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La reunión de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias sólo desbloquea las conversaciones

Pedro Sánchez durante su rueda de prensa tras la reunión con Pablo Iglesias

Irene Castro

PSOE, Podemos y Ciudadanos han puesto este miércoles las cartas sobre la mesa. A pesar de la rebaja del tono por parte de Pablo Iglesias y su anuncio de “cesiones”, la reunión que ha mantenido con Pedro Sánchez sólo permite vislumbrar, por el momento, el desbloqueo de una conversación a tres que no se había podido producir hasta ahora. Pero que los de Sánchez, Iglesias y Albert Rivera se sienten en la misma mesa no significa que los vetos se hayan levantado.

Podemos mantiene su rechazo a la derecha que representa Ciudadanos y el partido naranja sostiene que es “antagónico” con Podemos y anuncia un 'no' a cualquier fórmula que los integre en el Gobierno, una condición que Iglesias no ha eliminado pese al paso atrás que supone su renuncia a la vicepresidencia.

Tras hablar de “cautela”, Sánchez ha reconocido al final de su larga rueda de prensa que es “casi imposible” lograr un entendimiento que permita sumar las fuerzas suficientes para sacar adelante una nueva investidura para ser presidente. No obstante, la consigna de su dirección es la de que se ha abierto una puerta al optimismo. “Se ha mostrado respeto y se ha reconocido al otro. Esa es la base para cualquier negociación”, asegura una dirigente socialista tras escuchar a Sánchez e Iglesias.

Ferraz ve en parte con buenos ojos que Iglesias haya dicho que sí a sentarse con Rivera y usa esa baza para argumentar que la transigencia puede producirse en algo que a priori parece imposible, como es la “vía del 199” (los votos de PSOE, Podemos, Ciudadanos y las confluencias) que quiere Sánchez. Sin embargo, también ven con recelos la nueva posición de Iglesias: “Evidentemente, está intentando recolocarse y no ser el malo de la película”.

“Necesitaban lavar su imagen de intransigencia, pero crear expectativas y luego frustrarlas, tendría un coste mayor –señala un miembro de la Ejecutiva del PSOE–. Si se llegan a sentar los tres, será difícil que se levanten sin acuerdo”.

La dirección socialista confía en que el paso del tiempo ejerza presión sobre las demás formaciones para que al final tengan que levantar sus rechazos mutuos. “Vamos a ver si a alguien le interesa que se repitan las elecciones”, explican fuentes parlamentarias socialistas, que también creen que la situación interna de Podemos puede llevarles a cambiar sus postulados: “Nos faltan datos. Iremos viendo”.

En las filas socialistas también hay quien reconoce que “nada ha cambiado” tras la reunión y desconfían del cambio de Iglesias: “Me extraña que haya cambiado de opinión y no he visto ningún giro más que dice que renuncia a ser vicepresidente”, comenta un dirigente. “Se pone y se quita medallas”, expresa un miembro del equipo negociador del PSOE que muestra reticencias sobre las condiciones que ha puesto Iglesias sobre un reparto “proporcional” de las carteras. Además, los sectores más críticos con Sánchez, aunque mantienen un prudente silencio públicamente, han dejado claros sus recelos a gobernar con Podemos.

En la línea que también ha expresado Iglesias al decir “por mí no va a ser” que no sea posible un Gobierno, el PSOE quiere que quede claro que lo va a intentar todo para el acuerdo salga adelante negociando con todas las formaciones, excepto el PP y los independentistas. A ninguna de las dos formaciones les interesa quedar ante el electorado como el que ha impedido que se pueda conseguir un acuerdo y, por tanto, como causante de que se repitan las elecciones.

Sin embargo, Ciudadanos ha reconocido este miércoles que prefiere que haya nuevos comicios antes que permitir que Podemos entre en el Gobierno. Iglesias no ve una fórmula en la que Podemos no esté en el Gobierno –considera que es lo razonable teniendo en cuenta que les separan 300.000 votos del PSOE– y Sánchez ha reconocido que no tiene la fuerza suficiente y ha dejado la puerta abierta a las dos formaciones.

“No vamos a apoyar ni por activa ni por pasiva un Gobierno de Podemos para que aplique su programa”, ha expresado José Manuel Villegas. Por eso, la estrategia del PSOE pasará por que el acuerdo sea primero programático, es decir, que se hable de las políticas y hasta que no haya “una base” de contenidos en la que estén de acuerdo no pretenden hablar de “las personas”.

Parte del escepticismo en el que se mueve el PSOE se debe también a las condiciones que ha planteado Iglesias. Fuentes del equipo negociador socialista admiten que ha sido poco conciliador al plantear el “imposible” de que Ciudadanos se abstenga: “¿Por qué no lo hizo él?”, se preguntan esas fuentes que dudan de que las nuevas conversaciones lleguen a buen puerto: “Hasta ahora ha sido imposible”, recuerdan.

En el PSOE advierten, además, de que no necesariamente la fórmula que alcance el mayor consenso debe ser la que propone Iglesias, un Gobierno de coalición en el que estén las fuerzas de izquierdas, sino que se podría plantear un “acuerdo de Gobierno con Ciudadanos” y “un acuerdo de investidura con Podemos”. Esta propuesta cuenta, por el momento, con el rechazo de los de Iglesias, que apuestan por negociar sobre los programas electorales de PSOE y Podemos al entender que el documento del acuerdo de Sánchez y Rivera “forma parte del pasado”.

Tras la reunión de dos horas en el Congreso y sendas ruedas de prensa, por el momento no se sabe cómo continuarán las conversaciones. Iglesias se ha mostrado dispuesto a sentarse con Albert Rivera, pero ha dejado claro que lo hará para pedirle “responsabilidad de Estado” para que permita el “Gobierno a la valenciana”.

Ciudadanos rechaza que el encuentro sea de los líderes de los partidos y considera que deben ponerse a trabajar los equipos negociadores de las formaciones.

Fuentes parlamentarias socialistas constatan que habrá una reunión y también se inclinan por que sean las comisiones designadas para esas conversaciones y no Sánchez, Iglesias y Rivera. Por tanto, este miércoles se ha desbloqueado el diálogo a tres para la supuesta formación de un Gobierno pero hasta su fórmula está en el aire.

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