En 2014, Escocia -que estaba integrada en el Reino Unido- celebró su Referéndum de Independencia que perdió por una diferencia del 10,6 por ciento. Hubo algunos comentarios y especulaciones sobre ese resultado que fue claro, pero no se pudo evitar el comentario sobre que el MI5 y otras fuerzas e intereses de la Gran Bretaña habían “intervenido” para que Escocia siguiera integrada en el Reino Unido. Pues bien, este recordatorio del intento que se celebró en 2014 tuvo una reminiscencia el pasado sábado, 19 de julio de 2025, durante el concierto que los escoceses de Simple Minds celebraron, dentro del ciclo MURCIA ON, en la plaza de toros de La Condomina. Banderas escocesas y vestimentas masculinas de tartán (alguno decorado con cuero, sin perder el tejido propio escocés de la clásica falda o kilt) y su sporran (una especie de zurrón o riñonera), que imprimían aún más ambiente entre el público que llenaba las gradas puestas a la venta, además del personal congregado en el ruedo taurino. En total, casi 6.000 personas se habían dado cita (la mayoría entre los 50 y 60 años o unos poco más) para presenciar el concierto que ofrecieron sus compatriotas de Simple Minds.
A las 21 horas y 32 minutos, se iniciaba el estallido escocés de esta actuación del grupo, con las primeras notas de ‘Waterfront’; una pieza muy potente perteneciente a su álbum de 1983 titulado ‘Sparkle in the rain’ que ya puso a toda la plaza a tono, con un público saltando, acompañando con palmas acompasadas y coreando el estribillo. Las banderas escocesas ondearon en el aire (escaso, por cierto) que había en el ruedo y gradas. Todo era, desde el primer minuto, muy escocés. Tras dar las “Gracias, Murcia” por parte del líder y cantante Jim Kerr, pidió que todo el mundo siguiera acompañando las canciones del grupo. Así que sonó la pieza de 1985 que dio título a ese disco grande: ‘Once upon a time’. Los asistentes se movían por el ruedo de la plaza, en sus lugares de los tendidos puestos en pie… El ir y venir de tanques cerveceros era constante en todas las barras disponibles. Lo fue entonces y antes, en los bares de la zona aledaña al coso taurino. El reinante calor murciano tan sofocante no dejaba mucha más elección. Ya en el recinto, la música también contribuía a ir refrescando las gargantas, para seguir coreando piezas como ‘Gittering prize’ (1982), ‘Oh jungleland’ (1985) o ‘Let there be love’ que el público, como si fuera un solo coro al unísono, acompañaba a sus ídolos musicales. Todo era fiesta, el buen rollo reinaba y las cervezas se agotaban una y otra vez.
La trayectoria de Simple Minds sólo tuvo un descanso de 1992 a 1994. Fue una parada, tal vez, necesaria para reiniciar las ideas y el rumbo de algunas decisiones. Pero tuvo también sus frutos, como lo demuestran los 20 álbumes publicados, además de sencillos, vídeos o colaboraciones en cine y televisión. Los años 80 del siglo XX fue una etapa musical muy rica, en la que grupos como The Cure, Depeche Mode, The Smiths, Joy Division, Duran Duran, Pet Shot Boys y muchos más -sin olvidarnos de formaciones como The Police o Iron Maiden- compitiendo, además, con los consolidados Queen y con terreno amplio para seguir innovando. Fue el caso de las guitarras experimentales de Charlie Burchill que, hasta ese momento, se distribuían por cada una de las piezas que conformaban el repertorio de Simple Minds hasta ser, digamos, la principal voz musical del grupo que sustituía a la sección de teclados y bajo, protagonistas hasta entonces. En suma, decisiones que durante ese tiempo de reflexión dotaron a Simple Minds de nuevos potenciales provocando revisiones de todo lo publicado.
Las canciones de su amplio repertorio se iban sucediendo, como ‘Love song’ (pieza potente y muy activa), ‘I wihs you where here’, del año 1985, en la que Kerr aprovechó para comprobar si el personal andaba despistado o bajo de forma con un “Murcia”, que fue respondido al momento por esas casi 6.000 personas que contemplaban el espectáculo. Le seguiría una pieza un tanto más relajada, ‘Someone somewhere’ (con coros y palmas del público incluidas), a la que seguirían ‘Belfast child’ de corte muy influenciado por el folklore y con una introducción de magnífica factura del guitarrista Charlie Burchill, que fue uno de los escasos temas sosegados de la hora y media de concierto. Tras los primeros cinco minutos, otra reminiscencia de la música celta: Los tambores que hacía sonar, contundentemente, la baterista Cherisse Osei, de pie, para abarcar mejor todo su amplio set percusivo y retomar la línea del comienzo para finalizar. Grandiosa esta segunda parte de la pieza, que el respetable supo premiar.
Llegados a este punto del concierto, el grupo atacó ‘Theme for great cities“; una pieza instrumental larga, que dio tiempo a Kerr para cambiarse de camiseta y camisa ya que el calor reinante en Murcia era intenso. Fue, entonces, cuando la baterista Cherisse Osei cobró el protagonismo con un espectacular solo certificando con ello, el motivo de que sea considerada en Gran Bretaña una de las mejores en su especialidad. Además, sirvió como preámbulo para presentar a la banda integrada, además de Osei, por Jim Kerr, cantante y fundador; Charlie Burchill, el otro fundador que queda y guitarra solista; Ged Grimes, bajo y coros; Sarah Brown, coros y voz; Gordy Goudie, guitarra rítmica y percusión y, por último, pero no menos importante, Erik Ljunggren, teclados. Y sin más, sonaron las notas de otro potente tema titulado ‘Promise You A Miracle’, que reiteró la entrega de un público que necesitaba la música de Simple Minds. El baile, los coros y las palmas continuaban formando parte de esta gran banda escocesa, que enfilaba ya la recta final de su concierto en el MURCIA ON 2025.
Una recta final que llegó con ‘All the things she said’, otra canción exitosa de 1985 (fue la década en la que más éxitos lograron) pero con una puesta al día a la publicada aquel año. Continuaron con ‘See the lights’, en la que el público ya invadía parte de los espacios de paso en las gradas bailando y aplaudiendo, para llegar al final del concierto con ‘Don't you forget about me’, que alargó debido a que el personal no cesaba de corear el estribillo, saltando y acompañando con palmas. En esta interactuación, Kerr fue solicitando que bajaran la intensidad del coro hasta casi hacerlo callar, mientras el se arrodillaba y tumbaba hacia atrás arrancando, de menos a más, con el estribillo hasta que el respetable volvió a coger combo. Bueno, una fusión total entre músicos y público que dejaba fe notarial del potencial que Simple Minds despliega en sus conciertos. Mientras esperábamos el comienzo de esta actuación escuché, en el corrillo de fotógrafos, que hay músicos que ya no dan la talla por la edad y pérdida notoria de facultades. Uno de ellos señaló que “mientras cumplan en el escenario, la edad no importa”. Y lleva toda la razón. Simple Minds son parte de esa razón viva.
Jim Kerr dio las gracias porque este público volviera, una vez más, a arroparles y acudir a su concierto en esta plaza de toros murciana. Los asistentes no cesaban de vitorearlos, de aplaudirlos y de, cómo no, pedir un poco más. Menos de un minuto tardaron en regresar al escenario, para regalarnos un primer bis cantado por Sarah Brown: ‘Book of brilliant things’. Una excelente voz la de Sarah, que supo expresar el reconocimiento del público. Y otra pieza imprescindible del repertorio, ‘Alive and kicking’ con la que, ahora sí, Simple Minds finalizaban su paso, una vez más, por la plaza taurina de Murcia.
En suma, un concierto que tuvo fuerza y dinamismo desde el primer tema y que convocó a casi seis mil personas (muchas de ellas escocesas y británicas, que pasan buena parte del año en nuestra región), con el que disfrutaron al máximo sin descartar otros tiempos en los que fueron más jóvenes.
La próxima cita será este miércoles, 23 de julio, con otra leyenda de la música del rhytm & blues: Lionel Ritchie. Un concierto que es esperado con gran expectación por los aficionados a este género, que también cuenta con un buen número de adeptos. Naturalmente, se lo contaremos en estas mismas páginas digitales así que, por favor, no pierdan el hilo.