Vaya, vaya... aquí no hay playa

Ya no nos extraña ver cuerpos dorándose al sol fuera de su hábitat natural: la piscina y la playa. La moda de pasar la tarde a la sombra de un árbol en plazas y parques riojanos lleva muchos veranos en auge. Pero es que las altas temperaturas obligan a aliviar estos calores de alguna manera.

La Rioja no dispone de una playa cerca; podemos optar por ríos o embalses, pero en ciudades como Logroño estas dos alternativas no son muy prácticas: para bañarse en el Ebro hay que se algo más que torero y embalses lo que se dice embalses.. no hay... Así que con toalla en mano, crema protectora y bikini o bañador, los logroñeses ocupan cada día el césped de los parques como el de La Ribera, el del Ebro y de San Miguel.

¿Por qué no se van a la piscina? Por varias razones: seguramente no vivan en urbanizaciones donde puedan disfrutar de una privada, porqué las piscinas en Logroño no son precisamente baratas y porque la privacidad en ellas, es una utopía. Son todos ventajas: economía y tranquilidad... el único inconveniente es la imposibilidad del baño ya que está prohibido bañarse en las fuentes o lagos artificiales aunque para remojarse un poco, es suficiente, deben pensar los logroñeses que ocupan el césped. Pues nada, a disfrutar pero con protección.