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Comunidad de Madrid: el PP ve amenazado su bastión más importante 16 años después del “tamayazo”

El candidato del PSOE, Ángel Gabilondo, el diputado nacional socialista, Rafael Simancas y el candidato de Más Madrid, Íñigo Errejón en una foto de archivo de 2017.

Sofía Pérez Mendoza / Fátima Caballero

La última vez que la izquierda pudo gobernar en la Comunidad de Madrid fue en 2003. La lista más votada fue la de Esperanza Aguirre pero la suma de escaños de PSOE e IU permitía acceder a la Puerta del Sol con mayoría . Eso dijeron las urnas. El resto es historia conocida: la fuga de dos diputados socialistas obligó a una repetición electoral que aupó a Aguirre como presidenta. 16 años después de aquel episodio, esa misma izquierda –ahora dividida en más siglas y candidatos– promete olvidar sus diferencias tras una fractura histórica en los últimos meses para desbancar al PP de su bastión de poder más importante de España.

“Estamos en una encrucijada”, lleva semanas repitiendo el candidato que dan por ganador todas las encuestas, el socialista Ángel Gabilondo. La dirección que finalmente tome Madrid ante el cruce de caminos saldrá este domingo de las urnas. Los partidos a un lado y otro lado del espectro ideológico coinciden en que será una suerte de plebiscito –o nuestro bloque o el suyo– muy ajustado. La posibilidad de empate a 66 diputados (ahora que el total de la Asamblea se compone de 132) asoma el fantasma incluso de la repetición electoral. En todo caso, lo que es seguro es que el próximo gobierno regional dependerá de apenas un puñado de votos.

“Una auténtica conmoción social”, pide el PSOE; “una elección entre dos modelos: el de la libertad o el de las izquierdas”, contrapone el PP, en cuyas filas se propaga un temor desconocido para un partido que entró con la traición de la mano en la Puerta del Sol hace quince años. Pese a que el de entonces y el de hoy comparten las mismas siglas, “la gente que lleva 20 años en el PP nunca se había sentido así. Antes prácticamente las elecciones eran un trámite”, dice un dirigente con callo en la formación.

Así que la izquierda no solo testa este domingo la potencia del viento de cola de las elecciones generales. En el caso de Madrid acaricia la posibilidad de apuntalar su poder con la conquista de la pieza más codiciada del tablero político tras quedarse a solo un escaño de lograrlo en 2015. Cuatro años después, el bloque integrado por los socialistas, Más Madrid y Podemos aspira a empujar un cambio de rumbo para desarmar, según han prometido en campaña, un modelo político, económico y social forjado a base de mayorías absolutas durante 24 años. Una política de barra libre para la corrupción –eso dice una sentencia y varios sumarios judiciales– privatizaciones y ventajas fiscales sobre la que el PP de Madrid construyó una identidad propia.

Esa forma de ser, estar y relacionarse con el entorno, que causó no pocos dolores de cabeza en la séptima planta de Génova, empezó a descomponerse un poco en 2015, cuando Cristina Cifuentes perdió la mayoría absoluta y tuvo que encomendarse a Ciudadanos para poder gobernar. Hoy el partido se asoma al desfiladero sin garantías de que, incluso echando mano de socios a veces incómodos (como la extrema derecha de Vox), pueda permanecer en la Puerta del Sol. Todo el peso se pone sobre los hombros de Isabel Díaz Ayuso, una candidata inexperta cuyo resultado condicionará también la legitimidad del proyecto de su líder, Pablo Casado, a ojos de las bases y de los barones.

En el PP preocupa en primer lugar que la suma de PSOE, Más Madrid y Podemos, que ya han sellado su compromiso de negociar, les desaloje del Gobierno regional. Una salida de tal dimensión sería una debacle, la segunda en menos de un mes, para la formación. Económica, para empezar, por la pérdida de diputados y subvenciones; pero sobre todo psicológica. En pocas palabras, el PP se juega en esta cita mantener su poder territorial y su capacidad para ser el “contrapeso” al Gobierno nacional socialista. El segundo temor de los conservadores es perder el liderazgo del bloque de derechas y ser sustituidos por Ciudadanos como fuerza hegemónica. El 28A ya daba ese sorpaso en algunos pueblos madrileños.

Porque si hay algo que ha cambiado en estos cuatro años es que ya no habrá alianzas inesperadas. Con su giro a la derecha y el veto al PSOE, Ciudadanos ha renunciado a su posición de bisagra en Madrid, tanto en la Comunidad como en el Ayuntamiento. La fractura en la izquierda con dos candidaturas que emanan del mismo partido (Más Madrid y Unidas Podemos), y también en la derecha con el avance de Vox, es otra novedad: seis partidos pugnarán por rebañar diputados en la Asamblea de Madrid frente a los cuatro que compitieron en 2015. En el Ayuntamiento el número de candidaturas es aún más alto, con siete, tras la escisión de Madrid en Pie, con el concejal Carlos Sánchez Mato al frente.

Un escenario también ajustado en la capital

Si en la Comunidad de Madrid un cambio de modelo está ajustado según todos los sondeos, que en el Ayuntamiento Manuela Carmena revalide la Alcaldía está todavía menos claro. Ni una sola encuesta pronostica otro resultado distinto a una victoria de la alcaldesa de Madrid en las elecciones municipales de este domingo. Pero otra cosa es mantener el gobierno, que volverá a depender de muy pocos votos, como reflejan las encuestas; igual que en 2015, cuando Carmena logró dejar en la oposición a Esperanza Aguirre por un solo concejal.

La movilización del próximo domingo será clave ya que los dos bloques tienen posibilidades de gobernar a partir del 26 de mayo en la capital. De ahí que desde Más Madrid y PSOE llamen a la participación para que sea similar a la de las generales, que se situó en la capital por encima de la media nacional hasta el 78,8%. También el PP y Ciudadanos, que lograron junto con Vox un apoyo mayoritario en Madrid en los comicios del 28 de abril, saben que la movilización de su electorado por encima de la que hubo en 2015 es clave. Lo que parece claro es que el resultado electoral se decidirá por muy pocos votos.

La incógnita de la noche en la izquierda será Madrid en Pie. En la candidatura de Carmena reconocen la “preocupación” por que la candidatura formada por los concejales críticos y que encabeza Carlos Sánchez Mato no logre representación y que sus votos no puedan contribuir a la formación de un gobierno progresista. Ninguna encuesta da a la lista de Sánchez Mato el 5% necesario para entrar en el Ayuntamiento, pero alertan de que cuanto más se acerquen a ese resultado sin éxito, serán votos perdidos.

Pero si Carmena logra repetir, el horizonte para la regidora podría ser aún mejor si en la Comunidad de Madrid se produce el cambio de gobierno. Que el candidato socialista, Ángel Gabilondo, llegue a la Presidencia autonómica allanaría el camino del segundo mandato a la regidora que se ha encontrado con la oposición frontal del PP en todas las administraciones en las que gobernaba. Más cuando desde Más Madrid y el PSOE dan por hecho un gobierno de coalición en la capital si dan los números.

Ciudadanos que en la capital no había desvelado sus cartas en cuanto a pactos, despejó todas las dudas durante el debate del pasado miércoles en Telemadrid cuando la candidata número tres de la lista de Begoña Villacís, Silvia Saavedra, anticipó que el veto a Pedro Sánchez y a Gabilondo se extendía a la capital. “No vamos a pactar con el PSOE. Nuestro aliado natural es el PP, Villacís cuenta con usted como vicealcalde”, aseguró la sustituta durante el debate.

La lectura de la noche electoral, por tanto, será la de bloques, sobre cuál logrará la gobernabilidad en el Ayuntamiento de la capital: si el PP recupera la Alcaldía o el cambio se consolida en Madrid.

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