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Fillon y Juppé, dos concepciones de la derecha se miden cara a cara

Fillon y Juppé, dos concepciones de la derecha se miden cara a cara

EFE

París —

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La derecha francesa elige el domingo entre dos modelos, el neoliberal de corte tradicionalista que propone François Fillon y el conservadurismo “gaullista” que defiende Alain Juppé, para ser representada en las elecciones presidenciales de 2017.

Si, como auguran los sondeos, Fillon se impone en la segunda vuelta de las primarias, “la derecha habrá dado finalmente el salto liberal (en lo económico) que tanto tiempo lleva buscando, combinado con un giro conservador (en lo social)”, apunta en declaraciones a Efe el politólogo Bruno Cautrès.

Este aspira a introducir un viraje político en el país hacia posiciones más conservadoras, una auténtica ruptura que no tiene problemas en comparar con la que Margaret Thatcher protagonizó en el Reino Unido a principios de los 80.

Juppé, por su parte, ha tratado de revivir la vieja aspiración del general Charles De Gaulle de unir la derecha y el centro.

“(Fillon) es un neoliberal, mientras que Juppé es un liberal más a la francesa, más en la estela 'chiraquiana' que no quiere romper con los sectores sociales del país”, recuerda el profesor Jean Chiche.

Pese a ello, el analista y exdirector del semanario “Le Point” Franz-Olivier Gisbert considera, por su parte, que económicamente “ambos están en la misma órbita, la del rigor presupuestario”.

“La diferencia la marcaba Nicolas Sarkozy, más partidario de estimular el crecimiento aunque eso supusiera más endeudamiento”, señala.

Gisbert asegura que, en el poder, el método de Juppé sería “más duro” -como demostró en etapa de primer ministro entre 1995 y 1997- porque ha prometido gobernar por decreto en sus primeros meses en el Elíseo, mientras que Fillon se muestra más partidario de los referendos.

Incluso en el terreno social las líneas de ruptura “se han agrandado durante la campaña, aunque en el fondo no son tan diferentes como pueda parecer estos días”, asegura Chiche.

Para atraerse a los sectores más derechistas del país, Fillon aspira a introducir una revolución conservadora en el terreno de los valores, centrándose en la familia tradicional de base católica, rescatando la autoridad frente a la libertad propugnada por el movimiento de Mayo del 68.

“Juppé también es un autoritario, pero de forma diferente. Fillon es más bonapartista, Juppé quiere parecerse a De Gaulle”, señala Chiche.

Criados ambos en el “chiraquismo”, el alcalde de Burdeos nunca ha renunciado a la herencia del hombre que presidió Francia entre 1995 y 2007, mientras que Fillon se desmarcó pronto. Primero para acercarse al llamado “gaullismo social”, pero tras su paso por la jefatura del Gobierno entre 2007 y 2012 de la mano de Sarkozy, hacia posiciones más derechistas.

En ese terreno está una de las grandes diferencias entre ambos candidatos: mientras Fillon se muestra contrario al aborto y al matrimonio homosexual, aunque no legislará en su contra, Juppé no entra a valorar esos aspectos de la vida privada.

Algo similar sucede con la inmigración, mucho más presente en el discurso “fillonista”, mientras que Juppé no lo agita para atraerse a un electorado más centrista.

En economía, los dos candidatos tienen proposiciones similares, aunque Fillon propone más rapidez en su aplicación y más dureza.

Donde Juppé propone reducir 150.000 funcionarios, Fillon promete bajar en 500.000. Mientras Juppé quiere elevar la semana laboral hasta las 39 horas, Fillon lo hará hasta las 48 horas, siempre y cuando haya consenso en las empresas.

Fillon, que cuando dirigía el Gobierno dijo que su país estaba “en quiebra”, quiere recortar 110.000 millones de euros, frente a los entre 85.000 y 100.000 que figuran en el programa de Juppé.

“Son dos programas muy conservadores, con matices”, indica Gisbert, que recuerda que el jefe de campaña de Fillon, Patrick Stefanini, es amigo personal de Juppé.

Otro punto de discordia apuntado durante la campaña es la política exterior. Juppé ha reprochado a Fillon estar demasiado cerca del presidente ruso, Vladimir Putin, a quien el alcalde de Burdeos reprocha su responsabilidad en los conflictos de Ucrania y Siria.

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