Los socavones forman parte del paisaje urbano en muchas ciudades españolas y generan una sensación de abandono cada vez que persisten sin reparación. Los vecinos reclaman mejoras, envían escritos y hacen llamadas, pero el asfalto sigue roto incluso durante años.
En este contexto surge la decisión de actuar por cuenta propia, como una manera de transformar la impotencia en acción visible. Este impulso se traduce en pintadas provocadoras que marcan el deterioro y obligan a las autoridades a intervenir con rapidez, lo que demuestra hay maneras de alterar la pasividad institucional.
Un malagueño convierte un agujero en noticia con un spray rojo
Un ejemplo reciente ocurrió en Málaga, cuando Ricky Navarro utilizó un spray comprado en una gran superficie para rodear un socavón con un pene rojo en un paso de cebra de Carranque. Según contó en el programa Vamos a ver de Telecinco, ese agujero permanecía igual desde 1989, más de 35 años.
Él mismo relató su decisión con estas palabras: “Me fui a MediaMarkt y compré por 8,50 euros un spray para denunciar la existencia del bache, a ver si lo arreglan de una vez”. Su vídeo acabó en TikTok y se hizo viral. El gesto tuvo consecuencias inmediatas. Una patrulla de paisano lo sorprendió cuando grababa un vídeo de la pintada y acabó denunciado por infringir la ordenanza de convivencia.
La sanción puede superar los 250 euros, aunque la policía se mostró cordial en el momento de detener la acción. Lo cierto es que al día siguiente el boquete quedó tapado, tal y como mostró en una nueva grabación. “Lo han dejado perfecto”, aseguró.
Casos similares se han dado en otros lugares de España. El año pasado, el pueblo asturiano de Perlin apareció con decenas de penes pintados junto a baches que impedían incluso el paso de ambulancias. Fue una asociación de vecinos la que recurrió a esta vía para presionar al ayuntamiento.
El precedente británico que origina este movimiento tan singular
Estas actuaciones recuerdan a un grafitero británico que en 2015 se hizo conocido en Mánchester con el seudónimo Wansky. El artista justificaba sus pintadas con un objetivo claro: “Quería llamar la atención sobre el bache y hacerlo memorable. Nada parece hacerlo mejor que un falo gigante”.
Las reacciones en Reino Unido fueron contradictorias. Mientras algunos vecinos aplaudieron la idea por su efectividad, el portavoz del gobierno local calificó las acciones de insultantes y ofensivas para las familias con niños. Pese a esas críticas, las autoridades acabaron reparando muchos de los desperfectos que él señalaba, lo que extendió la notoriedad de su página en redes sociales. Según recogían sus publicaciones en Facebook, llegó a acumular casi 10.000 seguidores.
Los informes advierten que la falta de inversión en carreteras cuesta vidas cada año
La inspiración de Navarro en este antecedente británico resultó evidente. El propio afectado lo reconoció en sus vídeos. Aseguró además que su motivación fue el riesgo real que implican estos baches para motoristas. Explicó que un amigo perdió una pierna en un accidente provocado por uno de ellos y añadió: “Soy motero, tengo una Harley y sé el peligro que suponen los baches”.
Más allá de lo anecdótico, los datos avalan la gravedad del problema. Un informe reciente de la Asociación Española de la Carretera detalla que el 52% de la red presenta deterioros graves y que 34.000 kilómetros requieren reconstrucción urgente. La inversión necesaria ronda los 14.000 millones de euros, una cifra que muestra la magnitud del déficit acumulado.
Los efectos de esa desatención ya han tenido consecuencias mortales. Este verano, el futbolista del Liverpool FC Diogo Jota falleció junto a su hermano en la autovía A-52 cuando el Lamborghini Huracán en el que viajaban sufrió un reventón. Aunque se informó que la velocidad fue un factor importante, está documentado que la vía en la que se produjo el accidente arrastra un amplio historial de deficiencias y elevada siniestralidad.
La Fundación Mapfre advierte que la inversión en conservación sería determinante. Sus cálculos indican que dedicar 1.800 millones de euros a mejorar carreteras convencionales evitaría 300 muertes anuales y más de 800 heridos graves. Estos números explican por qué algunos ciudadanos recurren a métodos tan pintorescos para lograr que los responsables actúen.
En ese contexto, las pintadas de penes, por grotescas que parezcan, han acabado siendo una herramienta eficaz de presión que funciona allí donde las reclamaciones formales se pierden en el papeleo.