Región de Murcia Opinión y blogs

Sobre este blog

Huyendo de la bala que disparé

0

Una aproximación a 'Mira que eres' (Candaya, 2021), de Luis Rodríguez

"Vivo huyendo de la bala que disparé cuando tenía nueve años, me aventó de sopetón. Un disparo certero dirigido a mi propio corazón que me alcanzará como muy tarde a los cincuenta años. Si tú también, deja que te dé un consejo: no se te ocurra, creyéndote ágil, tratar de esquivarla. No lo hagas"

No deja de sorprenderme Luis Rodríguez, el escritor, ese que es capaz de publicar un libro como 'Mira que eres', o como cualquiera de sus cinco novelas anteriores. Y no sé muy bien la causa. Será porque no se parece a nadie cuando escribe. O, tal vez, son los demás los que no se parecen a él. De verdad que no lo sé. Pero me gusta, disfruto su forma de enredarme como lector, de involucrarme, de jugar conmigo. Yo acepto encantado su propuesta, quiero saber hasta dónde quiere llevarme, recorro contento cada página, camino junto a él, necesariamente lento. Y al final, termino muy satisfecho de lo andado, salgo de un ensimismamiento entretenido y gozoso que pocos escritores me procuran. Nunca sé si he sido capaz de descubrir todo su juego. No me importa, queda abierta la puerta a una relectura que me descubrirá, seguro, otros mundos de su universo literario. ¿Son infinitas las lecturas posibles de un libro de este escritor? Tal vez. Así de grande se me ha hecho Luis Rodríguez, con cada libro suyo leído, con cada relectura, con 'Mira que eres'.

 Este libro es un canto a la literatura, un hermoso canto a la literatura y al oficio de escribir, a sus contingencias e imponderables, también a sus vicisitudes, y a sus alegrías, claro. Es la historia de un escritor efímero que solo escribió una frase y quedó bloqueado. Así lo cuenta Luis Rodríguez: “No escribió nada más, así de breve fue su carrera literaria. Deseó que su frase encontrara un lector propicio a su combustión y fuera este, el lector, quién construyera la novela. Tuvo suerte”.

Es el narrador, aquel lector propicio, quien escribe la novela. O lo intenta. Anota: “Esto no es una novela, es la contemplación de un rescoldo”. Pero un rescoldo es lo que aún queda vivo después de una combustión y antes de que todo sea ceniza. Y quizás, finalmente, sea esta, la ceniza, la que se ha convertido en novela tras la contemplación detenida de cualquier rescoldo. ¿No es de ahí de donde han salido tantas novelas extraordinarias, tantas obras de arte?

Luis Rodríguez salpica su novela de citas literarias, de frases escuchadas al vuelo, de conversaciones en bares, de sueños, de recuerdos antiguos que pueden ser, en realidad, sueños también, de invenciones. Son digresiones que al lector despistado puedan parecerle interrupciones. Nada más lejos de la realidad, cada una de esas líneas, de esos párrafos, de esas citas es perfectamente pertinente pues complementa y explica, solo hay que aceptar el juego que propone el escritor. Escritor que busca un lector que le acompañe, que se implique, que sea cómplice de esta maravillosa construcción literaria. ¿Eres tú ese lector?

Ya en la primera página de la novela se narra el siguiente diálogo: “Vivo huyendo de la bala que disparé cuando tenía nueve años, me aventó de sopetón. Un disparo certero dirigido a mi propio corazón que me alcanzará como muy tarde a los cincuenta años. Si tú también, deja que te dé un consejo: no se te ocurra, creyéndote ágil, tratar de esquivarla. No lo hagas.

Te lo agradezco, respondí, puedes estar tranquilo. Tuve la pistola en mis manos a la misma edad, y disparé, pero no pude dominar el arma y me herí. Vivo con esa herida desde entonces“.

Creo que Luis Rodríguez se esconde detrás de esa bala, que esa bala representa su pasión por la Literatura, que la disparó con sus primeras lecturas y que, efectivamente, le alcanzó a los cincuenta años cuando publicó su primera novela, 'La soledad del cometa'. Desde entonces vive con la herida.

Yo quiero ser ese lector que busca Luis Rodríguez. Si tú también, mira que eres.

Una aproximación a 'Mira que eres' (Candaya, 2021), de Luis Rodríguez

"Vivo huyendo de la bala que disparé cuando tenía nueve años, me aventó de sopetón. Un disparo certero dirigido a mi propio corazón que me alcanzará como muy tarde a los cincuenta años. Si tú también, deja que te dé un consejo: no se te ocurra, creyéndote ágil, tratar de esquivarla. No lo hagas"