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Si hay comunicación, ¿hay mentira?

Garikoitz Montañés

“Un persona mentirosa, precisamente porque sabe que genera confianza, tiende a mirar más a los ojos”. Este es uno de los mitos que intenta derribar Rafael López Pérez, presidente de la fundación universitaria Behavior & Law. Otros son, por ejemplo, que se identifique tocarse la nariz al hablar como una señal de que se miente. En cualquiera de los casos, López Pérez insiste en que se trata de indicadores, de gestos en los que profundizar más que pruebas de falsedad. Y lo repite porque es consciente de que en Internet proliferan los manuales rápidos sobre cómo detectar mentiras y, también, las charlas en las que se asegura que se podrá tener algo así como un criterio infalible para percibir el engaño. No existe el detector humano irrefutable de mentiras, ni una receta mágica para lograrlo, pero sí diversas investigaciones que profundizan en la mentira, sus recursos y las formas de percibirlos.

Estas son algunas de las cuestiones que se abordarán, desde este martes y hasta el próximo 10 de septiembre, en un curso de verano acogido por la Universidad de Educación a Distancia (UNED) en Pamplona, con el nombre Cómo detectar mentiras: comunicación no verbal y perfiles psicológicos. Sus más de 100 plazas ya está completas. López Pérez, doctor en Psicología y licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, explica que este tipo de charlas tienen aplicaciones, sobre todo, en las fuerzas de seguridad (con ponentes en el programa), pero también por ejemplo en el ámbito empresarial, al jugar al póker y en la vida en general porque, según afirma el director del curso, “la mentira está presente en cualquier relación de comunicación. Podemos mentir también sin pensar en el lucro ni en el beneficio personal, solo para decir que a alguien le queda bien la ropa aunque no lo pienses en realidad”.

¿Y estas mentiras pueden detectarse a través, por ejemplo, de una declaración en televisión? López Pérez asegura que, al seguir las noticias de los informativos, “te lo puedes pasar muy bien o puedes llegar a cansarte”. Y sí, se refiere en concreto a las declaraciones de la clase política, cada vez más consciente, según confirma, del lenguaje no verbal. Por ejemplo, de la necesidad en las imágenes de mostrar las manos de determinada manera.

En cualquiera de los casos, López Pérez insiste en que “no hay una receta básica” que asegure detectar una mentira. Son solo “indicadores” de que alguien puede estar mintiendo. Si una persona siempre duda antes de contestar, eso no quiere decir que está mintiendo. Aunque este doctor en Psicología afirma que, ahora, una de las teorías más repetidas es la de la carga cognitiva: básicamente, mentir requiere un mayor esfuerzo mental, y de ahí que pueda dudar antes de responder a una pregunta clave, cuando a anteriores cuestiones respondía con más rapidez. Otra cuestión clave para la persona mentirosa, por ejemplo, es la memoria. Si le falla, es más probable que incurra en el error de contradecirse. O que responda y se quede a medio camino, consciente de que puede fallar al completar la frase.

“Colapsado” ante la pregunta clave

En definitiva, todos esos indicadores pueden conformar un paquete y, para detectarlo, hay que estar atentos a la persona entrevistada. La publicidad es muy consciente de este tipo de recursos y, por ello, se buscan los gestos adecuados, se fingen emociones y se repite la toma hasta buscar el efecto deseado. Pero lograrlo es más difícil en directo y “en la vida real”. “Todos podemos pensar en ese cargo político que tiene igual un mes para prepararse una entrevista, se sabe de memoria las respuestas a las preguntas que les van a plantear y, después, se colapsa ante la pregunta clave”, explica.

Al hablar del curso, López Pérez hace mucho hincapié en su base científica. Reconoce, en esté sentido, que hay muchas fórmulas publicitadas que no son ciertas, pero recalca que, para detectar la mentira, es clave tener experiencia, calma, conocer el patrón de respuesta de la persona entrevistada, estar atento a los indicadores y, en caso necesario, repreguntar. Y sí, muchas cuestiones son de sentido común “y nosotros simplemente les ponemos nombre”. De ahí que haya personas que sepan, sin ser conscientes de por qué, cuándo una persona les está mintiendo.

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