La Semana Europea de la Movilidad, que tiene lugar cada año del 16 al 22 de septiembre, sirve para poner sobre la mesa diversos debates sobre un transporte urbano amable, sostenible y asequible. La propia Comunidad de Madrid, en su web, indica que esta campaña de sensibilización promueve “el cambio de comportamiento a favor de la movilidad activa, el transporte público y otras soluciones limpias e inteligentes”. Una ocasión idónea para plantear una cuestión que planea sobre las competencias autonómicas en la materia: ¿por qué no hay días de gratuidad en la red de Metro?
La pregunta emerge en un contexto agitado en el transporte madrileño. En primer lugar, por el aumento en el precio de los abonos el pasado julio (aunque todavía mantienen descuentos por la subvención conjunta del Ejecutivo central y el regional), así como por el hecho de que el equipo de Isabel Díaz Ayuso haya descartado simplicar y reducir las tarifas en solo dos tipologías (Madrid ciudad y resto). Además, con la vuelta al cole y el inicio de septiembre se han producido aglomeraciones y retrasos tanto por carretera como en la red suburbana debido a las obras en la línea 6, la A-5, el Paseo de la Castellana, Conde de Casal, Atocha o la M-30 a su paso por Ventas.
El Gobierno de Ayuso tiene un espejo claro al que mirar: el Ayuntamiento de la capital, controlado también por una mayoría absoluta del Partido Popular. El Consistorio que lidera José Luis Martínez-Almeida ha convertido en práctica habitual establecer el coste cero en los autobuses de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT) en fechas señaladas. Esto es, en la vuelta de la actividad lectiva y laboral después de franjas festivas como Semana Santa, Navidad o el mes de agosto. Además, Cibeles ha desplegado la iniciativa en jornadas puntuales en las que los niveles de contaminación rebasaban los límites recomendados por la Unión Europea.
A lo largo del año 2024, la gratuidad en EMT Madrid se activó los días 8 y 9 de enero, 2 y 3 de abril (después de las vacaciones de Semana Santa) y 2, 9 y 10 de septiembre. Todos coinciden por tanto con el inicio de la actividad laboral y el regreso a los colegios. La medida volvió a ponerse en marcha el 29 de noviembre, durante el fin de semana del Black Friday. En total, se aplicó ocho jornadas del año. Hasta el momento, este 2025 se ha ejecutado 8 y 9 de enero, 22 y 23 de abril y 8 y 9 de septiembre. En estas dos ocasiones ha incorporado además la gratuidad a Bicimad, el servicio de bicicletas municipal, en aquellos viajes con una duración inferior a 30 minutos.
Desde Cibeles han celebrado reiteradamente los registros de esta iniciativa. Durante el Black Friday de 2023, más de 1,7 millones de viajeros se subieron a autobuses de EMT, aunque el pasado año los números descendieron al coincidir con una huelga de conductores de la compañía. Estas cifras se registran ya que, pese al coste cero, los usuarios deben validar sus abonos como en cualquier otra fecha. En caso de no disponer de él, se les facilita un ticket gratuito.
Pese a esta buena valoración de un Ejecutivo municipal con el que el autonómico ha mostrado gran sintonía, después de las preguntas trasladas por Somos Madrid en la Comunidad no plantean emular la medida y trasladarla a Metro en fechas concretas. No especifican los motivos por los que la iniciativa, al menos de momento, no está sobre la mesa.
Desde el Consorcio Regional de Transportes de Madrid (CRTM), el organismo que concentra las competencias en materia de transporte regular de viajeros en la Comunidad de Madrid, indican a este periódico que las competencias para tomar esa decisión corresponden a Metro y a la Consejería de Transportes. Por su parte la red de Cercanías, dependiente del Gobierno central, tampoco ha optado hasta hoy por esta acción.
Un debate que viene de lejos
La gratuidad en jornadas específicas de Metro o Cercanías ya fue planteada hace años, durante el mandato de Manuela Carmena. La exalcaldesa propuso llevarla a cabo en días de alta contaminación, como ocurre a veces con los buses de EMT. El objetivo es fomentar que empleen el transporte público usuarios de vehículos particulares no habituados a ello y que por tanto en muchas ocasiones carecen de abono mensual o anual. Casos en los que desplazarse sin ningún gasto puede ser un aliciente, más aún cuando las restricciones al tráfico aumentan.
En 2017, el equipo de Carmena llevó el debate al seno del CRTM y planteó que el coste quedara cubierto por el Ejecutivo central, en ese entonces con Mariano Rajoy al frente. Finalmente, la iniciativa recabó pocos apoyos en la web de participación ciudadana Decide Madrid y tuvo un escaso recorrido.