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Casados con el régimen

Pablo Casado durante su intervención en la moción de censura de Vox.

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No sé qué tan bien le va a venir a la izquierda celebrar a Pablo Casado como el adalid del cordón sanitario contra la ultraderecha. Salvo que, claro, estemos hablando de esa izquierda siempre relativa del PSOE que cada cierto tiempo le extiende la manita al PP antes que a nadie. Una de pronto entiende por qué el PP ha sido tanto tiempo gobierno en España y en Madrid, si logra colar esos goles, pegarla de centro derecha moderado y ocupar todos los titulares en momentos en que tenemos a Ayuso jugando con la vida de miles personas, cuando se acaba de confirmar la financiación ilegal y la caja B de su partido y mientras siguen gobernando en varios sitios gracias a Vox. Sí, qué talento pero qué talento para la farsa.

Este es el aparente cuento con final feliz de un sistema político orgulloso que se congratula de parecerse lo más posible a Europa, a Merkel y de dejar fuera a los malos. Eso sí, la contrafiesta la organizan precisamente los malos, eufóricos de que los hayan dejado solos, de seguir siendo los frikis de la democracia, los aislados, para seguir recogiendo votos de odio, racismo y miedo, que los hay por montones. Yo no estaría tan segura de que el rechazo a la absurda moción de censura haya sido la tumba de Abascal. Yo no estaría tan segura de la repentina moderación y responsabilidad de Casado, ni del fin del trifachito. Yo no estaría tan orgullosa de Europa.

Pero cuidado, que del otro lado, un poco más a la derecha del socialismo, huele a amago de pacto. Cuidado porque el PSOE tiene una relación abierta sin haber trabajado mucho su ética amorosa. Cuidado que no sería la primera vez. ¿Es momento acaso de tontear con quienes nos han traído hasta aquí? Porque el PP, con todo y su hoy celebrada buena praxis de derecha pensante, es el que nos ha traído hasta aquí. No lo olvidemos. Son ellos los responsables directos de que no haya camas suficientes en los hospitales, de que estemos hacinados en nuestras casas y barrios. ¿Quiénes ganan cuando fuman la cachimba nuestros viejos conocidos del bipartidismo? Desde luego nosotrxs no. 

Hace tres años la gente que hoy es Gobierno presentó una moción de censura, a diferencia de ésta, exitosa, para evitar, como recordaba este jueves en su brillante intervención feminista la diputada Sofía Castañón, que siguiera ensuciando las instituciones y gobernando el “partido estructuralmente corrupto de ese misterioso personaje M.Rajoy”. Este jueves la actual cabeza de ese mismo partido se convirtió en el protagonista de la jornada ante la pasividad de todos y en factor clave del mantenimiento del régimen. Pero qué fácil es ser moderado al lado del señor del caballo después de haber posado con él en Colón y de haberle dejado llegar hasta aquí. La verdad, qué difícil sentir que todo lo que ha pasado en el Congreso nos atañe.

Por cierto, al tiempo que las diputadas de Unidas Podemos hacían resistencia a los discursos de odio de los ultras en el Congreso que las llamaban “floreros del machito alfa”, fuera de ahí Isabel Díaz Ayuso, a lo Vox, las acusaba de basar sus políticas de infancia en “abortar a espaldas de los padres” y “llegar a casa solas y borrachas”. Yo no estaría tan segura de que son tan diferentes.

Hoy, en pandemia, es cuando más necesitamos las medidas sociales que no le gustan al PP. Más cordones sanitarios contra los privatizadores y especuladores, contra el machismo, contra la monarquía ladrona y los fondos buitres. Y menos gestos de conciliación tardía, menos consensos de señores de Estado, menos política de salón, menos caballerosidad de hemiciclo, menos discursos vacíos y más BOE. Y ojalá pronto más calle.

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