de los últimos tres años es aún más desalentador.

Durante este período se han contabilizado más de 15.500 homicidios violentos ligados al crimen organizado y al narcotráfico a pesar del despliegue por el presidente Felipe Calderón de 50.000 efectivos del Ejército en todo el país, 6.000 de ellos en el estado de Chihuahua.

También Tijuana es uno de los principales focos de violencia del narcotráfico que el gobierno de Felipe Calderón no logra controlar a pesar del despliegue de miles de militares y policías federales. En el último año cerca de 700 personas fueron asesinadas en Tijuana, de un total de más de 7.000, según informes de la prensa local, ya que no existen datos oficiales sobre asesinatos vinculados al narcotráfico en 2009.

Golpes al narcotráfico

La acción del Estado mexicano contra los cárteles de la droga está dando sus primeros frutos, a pesar de este pésimo balance de víctimas. El presidente mexicano, Felipe Calderón, prometió que la lucha contra el narcotráfico, para lo que no dudó en sacar en 2006 al Ejército a la calle, se convertiría en un eje fundamental de su mandato.

Uno de los primeros golpes contra el narcotráfico llegó el pasado mes de abril, cuando el gobierno mexicano logró detener a Vicente Carrillo Leyva, hijo del ya fallecido fundador del cártel de Juárez, Amado Carrillo Fuentes, así como a Vicente Zambada Niebla, conocido por su alias 'El Vicentillo' e hijo de Ismael 'El Mayo' Zambada, uno de los principales jefes del cártel de Sinaloa.

Aunque sin duda, uno de los golpes más duros ha sido la caída de Arturo Beltrán Leyva,

antiguo comandante del cártel de Sinaloa asociado desde 2008 al cártel del Golfo y 'Los Zetas' en una operación de la Marina mexicana el pasado 17 de diciembre. Arturo, conocido como 'Jefe de jefes' o 'El Barbas', era el tercer narcotraficante más buscado en México.

Anteriormente, en el año 2008, también cayeron figuras importantes del narcotráfico como Jesús 'El Rey' Zambada, hermano de Ismael, quien fue detenido en octubre de 2008 tras un enfrentamiento a tiros con las fuerzas de seguridad en la ciudad de México. Un hijo de éste también fue hallado sin vida el pasado 20 de octubre. 'El Rey' ejercía de encargado del cártel de Sinaloa en el Valle de México y controlaba sobre todo las operaciones del cártel en el aeropuerto internacional de la capital.

Su detención fue posible gracias a la denuncia anónima sobre la celebración de una fiesta en la residencia del Desierto de los Leones, a la que asistiría Mauricio Harold Poveda, conocido por su alias 'El Conejo' o 'El Flaco' y por ser el principal proveedor de cocaína procedente de Colombia para el cártel de los hermanos Beltrán Leyva.

Las autoridades mexicanas también detuvieron en octubre de 2008 a Eduardo Arellano Félix, alias 'El Doctor' y líder histórico del cártel de Tijuana,

ahora liderado por su sobrino, Fernando Arellano. Al Doctor, que asumió la jefatura del cártel tras la detención de su hermanos Francisco Javier, alias 'El Triguillo', lo llevaba buscando la Policía Internacional (Interpol) desde 2004.

El último golpe contra los cárteles de la droga ha llegado en los primeros días de 2010, con la captura del narcotraficante Teodoro García Simontel,

alias 'El Teo', vinculado al cártel de Sinaloa y uno de los criminales más buscados por México y Estados Unidos.

La detención se produjo en la exclusiva colonia de Fidepaz, al norte de La Paz, situada en el estado de la Baja California, con la intervención de cinco helicópteros de la Policía Federal que sobrevolaron la zona para mayor seguridad de los agentes, mientras éstos irrumpían en el domicilio del narcotraficante.

El operativo concluyó con la detención del mexicano y con la incautación de un par de maletines negros cuyo contenido no ha trascendido a los medios de comunicación locales. García es uno de los principales traficantes de cocaína y marihuana hacia Estados Unidos a través de la fronteriza ciudad de Tijuana, donde ha protagonizado violentos enfrentamientos con otras bandas rivales por el dominio de la región.

Ante estos golpes al narcotráfico podría parecer que los cárteles de la droga en México están muy debilitados, sin embargo, este problema está lejos de desaparecer, pues según la ONG Transparencia Internacional, el Estado mexicano está “abatido por la criminalidad” en su conjunto debido al elevado grado de infiltración del narcotráfico en las instituciones del Estado. Por lo tanto, México tiene dos batallas pendientes: la lucha contra el narcotráfico y contra la corrupción.

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