Región de Murcia Opinión y blogs

Sobre este blog

¡Con el Cid! Así se gana la guerra cultural en Murcia

0

Dicen que el Cid ganaba batallas después de muerto. Su cadáver embalsamado a lomos de Babieca, según cuenta la leyenda, fue capaz de hacer huir a los moros de Ben Yusuf e impedir que tomaran Valencia. Lo que no se esperaban los ultras de Vox es que más de 900 años después se lo iban a encontrar frente a frente en la Asamblea.

Escuchar a María Marín recitar el Cantar de mio Cid y hacer referencia a textos de los Reyes Católicos, mostrando la naturalidad del uso de ambos géneros en nuestra tradición literaria, es un ejemplo de manual de cómo ganar la guerra cultural en la que la ultraderecha nos tiene sitiados.

Hay tres formas de enfrentarse a Vox. Una es no comparecer. Ignorarlos. No entrar en sus debates para no contribuir a amplificarlos. Es lo que hizo el PSOE negándose a participar en el debate y votación sobre la moción para prohibir el lenguaje inclusivo.

Es una estrategia legítima, pero cuestionable. Porque estos ultras ya no son un pequeño partido extraparlamentario. Al contrario. Tienen la llave en la Asamblea Regional, controlan la Consejería de Educación y tienen el apoyo de las élites económicas, mucho dinero y, por tanto, medios que escriben a su dictado.  

Una segunda vía es denunciar su violencia. El ataque contra el lenguaje inclusivo es un hito más en su campaña contra el feminismo y un recurso habitual para ridiculizar la lucha por sus derechos de las mujeres. No hay duda de que los de Vox son misóginos, machistas, homófobos, franquistas, xenófobos y fascistas. Y tenemos el derecho y la obligación de decirlo. Sin embargo, esta estrategia nos coloca en el papel de víctimas desde el principio. Con los vencidos. Con la antiespaña. Derrotadas.

Una tercera estrategia es combatirlos en su terreno. En lugar de esperarlos sitiados cómodamente en nuestras convicciones democráticas, salir a enfrentarlos a campo abierto y con sus armas. Con el patriotismo de las gentes comuneras y del Empecinado. Con el mensaje cristiano de Francisco. Con la Constitución española en la mano. Con el Cid si es preciso.

El portavoz ultra se presentó a la batalla con la RAE, sus 308 años de historia y sus 475 santos varones miembros (por 11 mujeres) como aliados. Flanqueado por Pérez-Reverte y el capitán Alatriste. Sin embargo, fue ver aparecer a nuestra Juana de Arco y al de Vivar y mudárseles el rostro. Conforme hablaba Marín se fueron haciendo más pequeños. Ganaron la batalla porque les daban los números, pero perdieron la moral, que es lo más importante en una guerra.

A las pocas horas desde el palacio de San Esteban el infante felón tocaba la corneta de la retirada. Ya no quieren prohibir el lenguaje inclusivo. La moción de Vox se queda en una recomendación genérica para el correcto uso del castellano. Un brindis al sol. Es la confirmación de la gesta de Marín, que trovan ya las juglaras de nuestro tiempo.

Hay una guerra cultural en marcha y la vamos a ganar quitándoles todo lo que quieren robarnos. Nuestra lengua, nuestra historia y nuestras tradiciones. 

Dicen que el Cid ganaba batallas después de muerto. Su cadáver embalsamado a lomos de Babieca, según cuenta la leyenda, fue capaz de hacer huir a los moros de Ben Yusuf e impedir que tomaran Valencia. Lo que no se esperaban los ultras de Vox es que más de 900 años después se lo iban a encontrar frente a frente en la Asamblea.

Escuchar a María Marín recitar el Cantar de mio Cid y hacer referencia a textos de los Reyes Católicos, mostrando la naturalidad del uso de ambos géneros en nuestra tradición literaria, es un ejemplo de manual de cómo ganar la guerra cultural en la que la ultraderecha nos tiene sitiados.