Sarbatori vesele (Feliz Navidad)

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En la mayoría de los hogares riojanos, en fechas navideñas, la alegría se desborda mientras entonamos los villancicos de rigor sin importarnos que al día siguiente caiga una verdadera tormenta. Pues si la fiesta es importante en cualquiera de nuestras casas, imagínense en la de una familia gitana. La música, las palmas y el baile son elementos tan importantes como un buen cordero y un gran surtido de mazapanes. “Vivimos la Navidad como cualquier familia riojana, cuanto más gente nos juntemos, mucho mejor” dice Enrique Jiménez, presidente de la Asociación de Promoción Gitana de La Rioja.

Jiménez quiere dejar claro que los gitanos que viven aquí son riojanos y sus costumbres, diferentes en algunos aspectos, son similares en lo esencial. Les gusta comer un buen cordero asado, cantar villancicos y decorar el salón con adornos navideños.

En cuanto al tema religioso, las diferencias son más evidentes. “La mayoría de gitanos practican la religión evángelica por lo que sus ritos son diferentes, aunque los católicos acuden a misa del Gallo como cualquier feligrés” advierte Jiménez. Los gitanos, evangélicos o católicos, suelen ser muy religiosos por eso es por lo que viven la Navidad con especial devoción.

Por norma general, las familias gitanas son más numerosas. Por eso, no es de extrañar que en torno a la mesa se junten unas 20 personas entre abuelos, tíos, primos, hermanos y nietos. Y entre plato y plato, no puede faltar un buen cante y un baile flamenco. Aburrirse en este tipo de reuniones es difícil. El menú que se sirve en la mesa varía de la capacidad económica de la familia, como en cualquier situación. Pero la alegría, que es gratis, es la tónica dominante. “Celebramos que ha nacido el niño Dios, por eso es un día muy especial” explica Enrique. Le pedimos un deseo, en nombre de la comunidad gitana, para 2009: “Una mejor convivencia entre unos y otros en La Rioja”.

ALLÁ EN TIERRA EXTRAÑA

En casa de Mariana Visan, el próximo 24 de diciembre, tendrán en el pensamiento a parte de la familia que está a miles de kilómetros de Alfaro, en Rumanía. Mariana y su pareja, Dorel, llevan ya más de 4 años en La Rioja. Aquí ha nacido su hija Andrea de 2 años y el año que viene contraerán matrimonio en una ceremonia civil y ortodoxa en la ciudad de las cigüeñas. Cada Navidad, desde que está en La Rioja, Mariana pasa estos días sin su familia pero cuenta con algunas parejas rumanas que acuden a su casa para comer y divertirse. “Nos juntamos con los amigos más cercanos, con los padrinos de la niña y comemos y charlamos hasta el amanecer” cuenta esta joven de 28 años.

En total son 9 personas, todas rumanas, que preparan el menú típico navideño de su país: carne de cerdo frita, rollito de berza relleno de carne picada y arroz y como postre una masa de harina con frutos secos o tarta de manzana. “Recuerdo las Navidades en familia, con mis abuelos y cómo tras la matanza del cerdo nos juntábamos todos para cocinar la carne” dice Mariana, con tristeza, que muchos de sus familiares sólo conocen a su hija por fotos.

Pero estas navidades piensa disfrutarlas con alegría. El 24 ya preparan la comida y pasan todo el día comiendo y en compañía de sus amigos. Los que tengan cerca una iglesia ortodoxa acuden a la misa del Gallo, pero en Alfaro no hay, por lo que se quedan en casa y cantan villancicos rumanos. Es una manera de estar más cerca de los suyos. El 23 de diciembre por la noche, dejan los regalos con el nombre de su destinatario y los abren al día siguiente.

El día 31 de diciembre, Nochevieja, vuelven a juntarse todas para comer hasta el día siguiente. Prefieren quedarse en casa ya que no tiene la tradición de salir a celebrar el comienzo del año en zonas de fiesta.

¿Qué le pide Mariana al 2009? “Salud, un futuro mejor para todos y que nos ayude a casarnos”.

QUEMAR EL AÑO VIEJONelson Pafaca

lleva ya ocho años en La Rioja. Se dedica a la construcción y ha sido presidente de la Asociación de Ecuatorianos en nuestra comunidad, por lo que es una persona comprometida. Tampoco va a pasar las navidades en su país aunque sí lo hará con sus familiares: su mujer y sus dos hijos.

Nelson y su familia son muy religiosos, así como muchos de sus compañeros ecuatorianos, por lo que la Navidad tiene un gran componente cristiano. “Vamos a la iglesia a rezar la novena por el Niño Jesús durante nueve días y en ese tiempo cada familia tiene en casa al Divino Niño, una figura de Jesús, en su casa por un día” dice Nelson.

La noche del 24 de diciembre, la familia de Nelson recibe a otras parejas de amigos y después de cenar van a la Misa del Gallo en la parroquia de su barrio. El día 25 lo pasan en familia y el menú también trata de guardar la tradición culinaria de su país. Comen pavo, carne tradicional, aunque han introducido en la carta los típicos dulces españoles como son los turrones. “El día 25 es un día de regalos” asegura Nelson.

La comunidad ecuatoriana se ha integrado en La Rioja de tal manera que han hecho suyas tradiciones como la de comerse las uvas con las 12 campanadas. Aunque siguen respetando un rito ecuatoriano que cada 31 de diciembre trata de eliminar los demonios del pasado año. Se trata de “quemar el año”, mediante un muñeco de trapo y serrín que se identifica con un personaje que se ha distinguido por algo negativo durante al pasado año o un evento determinado. “En Ecuador es una tradición muy importante, todo el mundo sale a la calle a ”quemar el año“ con sus muñecos. El país se paraliza e incluso se hace un concurso de muñecos”. Nelson le pide al año entrante que “espante el fantasma del paro” que últimamente ronda demasiado en la obra donde trabaja.

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