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Del esperpento a la mesa camilla

Marcelo Noboa

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Desde que se anunció la moción de censura por parte del partido de extrema derecha (Vox) contra el gobierno de coalición progresista, PSOE/UP, no se ha hablado de otra cosa. Con un candidato que, por primera vez en la historia de las mociones de censura, no era el líder natural del partido propositivo sino un independiente sin afiliación política actual, pero que su deriva personal le había situado cada vez más en la extrema derecha, después de haber sido un referente durante la transición del PCE.

Personalmente yo lo había perdido la pista hace mucho tiempo. Recordaba de él su última pirueta en 1989, siendo concejal de IU, apoyó la moción de censura contra el alcalde del PSOE, Juan Barranco y se lo entregó a la derecha…De aquellos polvos…. Por tanto, ya apuntaba maneras, pero nadie se habría atrevido apostar a que terminaría siendo el candidato a la Presidencia del Gobierno, propuesto por los hijos y nietos de los que le metieron en la cárcel por comunista y “luchador antifranquista”; para terminar proclamando que “Largo Caballero fue el único responsable de la Guerra Civil española” (¡!) con una larga ovación por parte de Abascal y el resto de la camarilla neofascista sentada en el Congreso de los Diputados. Esta fue una de sus grandes contribuciones a la moción de censura.

La mañana en la que empezó la moción, escuché en la radio a un tertuliano que él, en ningún caso, iba a “meterse con la edad y las condiciones físicas de Tamames, sino con su discurso y propuestas” La moción de censura es un instrumento que permite la Constitución siempre que esta sea “constructiva”, es decir, la presentación de un candidato, los apoyos necesarios y un programa de gobierno alternativo. Así ha sido siempre . Esta vez, ni una cosa ni la otra. Ni candidato, ni programa alternativo, ni discurso. Un esperpento. El Esperpento Nacional. ¿Cómo no se va hablar de la edad cuando ésta no se lleva con dignidad y se arrastra por el hemiciclo como un muñeco de feria?

La llegada del “candidato” a la sede de la soberanía nacional fue todo un espantajo grotesco (digno de Berlanga con su “Escopeta Nacional”) apoyado en el hombre de un ujier para conseguir llegar al escaño, que le había cedido su mentor (Abascal), escaño convertido en “mesa camilla” rodeado de sus “nietos políticos” quienes se afanaban en hacerle sentirse cómodo. (eché de menos el orinal). Por primera vez, el candidato no iba a defender su moción desde la tribuna de oradores, sino desde un escaño, desde la mesa camilla, dadas las limitaciones físicas por la edad que le imposibilitaban subir los cinco peldaños de acceso a la tribuna de oradores. ¿Discurso? ¿Qué discurso? Fui incapaz de seguir el mismo, no sólo por lo inaudible del mismo, sus balbuceos constantes y repetitivos y, sobre todo, por la mezcla inconexa entre los temas. Deprimente.

Se le notaba cansado, muy cansado, tanto para hablar como para escuchar. Deseando que termine esa “tortura”. No respondió a ninguna de las intervenciones de los partidos políticos. Habría sido imposible y lo dejó para el día siguiente. Dormir y descansar por la noche, se supone que le ayudaría, pero no. Al día siguiente no podía con su alma. Respondió (es mucho decir) a los portavoces del día anterior con chascarrillos, frases cortas y con un desconocimiento generalizado del nombre a quien se dirigía. Lo ventiló todo en diez minutos, dejando frases memorables que retratan el patetismo del personaje: “Aquí tienen ustedes un ejemplo de mujer valiente y liberada, Isabela Católica” “el aumento de las violaciones a las mujeres es consecuencia del feminismo” “Se me ha criticado que yo no hiciera mención a Europa, miren ustedes, cuando yo estuve en la cárcel (1978) ya sabía lo del acero y el carbón”, “En este debate he visto las dos Españas, peor que las del 36” “A moro muerto gran lanzada” (para que dejáramos de hablar de la Memoria Histórica )

Vuelvo a la tertulia de la radio. Este es personaje que supuestamente nos iba a representar como Presidente del Gobierno, señores tertulianos. No se habló de política. Fue un esperpento personificado por un anciano patético, en el declive de su vida y coreado, para mayor gloria, por el neofascismo hispano.

Terminada la comedia bufa, terminado el esperpento, terminado el bochorno, mirado con vergüenza desde el resto de Europa, no queda otra que recoger los restos del desastre para devolver la dignidad al parlamento.

Desde que se anunció la moción de censura por parte del partido de extrema derecha (Vox) contra el gobierno de coalición progresista, PSOE/UP, no se ha hablado de otra cosa. Con un candidato que, por primera vez en la historia de las mociones de censura, no era el líder natural del partido propositivo sino un independiente sin afiliación política actual, pero que su deriva personal le había situado cada vez más en la extrema derecha, después de haber sido un referente durante la transición del PCE.

Personalmente yo lo había perdido la pista hace mucho tiempo. Recordaba de él su última pirueta en 1989, siendo concejal de IU, apoyó la moción de censura contra el alcalde del PSOE, Juan Barranco y se lo entregó a la derecha…De aquellos polvos…. Por tanto, ya apuntaba maneras, pero nadie se habría atrevido apostar a que terminaría siendo el candidato a la Presidencia del Gobierno, propuesto por los hijos y nietos de los que le metieron en la cárcel por comunista y “luchador antifranquista”; para terminar proclamando que “Largo Caballero fue el único responsable de la Guerra Civil española” (¡!) con una larga ovación por parte de Abascal y el resto de la camarilla neofascista sentada en el Congreso de los Diputados. Esta fue una de sus grandes contribuciones a la moción de censura.