Un tarot que esconde en cada carta historias de arraigo, de misticismo, remedios caseros o refranes del pueblo o de las familias, leyendas que han pasado de generación en generación. Una premisa que la artista riojana Paula Oestreicher PeÌrez hizo realidad con su TFG y que encendió la llama para convertirse en la baraja de naipes que ASESCOIN (AsociacioÌn espanÌola de coleccionismo e investigacioÌn del naipe) ha editado como baraja del año, 'Quimera'.
Cuando a Paula le tocó el momento de pensar una idea para el TFG del doble grado de Técnicas de Estampación y Grabado y de encuadernación, había empezado a interesarse por el mundo del tarot. “Mi abuelo falleció y entre sus pertenencias apareció una baraja del tarot y pensé que era una señal”. Así que se decidió a diseñar y producir su propia reinterpretación de la baraja del tarot, con una mirada fija a las raíces y al entorno rural.
“El Tarot del Pueblo”, como decidió titularlo, parte precisamente de ahí, de su pueblo, Nalda, donde inició un extenso trabajo de investigación. Paula quería que cada carta contuviera historias propias de cada hogar, cada familia y cada pueblo. “Empecé preguntando a la familia, a mis padres, a mis abuelas, también a personas del entorno y después, el círculo se fue ampliando con historias de familias de amigos de Logroño, de Barcelona y hasta de Uruguay”. Por ejemplo, la carta del Sol de tarot refleja el típico remedio de aplicarse barro si te pica una ortiga hasta que se seque u otra carta muestra que para el dolor de cabeza hay que guardarse dos castañas en el bolsillo. “Hay muchas historias personales, otra que me gusta es que a una prima mía su abuela le frotó unas verrugas que no se le iban con una manzana y la enterró sin que nadie la sacara y las verrugas se fueron según se podría la manzana”. Cuenta de una carta que ahora muestra la confianza entre dos mujeres unidas por una manzana.
Todo ello teniendo en cuenta que prevalezca los signos del tarot “para que la carta no pierda su utilidad”, apunta la creadora. No obstante, quizás lo más fácil fue elegir que historia contendría cada carta. “Es como que cada historia elegía su carta”. Y así, Paula ha disfrutado viendo como su entorno encontraba sus historias en las barajas o incluso le salía su historia cuando les leía las cartas en el bar del pueblo.
Y del tarot a la baraja española. El Tarot del Pueblo llegó por casualidad a las manos Alberto PeÌrez GonzaÌlez, responsable gráfico de ASESCOIN, que le propuso enviar una propuesta de baraja para la publicación anual que edita la asociación y reparte entre sus socios. Paula Oestreicher se lanzó rápido a ello porque la idea ya estaba antes en su cabeza. “Las cartas del tarot parten de la baraja tradicional. Están los arcanos mayores, que son las figuras que había representado, y los arcanos menores, que también son números del 1 al 12. Yo ya había pensado en completar mi proyecto con esa otra parte”.
La propuesta inicial era más continuista con su baraja del tarot, pero pronto se dio cuenta de que “en el mundo del naipe son bastante estrictos”, como cuenta, y adaptó los tamaños, parámetros y colores. Después, de eso, Paula ha ido de sorpresa en sorpresa viendo como su propuesta conquistaba hasta que la junta de ASESCOIN la eligió por unanimidad entre todos los proyectos entregados. “La Quimera”, como se llama su baraja, se presentó el pasado 18 de octubre, en la asamblea anual en Estepa, Sevilla.
“Me dieron un abanico de posibilidades”, agradece la artista. Por ejemplo, el palo de bastos son plantas silvestres y se mantiene el aire fantasioso y mágico de las cartas del tarot de la que nace. “No puede mantener esas historias familiares en cada carta porque sería imposible, pero sí sigue la misma gama de colores, el estilo de ilustración y el ambiente onírico”. No obstante, también puntualiza que “el proceso ilustrativo es diferente porque son proyectos diferentes”.
Así, entre casualidades y magia, una baraja del tarot entre las pertenencias de su abuelo puso en marcha un proyecto personal que recoge entre las cartas de su propio tarot decenas de refranes y leyendas propias del entorno rural. “Para preservar que cuando algo muere, todavía tenga su sitio y no se quede en la palabra”. Este Tarot del Pueblo ha dado el salto a una baraja española que mantiene el aire onírico sin perder su funcionalidad. Una quimera que perseguía Paula Oestreicher que ya es realidad y con la que ya se puede echar la partida.