Fuencarral 77 resucita con una inyección de arte contemporáneo

Resucitar a un muerto mediante una buena inyección de arte contemporáneo, eso es lo que se han propuesto -aunque por el momento sea de forma temporal- los organizadores de la exposición Espacio+Identidad, que se inaugurará el próximo viernes en Malasaña. El cadáver que volverá a la vida no es otro que el del conocido pasaje del número 77 de la calle Fuencarral, ese al que ya sólo los vecinos de siempre recuerdan con actividad. Allí, 69 artistas de 12 países

ocuparán con sus obras, durante todo un mes, 13 locales comerciales que llevan años cerrados, además de intervenir sobre el mismo espacio de tránsito del corredor.

El empuje de la pintora malasañera Almudena Mora y del gestor cultural Max Meier es el que ha puesto en pie un proyecto artístico -y regenerador del espacio urbano- tan singular como éste. El patrocinio de la Embajada alemana en Madrid y la buena disposición de la Tesorería General de la Seguridad Social, organismo al que pertenece este inmueble de propiedad estatal, han sido los otros pilares que han hecho posible la muestra que hoy se presenta ante la prensa y que quedará abierta al público en general desde el día 20.

Eugenio Monge, propietario del único local que permanece abierto en el pasaje, la Joyería Monge, está poco menos que entusiasmado con la iniciativa. Él, que en declaraciones a Somos Malasaña dijo hace unos años que prefería ver 'okupas' en los espacios vacíos que rodean su comercio a la nada reinante, está encantado con tanto movimiento a su alrededor en los últimos días. Lo mismo sucede con los vecinos que se han acercado a ver lo que se gestaba en esta tumba comercial.

La muestra

El embrión de Espacio+Identidad cabe buscarlo en el pasado otoño, cuando la 'sociedad' Mora-Meier halló en el pasaje de Corredera-Fuencarral el lugar idóneo en el que montar en Madrid la exposición “diferente” que les rondaba por la cabeza. Tras unas breves averiguaciones, tocaron a la puerta correcta: Patrimonio de la Seguridad Social. El trabajo de Meier en la Embajada de Alemania les dio acceso al embajador alemán, Reinhard Silberberg, un enamorado del arte contemporáneo que en seguida prestó su apoyo al proyecto. Con tal padrino, llegaron los patrocinadores: Würt, Fundación Goethe y Claro Sol. Por último, quedaba reunir a los artistas participantes: pan comido para una pareja con larga experiencia en proyectos de arte colaborativo y organización de festivales internacionales como el de Arenas de San Pedro.

“Quienes participan en Espacio+Identidad lo hacen de manera desinteresada, sin cobrar, lo cual es de agradecer. Para la selección de los mismos nos hemos fijado en la trayectoria profesional de cada uno de ellos y luego se les ha dado un tema sobre el que reflexionar a través de sus obras. Hemos procurado incluir diferentes técnicas, lenguajes, procedencias y culturas, edades. Todas las voces son válidas en este encuentro entre artistas. Hay desde figuras con un importante caché a nivel nacional e internacional, que se han dejado seducir por la propuesta, hasta colectivos de recién salidos de Bellas Artes, que aportan empuje y una nueva mirada”, comenta Almudena Mora.

Todo está preparado ya a falta de lo más importante, el encuentro con el público. Graffiti, fotografía, poesía, artes plásticas, escultura, instalaciones, proyecciones, pintura... Un renacido pasaje aguarda miradas a cambio de arte, ese arte que, como dice el crítico Jesús Gironés, “nos hace ver que ocupar el espacio y la vida de otra manera es todavía posible”.

La exposición permanecerá abierta hasta el 20 de octubre, de jueves a domingo, de 11 a 14 horas y de 17  a 21 horas. La entrada es gratuita. En la inauguración actuará el performer Abel Azcona, conocido por sus espectaculares intervenciones. La propuesta se completa con una amplia oferta de actividades: conferencias, música, talleres, exhibiciones de arte en vivo, cine, visitas guiadas... La oferta detallada puede consultarse en la página web del evento y en su grupo de facebook.

Almudena Mora cree que para Malasaña sería muy importante poder recuperar de forma continuada el pasaje, mientras imagina la de cosas que se podrían realizar en él. Como todo es empezar, no descarta pedir -cuando acabe la muestra- la cesión, sin fecha de caducidad, de uno de los locales abandonados para ofrecer algún tipo de taller artístico e intergeneracional, que sirva a la vez de punto de encuentro entre vecinos del barrio.

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