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Comerciantes de Malasaña interponen más de 120 denuncias contra quienes han “pintarrajeado” sus cierres

Los comerciantes de Malasaña están decididos a poner sobre la mesa el tema de los graffitis y como primera reacción ante la invasión de pintadas no autorizadas que, de manera muy especial, viene sufriendo el barrio desde la noche del pasado domingo, han interpuesto ya más de 120 denuncias individuales que se están agrupando en un expediente común. El número de ellas va en aumento, con la comisaría de la calle Leganitos echando humo. “Es lo que han conseguido con este ataque indiscriminado y planificado que están realizando en las últimas noches, que lo que antes no hacíamos, denunciar, lo estemos haciendo ahora y todos a una. Hay que llevar una fotografía impresa del daño y dar el número de atestado, 17638, para engordar el mismo expediente”, comenta uno de los propietarios de los espacios afectados, miembro de la asociación de comerciantes Vive Malasaña, que fue la que abrió lo que está siendo una denuncia colectiva y la que está orquestando una respuesta en toda regla y unívoca del comercio de la zona ante una realidad que “afea el aspecto de las calles y comercios del barrio, dándole un aspecto de suciedad y abandono”.

Desde que el pasado domingo la iniciativa Pinta Malasaña organizara una jornada cultural y artística, en colaboración con los comercios de Malasaña, en la que se pintaron de forma controlada y autorizada cerca de 200 cierres comerciales, atrayendo con ello multitud de miradas y de visitas a la zona, el barrio viene padeciendo con inusual virulencia la actuación de quienes espray en mano reinvindican el graffiti como una acción ilegal y se han dedicado no sólo a pintar encima de muchas de las obras que se hicieron el domingo, sino a actuar sobre algunas que llevaban años sobrevivendo en muros y persianas, muchas de las cuales, incluso, estaban firmadas por respetados y reconocidos artistas urbanos, y también a pintar sobre cualquier espacio público de Malasaña.

Independientemente de lo que se podría interpretar como una acción orquestada y de protesta contra una acción concreta, Pinta Malasaña, los comerciantes consideran que en el barrio se ha llegado a un punto de no retorno con el tema de las firmas (tags) y las pintadas de quienes marcan territorio a base de dejar su huella en cualquier tipo de superficie, muchas veces sobre fachadas y elementos protegidos por Patrimonio. “Vamos a recuperar el control sobre lo que se estampa en los cierres de nuestros comercios”, explica otro afectado, quien está decidido a borrar una y mil veces las letras de quienes pinten su persiana sin autorización, “y vamos a denunciar a quienes pintarrajeen y llenen de firmas el barrio”.

En los últimos dos días la Policía ha practicado distintas detenciones de personas a las que se ha sorprendido por la noche haciendo pintadas. “Queremos que se acabe con la impunidad de quienes vienen a ensuciar el barrio”, indica otro afectado, que ha aportado además un gran número de pruebas contra uno de los autores habituales de muchas de las pintadas que hay en Malasaña. “He obtenido las pruebas en Internet. Esta gente cuelga sus 'hazañas' en sus cuentas de redes sociales pavoneándose de ellas. Es fácil incluso saber desde qué lugar exacto las suben gracias a la geolocalización”.

En tono más conciliador, aunque no menos crítico, hay comerciantes que no se cierran al diálogo con quienes quieran venir a pintar en el barrio: “Yo les diría que antes de pintar sin permiso, llamen a mi puerta y lo hablemos. Lo que molesta es que se adjudiquen la propiedad de un cierre que, en verdad, pertenece a mi negocio, y que en virtud de eso se crean con derecho a imponer lo que allí se pinte. A buenas, somos unos cuantos que estamos dispuestos a dialogar, pero para quien no quiera dialogar, denuncia y listo”.

Desde la asociación Vive Malasaña indican que van a solicitar una reunión con el Ayuntamiento para tratar de darle una solución al escenario que se ha creado y que, por el momento, es más propio del inicio de una guerra en toda regla que de un armisticio. En las fachadas de algunos de los comercios que habiendo sorprendido a gente actuando sin permiso las pasadas noches les hicieron frente han aparecido incluso pintadas que pueden considerarse como amenazas -y que como tal y como “extorsión” han sido denunciadas-. Tanto desde Vive Malasaña como desde otra serie importante de comercios que se han unido -negocios de las calles Palma, San Vicente Ferrer o Corredera Alta de San Pablo, por ejemplo- lo que se pretende dar es una señal de unidad, de que no son unos pocos los que están en contra de estos actos que califican como “vandálicos”, sino que cualquier comercio de Malasaña está dispuesto a denunciar esas “agresiones” con espray. El porqué no identificar con nombres y apellidos a los comerciantes que han hablado para este artículo va en ese sentido: “No es por miedo, cosas peores nos han hecho en otras ocasiones”, comenta un hostelero, “es para que sepan que somos uno”.

Por otra parte, uno de los propietarios de un muy conocido bar de la noche malasañera, asegura que, aunque ahora unos cuantos han reaccionado con rabia ante el Pinta Malasaña del pasado domingo, esa misma gente viene actuando de forma muy descarada e insistente sobre los cierres comerciales de la zona desde hace un par de meses. “Se citan por 'whatsup', son del extrarradio de Madrid. Vienen a pintarrajear el vecindario y cuando acaban de hacer lo que les da la gana pretenden entrar en mi bar a tomar algo. Yo no les he permitido nunca la entrada. Vienen a ensuciar todo y luego pretenden que les dé de beber”, comenta.

Las denuncias presentadas por los comerciantes de Malasaña son administrativas. Esto quiere decir que suponen sanción económica que en el caso de que se realice en zonas protegidas o en casco histórico pueden alcanzar los 3.000 euros, 6.000 si se es reincidente. Por su parte, el Ayuntamiento se plantea también denunciar por daños al patrimonio histórico de la ciudad. Otro de quienes han visto dañado el cierre de su negocio, empresario de la noche, lamenta tener que recurrir a denunciar: “En Malasaña nunca hemos sido muy de resolver problemas recurriendo a la Policía, no es algo que nos guste. Somos gente abierta, con la que se puede hablar, pero esta gente nos está obligando a hacerlo”.