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“A Macbeth le sienta bien el traje de político: la ambición desmedida por ascender”

Javier Gutiérrez y Carmen Machi protagonizan 'Los Mácbez' / Foto: Luis Castilla.

Garikoitz Montañés

Pamplona —

Javier Gutiérrez ha logrado la popularidad en la televisión, se ha abierto un hueco en el cine y se ha ganado el prestigio en el teatro. Ya sea como el ayudante de ‘Águila Roja’, el malvado de ‘Zipi Zape: el club de la canica’ o un loco en ‘Elling’, el actor ha hecho de la naturalidad su santo y seña. A veces villano, a menudo pícaro, siempre creíble, el intérprete que ganó el premio Max en 2009 por ‘Argelino, servidor de dos amos’ será esta noche en Olite Macbeth. O, más bien, Mácbez. Porque en esta función del Festival de Teatro Clásico, el aspirante a rey de la obra de Shakespeare se convierte en un político corrupto de Galicia. Esta propuesta novedosa ha convencido al público navarro, que ha completado el aforo; el actor, ahora también de promoción de su última película, ‘La isla mínima’, intenta explicar el porqué de ese tirón de Shakespeare, un clásico siempre actual.

El Festival de San Sebastián incluirá, en su sección oficial, ‘La isla mínima’. ¿Eso añade presión a la película?

No, no. La película está hecha, para bien o para mal, pero sí es verdad que un premio en San Sebastián sería muy importante. Un trabajo bien hecho no necesita ningún premio pero, obviamente, en los tiempos en los que estamos, con lo difícil que es acercar al público al teatro o al cine… Pero bueno, tampoco estoy diciendo con esto que vayamos a ser una de las películas premiadas, porque en San Sebastián hay mucha calidad.

En ‘La isla mínima’ interpreta a un policía en un thriller, algo muy alejado de la comedia en la que usted es tan habitual. ¿Agradece el cambio de registro?

Hombre, lo ideal para cualquier actor es no encasillarse y hacer drama, comedia y, si me apuras, hasta musical. Pero cuesta mucho conseguir no ya un buen papel, sino simplemente un trabajo. Así que bienvenido sea, sea del género que sea.

Usted, si le encasilláramos en un papel, sería el de pícaro o, a veces, de villano. ¿Será que los directores le ven mal fondo?

(Ríe). Es cierto que he hecho mucha comedia, y el público me reconoce mucho más por la serie de televisión ‘Águila roja’ y, claro, eso hace que me coloque tan fácilmente ahí. Pero hay productores y directores de casting que apuestan por ofrecerme otros papeles.

Habrá muchos espectadores que acudan a ‘Los Mácbez’ porque le suenan caras como la suya o la de Carmen Machi por la televisión.

Yo valoro mucho el trabajo que se hace en televisión. Durante muchísimos años fue un medio denostado por la profesión, pero hoy en día los mejores actores de este país hacen televisión. Y sobre lo que preguntas, creo que hay que agradecer que el público se acerque a ver teatro y un Shakespeare. Eso sí, no creo que haya que acudir a ver una función porque te suene la cara del actor. Así que muchos espectadores se llevarán una sorpresa con el cambio de registro.

¿Se le puede dar una vuelta de tuerca a un clásico como Shakespeare?

Se le puede dar muchas vueltas. Es un autor clásico, pero también el más moderno. No pasa de moda. El director Peter Brook decía que si hoy viviese Shakespeare, sería una especie de Eminem y escribiría rap. Y si eso lo dice Peter Brook, yo no le voy a llevar la contraria.

En este caso, la trama se traslada de Escocia del siglo XI a la Galicia actual.

Sí, en Galicia y en la España actual. Hemos querido hacer ese guiño a la actualidad y poner a este general escocés el traje de un político, que es de Galicia pero podría ser de la Junta de Andalucía o de la Generalitat valenciana.

En Navarra creo que también tendría acomodo.

Seguro, seguro. La corrupción parece un mal pegado a la política. Es una desgracia para los ciudadanos, porque tenemos que convivir con ellos, y se da prácticamente todas las comunidades. Por eso creo que este traje le sienta ver a Macbeth, con esa ambición desmedida, de llegar a lo más alto dejando a la cuneta a quien sea, a través de la traición, la mentira e, incluso, el asesinato.

¿Pero la ambición no puede ser también algo positivo?

Sí, es cierto. Pero hoy en día tiene una connotación peyorativa. En política a menudo se asocia con esa crueldad despiadada por llegar al puesto soñado.

En su caso, ¿cuál es su ambición confesable?

No soy una persona muy ambiciosa. Solo seguir trabajando en mi profesión.

Representar a Shakespeare en el teatro seguro que es la ambición de muchos actores.

Sí, pero para mí es más un sueño, realizado, que una ambición. Uno, cuando ya lleva un tiempo en esto, aspira a buenos personajes, y en este caso interpreto a uno de los grandes personajes. Pero esto solo lo he conseguido porque Andrés Lima [referente de Animalario] está dirigiendo, porque Carmen Machi es un monstruo que está a mi lado, y porque nos jugamos el dinero al producir este espectáculo. Sin ellos, no habría ambición que valiese. No me habría atrevido.

Bueno, aquí el público ha respondido y ha completado el aforo.

Sí, esperamos estar a la altura.

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