Los otakus 'toman' Madrid: el furor por la cultura nipona y la IA endurecen el casting de artistas en la Japan Weekend

Lourdes Barragán

Madrid —
18 de septiembre de 2025 07:22 h

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Amaia se pregunta en Yamaguchi (2022) si, como ella, las niñas de Japón también lloran a su primer amor. Les separan dos océanos y 16.000 kilómetros de distancia, pero la artista española canta a un vínculo entre la prefectura nipona y su Pamplona natal, que ha dado su nombre a un famoso parque en la ciudad. En realidad, la cultura japonesa lleva años arraigando en España y otros países europeos pese a las abismales diferencias lingüísticas o sociales. La apuesta por el anime en televisiones autonómicas como TV3, EITB, TVG o Canal Sur y el auge de las traducciones de mangas clásicos en los ochenta o noventa popularizaron el mundo otaku en buena parte de Europa. Y en los próximos días, Madrid volverá a acoger una de sus citas más esperadas del año.

Noelia, que no se pierde una Japan Weekend, este año irá como “reportera” y no como artista. Se trata de una de las mayores ferias en toda España dedicadas a la cultura japonesa, el manga y el anime o los videojuegos; así que atrae a un sinfín de aficionados que pasan el día entre puestos de ramen, cosplays, caracterizaciones o tiendas de camisetas con estampados de sus series favoritas. Como no superó el casting para tener estand propio, ha decidido darle una vuelta de tuerca a la situación: documentará el día de quienes sí lograron su expositor.

Ella es diseñadora gráfica e ilustradora; hace años que vende láminas o merchandising en eventos frikis por toda España. Conoce “la Japan” desde que se hacía en el Palacio de Cristal en Casa de Campo y entrar apenas costaba seis euros. Ahora, cada día son entre 20 y 40. “Nosotros somos minoristas, así que la subida de precios ha sido un duro golpe para muchos”, admite Noelia, que cree que “buena parte del dinero que pagas de diferencia se invertía antes en comprar cinco o seis prints [láminas] en la zona de artistas”. Pero el evento cada vez atrae a más gente.

En la última década, todo lo relacionado con el manga o el anime ha pasado de ser un asunto de nicho a estar en las televisiones o entre grandes plataformas como Netflix, que ya emiten clásicos como Naruto, Monster o Berserk. España es cada vez más otaku –amantes de la cultura japonesa– y eso sitúa a los festivales manga como la Japan Weeked en el punto de mira de muchos artesanos, que encuentran en ellas una oportunidad para exponer sus obras y vender stock con temática de anime.

La contrapartida de todo esto, no obstante, es que los artistas lo tienen más difícil que ayer para conseguir tener un expositor en el recinto. Desde hace años, la Japan Weekend de Madrid (el festival se reproduce en otras ciudades como Valencia o Bilbao) se celebra en Ifema, un espacio seleccionado con el boom nipón ya que permitía albergar a más personas. En la última edición de febrero se rozaron los 170.000 asistentes. Sin embargo, la demanda por un hueco en la mejor zona de venta no para de crecer.

“Se forma una Tercera Guerra Mundial solo para entrar lo más rápido posible”, confiesa Raquel, otra joven de Huelva que vive en Aluche y se gana la vida como artista en este u otros eventos. Para la próxima Japan Weekend ha conseguido tener un puesto en la zona de más visibilidad, por la que ha tenido que adelantar 375 euros, 100 de ellos en concepto de seguro por la tienda. Si todo va bien, esta última cantidad se reembolsa después del fin de semana. Para exponer en mesas grandes como ella y disponer de más espacio para tus productos hace falta pasar un filtro de calidad, cuyos requisitos decide la propia organización, a cargo de la empresa Jointos Enternainment S.L.

Como la Japan Weekend de Madrid es uno de los principales eventos del mundillo, Raquel calcula que en cada edición pueden aplicar entre 1.000 y 2.000 aspirantes. No todos acaban teniendo el mismo espacio: la mayoría solo pueden entrar si son los primeros en rellenar un formulario de Google que, un día y a una hora concreta, publica el festival en sus redes y página web. “Si tardas 60 segundos más, estás fuera”, sentencia esta ilustradora, que narra cómo muchos pierden la plaza si se les cae Internet en el momento justo o han salido de viaje para esas fechas.

Sara, otra de las artistas gráficas que han logrado plaza después de rellenar un formulario de acceso y presentar un porfolio con sus trabajos más destacados, también ultima estos días el material de venta. No es la primera vez que logra entrar ni la única feria manga a la que asiste como artesana, pero reconoce la ventaja de vivir en Madrid a la hora de ahorrar gastos de desplazamiento, manutención o alojamiento en una ciudada al alza como la capital. “Al final, la Japan Weekend de Madrid o el Salón Manga de Barcelona son los grandes eventos para muchos fans de esta cultura y es donde más asistencia prevés, por lo que la gente que traiga sus trabajos desde otras comunidades suma un gasto extra del que otros, por ahora, podemos prescindir”, detalla.

Cuando empezó a ir como visitante, siendo más pequeña, casi todo lo que se vendía eran fanzines y apenas había artistas al nivel que hay ahora. Ahora llegan desde Portugal, Alemania o Países Bajos solo para exponer en la Japan“, resalta Sara, que se dedica plenamente a su trabajo como ilustradora, recorriendo los recintos más conocidos entre aficionados al manga y el universo japonés. Sin embargo, hace poco que estos eventos empezaron a recrudecer sus filtros de acceso.

Para quienes montan un estand en Ifema existen dos categorías: el Artist Alley, donde presentan aquellos con un porfolio “más potente”; y el área No Comercial, en la que acceder solo es posible si se está entre los primeros candidatos en rellenar el formulario. Esto es algo que para Sara o Noelia genera contratiempos, más en los tiempos que corren. “Muchas veces se cuela alguno que notas que ha usado IA [Inteligencia Artificial] para generar sus dibujos. Eso es una movida, porque ocupa el lugar que debería estar usando un artesano con producción propia”, considera la primera de ellas.

En ese sentido, la mayoría de estas ferias han aumentado sus filtros para detectar cuándo un aspirante calca o está elaborando imágenes con Inteligencia Artificial para venderlas en un salón manga. “El nivel ha bajado y es cierto que intentan cuidar más quién entra y quién no, pero es complicado”, añade Noelia, que también sugiere una dosis de “amiguismo” en el proceso de selección final: “Enviamos muchas solicitides y la convocatoria se hace pública a través de X, así que todo es muy rápido. Los artistas tienen menos de un minuto para aplicar si quieren tener opciones de vender allí”.

Al final, poder vender en la Japan Weekend es algo al alcance de unos pocos y lograrlo llega a convertirse en unos auténticos “juegos del hambre” para quienes aplican. Los pequeños artesanos madrileños han visto en la fiebre por Japón un espacio de maniobras con los que lanzar su marca y aumentar ventas. La popularización de la cultura nipona en España y buena parte del mundo sorprende si se tienen en cuenta las diferencias sociales y geográficas que existen; sin embargo, incluso desde entidades especializadas asumen que el manga y el anime se han consagrado más allá del país del sol naciente.

“Es una de las principales motivaciones de los estudiantes jóvenes para iniciarse en el idioma japonés, aprender la cultura y viajar algún día a Japón”, exponen desde la Fundación Japón en Madrid, una institución con sede en la capital dedicada a promover el intercambio cultural internacional y el entendimiento mutuo entre Japón y otras zonas del mundo. “En los últimos años hemos visto un aumento del número de personas por la calle con camisetas relacionadas con el manga o el anime, más tiendas especializadas adquisición de colecciones completas en las bibliotecas públicas madrileñas”, añaden desde la fundación.

Reciben casi a diario nuevas solicitudes de centros, instituciones o particulares que buscan “colaborar” con ellos y organizar actividades culturales relacionadas con esta cultura. Haciendo un balance de los últimos años, desde el organismo entienden que la popularidad de eventos como la Japan Weekend o el Madrid Otaku, otra conocida feria manga, suponen ya un “reflejo del interés por el género, cada vez más cerca de considerarse un material público de interés cultural”.