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El cambio en el PAI, de plan “imparable” con UPN a proyecto en estudio

Niños y niñas acceden a un centro educativo / Foto: Efe.

Garikoitz Montañés

El PAI quedará en stand by. El ambicioso Plan de Aprendizaje en Inglés (PAI), uno de los proyectos estrella de UPN, afronta una moratoria de “al menos un año” en su extensión, según se recoge en el programa del nuevo Gobierno Foral. El objetivo es que ahora se realice un estudio que evalúe el programa y permita diseñar un nuevo plan integrado de lenguas. Sin embargo, grupos de la oposición como UPN y PSN ya han mostrado su preocupación por esta decisión, que siembra dudas sobre el sistema: ¿quiere esto decir que el PAI afronta su final? Hay quien lo asegura, quien lo descarta y quien recuerda expresamente lo recogido en el acuerdo programático (paralizar su extensión, pero no todo el proyecto), pero lo que está claro es que se auguran cambios y que en educación, materia siempre sensible, este se presenta como uno de los temas donde habrá tiras y aflojas durante la legislatura.

No en vano, entre los múltiples asuntos que se abordaron este lunes durante el pleno de investidura de Uxue Barkos como nueva presidenta de Navarra, el PAI fue uno de los más concretos. Por las dudas mostradas por UPN y PSN sobre su futuro y por la respuesta de la propia presidenta, quien insistió en que “las cosas no se han hecho bien” y que un debate similar ya ha llevado al PSOE, que ahora gobierna en Baleares, a derogar el TIL, o Tratamiento Integral de las Lenguas. Sin embargo, la secretaria general del PSN, María Chivite, negó la mayor y después ha recordado que el TIL eran tres lenguas prácticamente implantadas “a la vez y en todos los centros, algo que fue un desastre total”, mientras que en el PAI el desarrollo ha sido más espaciado, “y aquí se va a paralizar con la excusa de una evaluación, y lo que hace falta es poner recursos y planificación sobre la mesa”. Y, mientras se producía en el Parlamento de Navarra ese cruce de reproches, el entonces aún consejero de Educación, José Iribas, negaba con vehemencia con la cabeza.

Porque Iribas fue durante la pasada legislatura defensor a capa y espada de esta apuesta por el inglés, que respaldó incluso tras la marcha al final de la pasada legislatura de gran parte del equipo que lo impulsó. Desde el Departamento foral de Educación se defendió entonces que se trataba, simplemente, de una nueva etapa. El consejero afrontó en sede parlamentaria las críticas sobre todo de grupos como EH Bildu y Geroa Bai, que pusieron en duda los resultados (Iribas compareció en la Cámara para exponer que, según diversas evaluaciones, no se reducían las notas pese a usar el inglés para impartir otras asignaturas) y, sobre todo, destacaron que el PAI era una forma de UPN de arrinconar la educación en euskera. El modelo, primero asociado al modelo british, se ha implantado durante prácticamente 15 años y, en febrero de este año, se anunció que se extendía ya a otros 16 centros (ocho públicos y ocho concertados) para llegar a un total de 107.

Pero, más allá de ese debate clave entre inglés, euskera y la libertad de elección de los padres y madres, la cuestión que ha unido a muchos sindicatos con representación en el mundo educativo fueron las dudas sobre los medios con los que se ha implantado el PAI: UGT se mostró de acuerdo con un modelo plurilingüe, pero no con cómo se estaba haciendo; CCOO criticó los errores de planificación; y ELA insistió en la falta de preparación del profesorado e, incluso, presentó un recurso judicial contra el plan.

Fuentes del sindicato abertzale insisten, por tanto, en que antes incluso de la finalización del estudio del PAI, los Juzgados pueden ofrecer novedades sobre este caso. Por ello, creen que el Gobierno podía haber sido “aún más drástico”, pero valoran la decisión de la moratoria en la extensión. Por su parte, la responsable de enseñanza de CCOO, Maite Rocafort, cree que frenar esa expansión es la decisión “más prudente”, ya que por el momento el Gobierno se compromete a hacer un estudio sobre un modelo que, en su opinión, se estaba implantando “de forma precipitada”. Y, por otro lado, el sindicato Afapna ha reconocido esta semana, a través de un comunicado, los “defectos” del PAI, pero también ha subrayado que estos no son suficientes para “eliminar el modelo”.

“No supone su supresión”

¿Pero esta moratoria supone la desaparición del PAI? El nuevo consejero de Educación, José Luis Mendoza, ha confirmado tras su toma de posesión que no se abrirán por ahora nuevas aulas del PAI, aunque ha matizado que eso “no supone su supresión”. “Queremos hacer una evaluación de cómo funciona; este año sí habrá PAI, los que estaban en él seguirán adelante, pero no se van a abrir nuevas aulas hasta que se evalúe el proceso por el bien de los docentes, de los alumnos y de la comunidad educativa”, ha afirmado.

Quienes defienden el plan, en cualquier caso, no ocultan su decepción por un paso que, entienden, va encaminado a que pierda fuerza. Y eso a pesar de que el propio Iribas aseguró, al final de la pasada legislatura, que el avance en su implantación era “imparable”. Quienes respaldan y quienes censuran el PAI, eso sí, coinciden en varias cuestiones: que al final del gobierno de Yolanda Barcina se echó el resto para avanzar en su desarrollo, que las familias ven con buenos ojos ese impulso del inglés (incluso hablan de una “demanda social” que permite a los centros públicos competir, que es una palabra tabú en educación, con la oferta de los concertados) y que, de no darse los siguientes pasos con calma, la educación puede seguir siendo un arma arrojadiza también en Navarra.

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