Ciudadanos ha sufrido un descalabro sin paliativos en Catalunya muy similar al que ya encajó en las elecciones generales del 10N de 2019 cuando el partido bajo de 57 escaños a tan solo 10, lo que obligó a Albert Rivera a dimitir como presidente del partido y a abandonar la política. El resultado del 14F ha empeorado los malos augurios que pronosticaban todas las encuestas a la candidatura de Carlos Carrizosa. De los 36 escaños que logró Inés Arrimadas en los anteriores comicios de 2017, Ciudadanos se queda tan solo con seis -cinco por Barcelona y uno por Tarragona-, pasando de ser la primera fuerza política del Parlament a ser la séptima, tan solo por delante del PP, que ha sido otro de los grandes perdedores de la noche.
El batacazo ha sido mayúsculo: en 2017 Arrimadas logró casi un millón doscientos mil votos lo que supuso un 25,35% en porcentaje de apoyo, que ahora se han esfumado y ha ido a parar al PSC y a Vox. La baja participación, según lamentaron, ha sido un factor determinante para estos pésimos datos.
Por Carmen Moraga.