Este año afrontamos un 8 de marzo diferente, pero con el mismo espíritu de lucha. El Día Internacional de la Mujer Trabajadora se conmemora desde hace más de cuarenta años con el objetivo de visibilizar el papel de la mujer en la sociedad, combatir contra la desigualdad de oportunidades y demandar una plena igualdad. Este 8M queremos destacar el papel de mujeres comprometidas con la realidad social, involucradas en movimientos sociales en la Región que ponen todo su esfuerzo para conseguir una sociedad más justa y sana.
Begoña Iriarte es una de ellas. Actriz y dedicada a las artes escénicas, forma parte de PAREM, la Asociación de Ayuda a Personas Refugiadas en Murcia. Aunque siempre ha tenido cierta inquietud social, no fue hasta el estallido de la guerra en Siria cuando dio el paso al activismo: “No fui capaz de dar el paso a la acción hasta que no me sentí identificada con personas que gozaban de una sociedad más parecida a la nuestra. Suena mal, pero es la realidad. Fue entonces cuando pensé que en cualquier momento me podría ver en esa situación”.
Begoña, más dispuesta que nunca, cogió la muñeca con la que hacía sus espectáculos, un títere, y puso rumbo al campo de refugiados de Grecia: “Poner nombre y conocer a la gente te quita todo sentimiento de pereza y miedo por ayudar. No importa que no te identifiques físicamente con ellos , son miradas de humanos a humanos”.
Su labor en PAREM es imprescindible. Antes de que estallara la crisis de la COVID-19, estaba involucrada en proyectos como la inclusión social a través de actos culturales o en un plan de donación y reparación de bicicletas para facilitar la movilidad de las personas refugiadas en colaboración con el `Hospital de bicis´. Con la llegada de la pandemia, su labor cambió radicalmente: “Tuvimos que ponernos a llevar a cabo acciones de primera necesidad, atender cosas más urgentes, como el reparto de comidas o el acompañamiento”, cuenta.
La mayor aspiración de Begoña pasa por la dedicación plena en acciones sociales, pero por el momento no lo ve viable: “La supervivencia personal tampoco es sencilla, no es para nada comparable mi lucha con la de una persona nacida en Siria, pero desafortunadamente no puedo dedicarme íntegramente a ello”.
“Intentas ser una mejor versión de ti, que tu vida no deje tanta huella en el mundo”
Pilar de Lorenzo Alcaraz es otra de estas mujeres que inspira. Pilar forma parte del movimiento Extinction Rebellion en la Región de Murcia, un movimiento internacional que utiliza la acción directa no violenta y la desobediencia civil para pedir a los gobiernos que actúen ante la emergencia climática y ecológica. Aunque estudió Derecho en la Universidad de Murcia, desde pequeña tuvo inquietudes en relación al mundo del medio ambiente: “Ya venía dando 'follón', pero no comencé a actuar hasta que llegué a la universidad y conocí a gente con las mismas inquietudes que yo”.
A los 18 años, Pilar comenzó a realizar voluntariados en diferentes asociaciones y ONG y su forma de vida cambió por completo: “En el momento en el que te planteas si quieres ser parte de la solución y no del problema es cuando tu cabeza hace ‘clic’. Intentas ser una mejor versión de ti, que tu vida no deje tanta huella en el mundo, aunque es muy difícil”, asegura.
La activista pasó a formar parte del movimiento en diciembre de 2019 en la cumbre social de la Cop 25 y desde entonces lucha para conseguir un mundo con más posibilidades: “Empiezas a leer, a investigar y te das cuenta de que existen alternativas sostenibles, pero que no se ponen en marcha por el sistema económico (...) Es muy frustrante, pero no voy a parar hasta que cada vez haya más gente que quiera cambiar esta situación”, afirma. Aunque asegura que hay muchos días en los que piensa en abandonar “por la multitud de atrocidades que se arremeten contra el medio ambiente”, las buenas acciones son las que la hacen seguir luchando por la causa.
“Pensé que esa ley tenía que ser para proteger los derechos de la naturaleza”
Acciones como la que llevó a cabo Teresa Vicente, profesora de Filosofía del Derecho en la UMU y redactora de una Iniciativa legislativa popular (ILP) para darle personalidad jurídica al Mar Menor. Su propuesta nació a finales de los años ochenta cuando comenzó a estudiar en la universidad: “Cuando empecé a escuchar al catedrático Mariano Hurtado hablar de la ley natural pensé que esa ley tenía que ser para proteger los derechos de la naturaleza, pero me dijo que eso era imposible a no ser que se creara un nuevo modelo de justicia dentro de la Filosofía del Derecho”.
A partir de ese momento, el principal propósito de Teresa fue otorgar derechos a los ecosistemas y lo conseguiría con el apoyo del profesor: “Me dijo que me ayudaría si sacaba matrícula en filosofía del derecho y fue tanto el estímulo que así fue. Cuando terminé la carrera hicimos la tesis y a partir de ese momento comenzó una gran carrera de obstáculos”. Aunque la idea de dar derechos a la albufera más grande de Europa ya estaba sobre la mesa, no fue hasta el curso 2018-2019 cuando la profesora de la UMU recibió una beca y puso rumbo al centro de Justicia y Clima para investigar las dos posibles vías para conseguirlo: a través de los tribunales o de un movimiento ciudadano. Al regresar, se reunió con el rector, José Luján, y le propuso la creación de una Cátedra de Derechos Humanos y Derechos de la Naturaleza que rápidamente se puso en marcha.
Durante ese mismo curso académico, una de sus alumnas le planteó la posibilidad de realizar un análisis sobre el Mar Menor poco después del frenético paso de la DANA por la Región y, para ello, creó un grupo con el fin darle personalidad jurídica: “Realizamos un estudio sobre el método más adecuado para llevar a cabo la iniciativa y lo publicamos en la prensa. A la mañana siguiente el alcalde de Los Alcázares me llamó y me dijo que cumplía los requisitos para propulsar la ley de iniciativa popular”. La iniciativa de ley en el pleno del municipio costero fue respaldada por toda la cámara y partió rumbo a la Asamblea Regional que, aunque la tumbó, fue aprobada posteriormente por el Congreso de los Diputados. Actualmente, la iniciativa necesita 500.000 que el Congreso debata esta proposición.
“En general todas las enfermedades que padecen las mujeres están infravaloradas”
Ejemplo de involucración en la sociedad es, de igual forma, el de Elvira Medina, trabajadora social y profesora en la Universidad de Murcia. Su perfil le ha permitido trabajar y ser voluntaria en diferentes instituciones y organizaciones sociales tanto dentro como fuera del país: “Estuve cuatro meses de voluntaria en Cooperación al Desarrollo en Paraguay ayudando en una asociación de mujeres”.
Elvira, 'feminista convencida', entiende el feminismo como un eje trasversal en el que hay que participar con acciones cotidianas y diarias. Su militancia al partido de Podemos está referida precisamente a ello: “Creo que en el partido el feminismo es una seña de identidad”. Dentro de él, la profesora lleva el área de Derechos y Servicios Sociales, programando actividades, reuniones con asociaciones, etc. Aunque, su lucha particular en la realidad social, está marcada por la enfermedad que padece: la endometriosis, una enfermedad benigna que afecta a las mujeres durante su vida reproductiva, pero de la que no se tiene mucha constancia en sociedad.
Es por ello que recientemente, junto con otras mujeres, fundaron la asociación ENDOMÁS con el objetivo de dar la visibilidad que merece: “En general todas las enfermedades que padecen las mujeres están infravaloradas y se constituyen como temas tabús para el resto. Nuestro propósito es ayudar a aquellas que padecen endometriosis”.
Este mes de marzo, tanto Elvira como el resto de integrantes de ENDOMÁS han programado una serie de actividades para concienciar y visibilizar sobre esta enfermedad que padecen alrededor de 35.000 murcianas: “Vamos a llevar a cabo campañas para explicar en qué consiste la enfermedad, cuáles son sus consecuencias y también una campaña de apoyo al proyecto de Ley de Endometriosis presentado por Podemos en la Asamblea Regional”.