Penúltimo paso para construir cuatro bloques y una torre de viviendas sobre las antiguas Cocheras Cuatro Caminos

Hace casi once años Metro de Madrid vendió a una cooperativa montada por una promotora inmobiliaria los terrenos públicos que albergaban las históricas Cocheras de Cuatro Caminos. Lo hizo para sacar adelante un proyecto que levantará 443 viviendas en 58.500 m2 de edificabilidad, a lo que se sumará 4.728,64 m2 de oficinas y tiendas, además de 1.050 plazas de garaje subterráneas.

Este martes, el Ayuntamiento ha ratificado el convenio firmado entre las tres partes implicadas en la operación: el propio consistorio, Metro y Residencial Metropolitan, la cooperativa reunida alrededor de la promotora Ibosa que adquirió los terrenos por 88 millones de euros. El elemento más característico de la promoción de cinco bloques de pisos será una torre de 31 plantas y con más de 100 metros de altura (más elevada que el Faro de Moncloa).

La promoción ha salido adelanto con los votos de PP y Vox, pese a la oposición de Más Madrid y PSOE, que critican esta operación ya tumbada una vez en los tribunales por errores administrativos del consistorio. Por el camino, la tramitación se llevó adelante todos los talleres de las cocheras y sus característicos tejados de dientes de sierra, pese a los intentos de colectivos en defensa del patrimonio por defenderlos. Solo está prevista la protección de la embocadura del antiguo túnel de Metro que servía de acceso a las vías de las líneas 1 y 2, el cerramiento de la Casa Tuduri y el muro lateral de las cocheras.

La pelea vecinal y patrimonial por defender este espacio, cuyo diseño atribuyeron a Antonio Palacios, dejó como resultado varias sentencias condenatorias para el Ayuntamiento hasta llegar a la final del Supremo en julio de 2022. Antes, el consistorio y la cooperativa habían acelerado para derribar las cocheras históricas, que se consumó en junio de 2021.

El Ayuntamiento comenzó de cero y aceleró al máximo para conseguir aprobar un nuevo planeamiento sin apenas cambios. En 2024 dio luz verde al cambio en el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid y ahora consigue el visto bueno para el convenio. Ya solo queda aprobar el proyecto de urbanización con el objetivo de que las obras puedan arrancar sobre este enclave de Chamberí el próximo año. Si los tribunales no vuelven a cruzarse con el Ayuntamiento de la capital, como en el primer intento.

El delegado de Urbanismo sacaba pecho este martes en Cibeles de la aprobación del conveniio: “Hoy sí va a ser, para malestar de la izquierda, la última vez que se debata este tema en este Pleno porque finalizamos la tramitación urbanística porque siempre la izquierda ha estado en contra de este expediente, de estas 443 viviendas, en una operación que es indudablemente buena para Madrid y para los madrileños porque permite recuperar un enclave y convertirlo en zonas verdes, equipamientos y vivienda”, ha argumentado Carabante en el Pleno, donde ha cargado contra el “sectarismo de la izquierda”.

Desde Vox Ignacio Ansaldo ha criticado “los problemas que generan los políticos, las administraciones, la legislación, los peajes en forma de tasas e impuestos que se van pagando por el camino hasta el comienzo de las obras”, informa Europa Press.

En el lado de la oposición de izquierdas, el socialista Antonio Giraldo ha puesto en duda la pulcritud de los expedientes del PP, como “la ordenanza de terrazas, la de las cocinas fantasma, el Plan Especial de avenida del Mediterráneo, todos anulados por los tribunales”. “El resultado es unas familias que llevan esperando una década su vivienda, un barrio que ha perdido la oportunidad de disponer de un espacio que pudiera albergar, además de vivienda pública y privada, zonas verdes y equipamientos públicos que llevan años reclamando y una ciudad que ha perdido un elemento patrimonial como eran las cocheras de Antonio Palacios”, como también ha apuntado Giraldo.

La concejala de Más Madrid Sara Ladra ha cargado contra el “interés puramente especulativo de los gobiernos del PP con esta parcela, un interés que llevó a duplicar la edificabilidad lucrativa de este suelo público en pleno pinchazo inmobiliario para malvenderla y de paso sanear las cuentas de Metro de Madrid”.