Cuando la luz de los días comienza a acortarse y el aire se impregna de ese característico fresco otoñal, muchos hogares se convierten, casi de forma instintiva, en refugios cálidos y acogedores. Es en este momento cuando aprovechamos para compartir más tiempo con nuestro entorno, disfrutar de recetas caseras, preparar dulces típicos de la temporada y decorar distintos espacios. Además, surge una tradición que anuncia suavemente la llegada del espíritu navideño: la elaboración del calendario de Adviento, una actividad que combina creatividad e ilusión.
A medida que se aproximan los últimos días de noviembre, la emoción crece, pues diciembre trae consigo una agenda repleta de actividades, manualidades, eventos y preparativos especiales.
Durante esta época, se siguen manteniendo vivas numerosas costumbres antiguas, como colgar calcetines sobre la chimenea, adornar el árbol con luces centelleantes y bolas coloridas, o confeccionar una corona de Adviento que, además de decorar, funciona como un simbólico reloj que nos recuerda cuánto falta para Navidad. Asimismo, muchas personas deciden fabricar sus propios cascanueces con materiales reciclados, fomentando así la creatividad y el valor de lo artesanal. Y, cómo no, el calendario de Adviento sigue ocupando un lugar en esta tradición.
En la actualidad, este símbolo vive un auténtico auge. Cuando pensamos en el calendario de Adviento, lo asociamos con una caja llena de pequeñas sorpresas numeradas del 1 al 24 de diciembre. Cada ventanita, al abrirse, revela un detalle que endulza la espera hasta la Nochebuena, el día previo a la Navidad, festividad que conmemora el nacimiento de Jesús y que está profundamente vinculada con la tradición cristiana.
Inicialmente, estos calendarios contenían pequeños chocolates, pero con el paso del tiempo se han diversificado enormemente, ahora podemos encontrar calendarios con caramelos, bombones, juguetes, bolsitas de té, perfumes, maquillaje, cervezas artesanales, libros, e incluso experiencias. Además, en el ámbito más creativo, muchas personas optan por diseñar y fabricar su propio calendario de forma totalmente personalizada.
Un calendario de Adviento es un símbolo de esta temporada y hace referencia a un tiempo de espera y preparación. En sus orígenes incluía ciertos periodos de abstinencia y no se podían consumir ciertos alimentos como carne, embutidos, lácteos y huevos.
Este calendario funciona como una cuenta regresiva desde el 1 hasta el 24 de diciembre, y aunque está especialmente pensado para los niños, también cautiva a los adultos que buscan mantener viva la ilusión navideña. Sus raíces históricas se remontan al siglo XIX, en la Alemania protestante. Entonces, los niños encendían una vela cada día del período de Adviento en una corona formada por cuatro velas blancas, que simbolizaban los domingos, y otras veinte rojas, que representaba los días restantes.
Con el paso del tiempo, esta tradición evolucionó y, durante la década de 1920, comenzaron a imprimirse los primeros calendarios con tabletas de chocolate, lo que contribuyó a popularizar y extender esta costumbre. Cabe destacar que los primeros calendarios de Adviento no eran iguales para todos. En las familias más humildes, se dibujaban con tiza veinticuatro rayas en la puerta y se borraba una cada día. En cambio, en los hogares más acomodados, los niños recibían una pequeña golosina diaria.
Cómo hacer un calendario de Adviento
Elaborar un calendario de Adviento casero no solo es una actividad creativa, sino que también una forma especial para hacer la espera más amena a la llegada de la Navidad. Para realizar esta manualidad necesitaremos los siguientes materiales:
- 24 rollos de papel higiénico o pequeños sobres de colores
- Espray de color verde
- Una cartulina resistente del color que te guste
- Pegamento fuerte o silicona caliente
- Papel de seda o cartulina
- Rotuladores
- Bolígrafo o lápiz
- Folios
- Purpurina y pegatinas navideñas (opcional)
Cuando tengas todos los materiales, puedes ponerte a preparar el calendario de Adviento personalizado. En primer lugar, hay que comenzar pintando los rollos de papel higiénico con el espray verde, por la superficie. Es recomendable hacerlo en un espacio ventilado y sobre una superficie protegida. Lo dejamos secar alrededor de diez minutos. En caso de optar por los sobres no es necesario realizar este paso.
Cuanto estén secos, los organizamos sobre la cartulina formando la silueta de un árbol de Navidad, por ejemplo, en la base puede haber seis tubos, después en la siguiente fila cinco y así sucesivamente hasta que en la cúspide solo haya uno, hasta completar la figura triangular. También puedes añadir un tubo en la parte inferior para simular el tronco del árbol.
Cuando esté la silueta a tu gusto, pega cada rollo o sobre por la parte de enfrente, cuidadosamente, con pegamento o silicona fuerte sobre la cartulina, asegurándote de que queden firmes y alineados.
A continuación, preparamos las pequeñas sorpresas que irán dentro de cada rollo, para ello utilizaremos los folios y el bolígrafo, en pequeños rectángulos escribiremos actividades para hacer durante estos días, por ejemplo, leer un cuento sobre la Navidad, ir al cine, jugar a un juego de mesa, plan de sofá, manta y peli en casa, ir de excusión, escribir la carta para Papá Noel y los Reyes Magos, hacer galletas, montar el árbol de Navidad y decorar la casa. Esos papeles se doblan y se introducen en el interior de los rollos o de los sobres. También puedes introducir caramelos o detalles.
Luego, para tapar la parte frontal de cada tubo podemos hacerlo con círculos. Recortamos papel o cartulina, y escribimos por encima con un rotulador los números del 1 al 24, representando cada día de diciembre hasta la Nochebuena. Para darle un toque más personalizado, decora la cartulina y el árbol de tubos añadiendo pegatinas, purpurina en los bordes, dibujando estrellas, lazos o bolas de colores.
Finalmente, deja secar y coloca tu calendario de Adviento en un lugar especial de la casa donde cada día se pueda abrir un compartimento y descubrir la sorpresa escondida.